La publicación Tomá la voz: ejes y propuestas para el abordaje de los consumos problemáticos en el ámbito educativo, fue desarrollada por el Programa de Prevención y Cuidados en el Ámbito Educativo del Ministerio de Educación en conjunto con SEDRONAR, a partir de la Resolución N.° 256/15 del Consejo Federal de Educación. Este material, basado en los lineamientos curriculares para la prevención de adicciones, ofrece una perspectiva amplia e integral sobre la prevención de los consumos problemáticos, la promoción de la salud y los cuidados en el ámbito educativo.
Diferentes miradas sobre los consumos problemáticos
La perspectiva histórica sobre estos temas se refería a las adicciones como uno de los problemas sobre los que debían orientarse las acciones preventivas y a las llamadas drogas, como objetos de consumo asociados casi exclusivamente con lo problemático. Este punto de vista conlleva un efecto de estigmatización sobre ciertas personas que es importante desarticular.
De unos años a esta parte surgió como alternativa un cambio de paradigma, que se enmarca en un enfoque de derechos y entiende los consumos problemáticos como aquellos que, mediando o sin mediar sustancia alguna, afectan en forma crónica u ocasional la salud física o psíquica de una persona o sus relaciones sociales.
Pedagogía del cuidado
Desde el Programa de Prevención y Cuidados en el Ámbito Educativo se propone la pedagogía del cuidado como perspectiva para pensar la escuela en general y, en particular, como un modo de abordar situaciones complejas (entre otras, los consumos problemáticos).
Generar experiencias pedagógicas desde una perspectiva de cuidados no implica desterrar las actividades relacionadas con la prevención ni mucho menos negar la información científicamente validada y necesaria de ser transmitida en la escuela, sino más bien trabajar para que no sea la mirada preventiva la única que organiza y da sentido a la propuesta.
Posicionarse desde una perspectiva de cuidados implica un movimiento en el cual el otro/la otra no es un sujeto a prevenir, sino un sujeto de derecho. Niños, niñas y adolescentes habitan la escuela mientras atraviesan procesos de construcción de sus identidades, donde son fundamentales estos cuidados. Se trata más de acompañar su crecimiento con prácticas de cuidado sostenidas cotidianamente que de prevenir supuestos riesgos intrínsecos a ellos y ellas. Desde este enfoque, la escuela no informa eventos a evitar sino que ofrece oportunidades para significar el mundo, para acercarse a universos alejados y distantes, y pone a disposición horizontes culturales distintos a los conocidos.
Esta perspectiva piensa y construye la educación como indisociable del cuidado, donde educar es cuidar y cuidar es educar (en concordancia con la antes mencionada Ley de Educación Nacional N° 26.206). Los cuidados entran en la escuela de distinta forma y se hacen presentes en los vínculos que construimos, desde una dimensión afectiva donde prima la ternura. Generar y sostener estos vínculos implica una escucha activa, el miramiento por el otro y la predisposición a alojar las subjetividades, como características necesarias e indisociables del rol docente. Estos gestos logran constituir a las personas adultas como referentes significativos y el cuidado, como experiencia en la escuela. También habilitar espacios de participación y protagonismo de niños, niñas y adolescentes para afianzar la propia identidad, y trazar proyectos personales y colectivos que promuevan vínculos más diversos, plurales e igualitarios en las escuelas y en la sociedad.