Newell’s fue otro equipo, se plantó con personalidad frente a River –dueño del plantel más rico del fútbol argentino– y logró un empate muy valioso este domingo a la noche en el Monumental, por la fecha 12 de la Liga Profesional de Fútbol, en medio de la crisis deportiva e institucional que mantienen al técnico Sebastián Méndez en la cuerda floja. El 0-0 en Núñez y –sobre todo– las formas, le dan oxígeno al ciclo del Gallego

En el arranque, sorprendió la postura de Newell’s al intentar plantarse en campo rival y presionar a River en la salida, con la idea de taparle la recepción a Matías Kranevitter y mantener a los delanteros millonarios lejos del área de Lucas Hoyos. 

Esa agresividad, con Matko Miljevic sobre el cinco rival y un correcto trabajo colectivo para forzar el error rival, le permitió mantener a raya al conjunto de Marcelo Gallardo, que no lograba progresar con sus futbolistas clave en la elaboración, durante los primeros pasajes de la noche. 

Sin embargo, el local mostró los dientes al menos un par de veces en la etapa inicial y encendió las alarmas rojinegras, cuando Facundo Colidio bajó unos metros y a un toque desactivó la presión leprosa, abrió la defensa y puso en aprietos al equipo del Gallego, que se mantuvo en pie por la seguridad de los zagueros centrales para despejar. 

Borja contra Méndez, uno de los duelos de la noche en Núñez. (Fotobaires)

Lo que se le puede reprochar a la Lepra es no haber estado fino a la hora de salir de contra cada vez que recuperaba el balón. A la disciplina táctica le faltaron ideas y también energía para lastimar a River, que se defendió bien pero no fue el equipo rápido y letal cuando atacó. Casi no inquietó a Franco Armani.

Newell’s le jugó de igual a igual a River, logró neutralizarlo y resistió los primeros 45 minutos. Si se tiene en cuenta el punto de partida del rojinegro, se quedó con un aprobado camino al entretiempo y lo extendió al resto del partido.

Gallardo, disconforme con el juego de su equipo, movió el banco y salió a jugar el complemento con Claudio Echeverri en lugar de Franco Mastantuono. En la Lepra, Juan Ignacio Méndez sintió un pinchazo y le dejó su lugar al juvenil Tomás Pérez.

Como era lógico, el equipo del Gallego no pudo sostener la intensidad de la presión tan arriba e intentó mantener la misma postura agresiva para unos cuantos metros más atrás. De a poco, River empezó a encontrar algunos espacios, con el Diablito centralizando el juego y moviéndose con inteligencia a espaldas del tándem Fernández Cedrés-Pérez. 

En esos momentos de zozobra fue cuando aparecieron los cruces salvadores de Velázquez, para barrer a Colidio dentro del área y sacarle limpiamente la pelota, y las manos de Hoyos, rápido para achicar y taparle un mano a mano al colombiano Borja. 

Aunque River creció en el juego y monopolizó la tenencia, Newell’s no renunció a atacar y, con sus limitaciones a cuestas, se las arregló para llegar un par de veces con cierto peligro al arco de Armani, pero casi siempre las terminaciones fueron algo forzadas e incómodas. 

El Muñeco probó con otros nombres y sacó a relucir todo el poderío de River, que hizo ingresar a Manuel Lanzini, Rodrigo Aliendro e Ignacio Fernández para intentar ganar el partido en los minutos finales. Pero no le alcanzó. La Lepra no perdió nunca la concentración, aguantó los embates millonarios con personalidad y casi no mostró fisuras. 

La gran virtud de Newell's estuvo en lograr su mejor versión ante un rival de sumo riesgo y en un escenario difícil. Si bien lleva seis fechas sin ganar en la Liga, el empate de esta noche le permitió cortar una racha de tres derrotas seguidas. Le dio aire a Méndez en el banco y puede significar el punto de partida para salir de la crisis.