La cobertura está lejos del objetivo planteado en la Ley de Educación Nacional (2006), que establecía la universalización de la jornada extendida en el nivel primario. Hay grandes disparidades entre provincias, tanto en el alcance como en la implementación: algunas avanzan duplicando la jornada escolar, mientras que otras suman una hora de clase.
En Argentina solo el 14,1% de los estudiantes de primaria asiste más de 4 horas a la escuela, con jornada completa o extendida. El 7,3% de los alumnos accede a jornada completa (8 horas de clase) mientras que el 6,8% tiene jornada extendida (más de 4 horas pero menos de 8).
Los datos surgen del informe “Extensión de la jornada escolar en el nivel primario”, del Observatorio de Argentinos por la Educación, con autoría de Cecilia Veleda (doctora en Sociología de la Educación), Gabriela Catri y Martín Nistal (Observatorio de Argentinos por la Educación).
El informe releva el avance de la extensión de la jornada escolar en el nivel primario en las 24 jurisdicciones del país, utilizando los datos del Relevamiento Anual del Ministerio de Educación de la Nación.
La propuesta del Ministerio de Educación de extender la jornada simple (de 4 a 5 horas) en las escuelas primarias plantea sumar una hora diaria de clase destinada a la enseñanza de Matemática y Lengua.
Esta propuesta, que se trató en el Consejo Federal de Educación recientemente, apunta a garantizar la extensión de la jornada escolar para todos los alumnos de las escuelas primarias estatales.
Aunque la Ley de Financiamiento Educativo (2005) había fijado el objetivo de llegar al 30% de estudiantes con jornada extendida para el año 2010, la cifra actual –14,1%– implica que no se llegó ni siquiera a la mitad de lo estipulado. Más lejos aún quedó la meta definida por la Ley de Educación Nacional (2006), que establecía la universalización de jornada extendida en el nivel primario. En algunas jurisdicciones, la normativa provincial también dispone la obligatoriedad de la jornada extendida o completa.
“El estudio de los distintos modelos de extensión de la jornada escolar existentes en el país revela que un gran riesgo de esta política es que toda la energía se consuma en los aspectos presupuestarios, administrativos y organizativos. Para que la incorporación de una hora más tenga impacto positivo sobre los aprendizajes, es clave acompañar a las escuelas en las decisiones pedagógicas. Sin orientaciones curriculares, la calidad y pertinencia de las propuestas de cada escuela puede ser muy desigual”, explica Cecilia Veleda, coautora del informe”
A nivel nacional, los alumnos de nivel socioeconómico alto asisten más a escuelas con jornada extendida o completa (20,8%) que los de nivel socioeconómico bajo (17,4%). Sin embargo, el acceso es menor entre los estudiantes de sectores medios (11,8%).
“El estudio muestra un aspecto positivo y poco conocido: los estudiantes de nivel socioeconómico bajo no se diferencian mucho de sus pares de otros sectores sociales en el acceso a jornadas más extensas. Pero algo que no puede mostrar el estudio, por falta de estadísticas más precisas, es que en el segmento de las clases más altas casi todos los estudiantes asisten a jornada completa, lo que realimenta las desigualdades”, señala Juan Llach, exministro de Educación de la Nación.
“Varias investigaciones y evaluaciones internacionales (incluido el informe PISA) demuestran que más tiempo dedicado a la enseñanza no siempre equivale a mejores resultados. Casi todos esos estudios sugieren como cuestión central revisar cómo se usa el tiempo disponible y, si fuera necesario, incorporar más horas. Pero en todos los casos proponen un tiempo diferente: menos lineal, menos ‘escolarizado’ –afirma Flavio Buccino, maestro y especialista en gestión educativa–. Por otra parte, el incremento debe sustentarse con medidas integrales. Sin cambios en los métodos de enseñanza, en la formación docente, en la infraestructura y en la gestión escolar, más tiempo puede significar solo más de lo mismo, a mayor costo y sin garantía de mejora en los aprendizajes”.
Avances dispares en las provincias
Entre 2011 y 2019, la proporción de estudiantes de primaria que asisten a jornada extendida o completa aumentó en 5,2 puntos porcentuales, lo que representa unos 247 mil alumnos. La provincia con mayor crecimiento en este período fue Tierra del Fuego (+20,7 puntos porcentuales), seguida por Córdoba (+18,6 pp) y CABA (+15,2 pp).
La provincia que está más cerca de universalizar la jornada completa o extendida en el nivel primario es Tierra del Fuego (81,4% de los estudiantes); en el otro extremo se encuentra Santa Cruz (2,0%). La forma en que se extiende la jornada, sin embargo, es muy heterogénea: desde la política de “una hora más” de Tierra del Fuego, hasta las experiencias de la Provincia de Buenos Aires, Río Negro y la Ciudad de Buenos Aires, que en algunas escuelas duplicaron sus jornadas.
La jurisdicción con mayor proporción de cobertura de jornada completa es la Ciudad de Buenos Aires, con un 40,3% de los alumnos. En el otro extremo se encuentra la provincia de Mendoza, con el 0,7% de su matrícula de primaria en esta modalidad. Por otro lado, Tierra del Fuego es la que alcanza la mayor proporción de alumnos con jornada extendida (74,8%), mientras que Chaco y Santa Cruz no tienen alumnos en esta modalidad.