Con pocos inscriptos, las licenciaturas en Bibliotecología, Geografía, Gestión de Agroalimentos, Biotecnología e Ingeniería Nuclear son algunas de las carreras que en los últimos años pasaron a considerarse «estratégicas» y tienen amplia salida laboral, dijeron a Télam profesores y estudiantes de estas disciplinas.
Gestión de Agroalimentos
La carrera de Gestión de Agroalimentos se caracteriza por ser la licenciatura de la Universidad de Buenos Aires (UBA) con menos inscriptos: solo diez personas se anotaron al Ciclo Básico Común (CBC) en 2022.
«Es un perfil novedoso entre las carreras de alimentos porque cubre toda la cadena agroalimentaria, desde la producción hasta la etapa de industrialización y comercialización», explicó a Télam Juan Ignacio Pina, profesor adjunto de la Cátedra de Sistemas Agroalimentarios.
Esta licenciatura se dicta entre las Facultades de Agronomía y de Ciencias Veterinarias y está dentro del listado de las «carreras estratégicas» del Ministerio de Educación para el programa de Becas Manuel Belgrano, que tiene por objetivo promover la graduación de estudiantes en disciplinas centrales para el desarrollo económico y social del país.
Sobre la salida laboral, Pina indicó que «hay una gran demanda por el potencial que tiene Argentina con la producción de alimentos y la nueva demanda mundial respecto a la calidad».
Carreras humanísticas
En el campo de Humanidades, dos carreras tradicionales como Geografía y Bibliotecología y Ciencia de la Información de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA también ofrecen posibilidades de pleno empleo.
«Todos nuestros egresados están trabajando, incluso mientras cursan la carrera ya son muy requeridos», dijo a Télam Elvira Gentile, secretaria académica del Instituto de Geografía de la Facultad.
Pese a la demanda creciente, en 2022 solo 37 alumnos se inscribieron para comenzar la carrera en el CBC.
«En general, se piensa que la única salida laboral es la docencia por el imaginario colectivo de la geografía de la escuela secundaria», apuntó la geógrafa y aseguró que esta disciplina es «mucho más que localizar capitales en mapas».
Para Gentile, los otros campos laborales «no son tan conocidos porque no se asocia al geógrafo como un profesional, aunque esté formado para desempeñarse tanto en la gestión pública como en el sector privado para, por ejemplo, realizar análisis de impacto ambiental o participar del diseño de políticas de ordenamiento territorial».
Entre las fortalezas de la carrera está la enseñanza de los Sistemas de Información Geográfica que permite a las y los estudiantes trabajar con bases de datos georreferenciadas e imágenes satelitales que son cada vez más solicitadas por el mercado laboral.
«Cualquier empresa requiere información geográfica para tener una comprensión más certera del territorio», dijo Catalina Kaplan, estudiante avanzada de la carrera.
Para la joven de 24 años, otro punto clave es la dinámica de las clases: «He cursado materias con cuatro estudiantes donde nos sentábamos alrededor de la misma mesa, así se acortan las distancias y participamos mucho más».
Bibliotecología
En cuanto a la carrera de Bibliotecología, creada hace cien años por el escritor Ricardo Rojas, tuvo que cambiar su objeto de estudio con la llegada de las nuevas tecnologías.
«La cultura digital llevó a los bibliotecarios a trascender las paredes. Ya no podemos hablar de la biblioteca física, sino también de bibliotecas virtuales», aseguró en diálogo con Télam María Rosa Mostaccio, directora de la carrera.
Con los grandes volúmenes de datos que se manejan hoy, la capacidad de gestionar la información se vuelve estratégica: «Tenemos más demanda laboral de la que podemos cubrir», contó Mostaccio, profesora a cargo de la materia Automatización en Unidades de Información.
Este año ingresaron 54 estudiantes, a pesar del auge por la «despapelización» de archivos que requiere digitalizar la información con ciertos estándares para ponerla a disposición del usuario final y garantizar su preservación.
«Una de las cosas que descubrí en la carrera es que creía que sabía buscar información y no era así», contó Laura Flores, estudiante de la licenciatura.
«Estamos acostumbrados a que en Google está todo, pero no todo está digitalizado y hay otras formas de acceder a informaciones poderosas que aprendés en Biblio», añadió.
Ingeniería Nuclear
Otra carrera estratégica pero poco conocida es Ingeniería Nuclear con Orientación en Aplicaciones, dictada por la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) en articulación con la Comisión Nacional de Energía Atómica (Cnea).
Consta de un ciclo básico de dos años y un ciclo superior de tres que se cursa en el Instituto Dan Beninson del Centro Atómico Ezeiza, bajo un régimen intensivo con becas que otorga la Cnea para la dedicación exclusiva de las y los alumnos.
«Tenemos 10 becas para ofrecer y no llega a cubrirse el cupo. Este año ingresaron 6 estudiantes», contó a Télam Pablo Vizcaíno, director de la carrera.
Las y los egresados pueden dedicarse a las aplicaciones de la tecnología nuclear en diversos ámbitos que van desde el área tradicional de reactores hasta la radiofarmacología o medicina nuclear.
«Todos consiguen trabajo porque son chicos que salen con una formación muy buena y los buscan», subrayó Vizcaíno.
Para Gonzalo Ciaffone, estudiante del último año, la carrera es «una oportunidad excelente para formarse en una industria en la que el Estado argentino apuesta».
«Como estudiamos adentro de un centro atómico, estamos inmersos en todo lo que es el desarrollo nuclear argentino», contó el joven de 23 años sobre las ventajas de la cursada intensiva.
Biotecnología
En el área de las ciencias aplicadas también se destaca la Biotecnología como «una nueva revolución industrial» que utiliza organismos o partes de materia viva para generar bienes y servicios útiles, como fármacos, alimentos, biocombustibles y vacunas.
La licenciatura en Biotecnología se puede estudiar en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), una de las pioneras en instaurar la carrera hace 30 años, cuando todavía eran muy pocos alumnos.
Hoy la matrícula está en crecimiento e ingresan alrededor de 150 estudiantes por año, por detrás de carreras más concurridas como Informática.
Respecto a las posibilidades laborales, Mariano Belaich, vicedirector del Departamento de Ciencia y Tecnología de la UNQ, dijo a Télam que «son muy grandes» y según encuestas realizadas por la institución «el 95% de los egresados tiene trabajo en la disciplina».
Para Belaich se trata de una carrera c0n salida laboral «de presente y futuro porque hoy en día es casi imposible pensar nuestra vida diaria sin biotecnología».
«La generación de riqueza a partir de lo biológico es para Argentina una gran oportunidad, tenemos excelentes recursos humanos para potenciarse», concluyó.