La llegada de Javier Frana al equipo argentino de Copa Davis en reemplazo de Guillermo Coria ya dejó marcas en la primera convocatoria. Algunas, seguramente vinculadas a la superficie rapidísima en la que deberá enfrentarse a Noruega entre el 30 y el 31 de enero en las cercanías de Oslo, pero otras están relacionadas al nexo del flamante capitán con un jugador, enfrentado públicamente con Guillermo Coria, el ex capitán, cuya ausencia siempre hizo ruido.
La convocatoria de Horacio Zeballos, uno de los mejores doblistas del mundo. es la nota destacada del primer llamado del ex medallista olímpico en Barcelona 92 junto a Christian Miniussi.
Fueron muy fuertes las declaraciones de Cebolla en agosto del año pasado antes de las Finales de septiembre en Manchester, que terminaron con la clasificación argentina frente a Finlandia, Canadá y Reino Unido.
“La relación con el capitán no es buena, tenemos visiones diferentes. Me cuesta respetar su palabra y por eso, sumado a la presión que representa la Davis, prefiero dar un paso al costado... Convivir una semana con pensamientos tan diferentes, en disconformidad, genera que sea imposible rendir de la mejor manera. No nos haría bien ni al equipo ni a mí. Prefiero pasar una semana más con mi familia en casa”, había dicho el marplatense. Suficiente para que la relación con el capitán fuera irrecuperable. Fue el principio del fin del ciclo de Coria. A la primera derrota... Y así fue.
El otro ítem llamativo del flamante ciclo del zurdo Frana es la ausencia de Sebastián Báez, número uno de Argentina hasta aquí. No obstante, Frana reconoció que habló con él y con su equipo y lo prefiere al ciento por ciento de sus posibilidades físicas antes que mermado por ciertas circunstancias: cero conflicto. Al menos eso parece.
Mariano Navone, el debutante no puede más de contento. Todo transcurre con mucha velocidad en su carrera.
“Es un momento para poner a alguien que esté en una plenitud física, con muchos deseos, con muchas ganas. Su energía, su carácter y su temperamento me parecen un enorme aporte más allá de lo tenístico”, indicó Frana antes de darle contexto a la convocatoria en general.
“La fortaleza de nuestro equipo está en que somos muy fuertes en todos. Hay como una seguridad de saber que el compañero que te puede llegar a tocar o quien pueda llegar a jugar sabés que te da cierta garantía de jerarquía, de calidad y en eso es donde vas más aliviado, porque no tenés la dependencia exclusiva sobre un hombre”, aseguró el rafaelino que debutará frente a un rival que es todo lo contrario a lo que él pregona.
Noruega es un equipo de un sólo jugador, Christian Ruud, sobre el que se apoya todo el peso de la serie para los nórdicos.
Comienza una nueva era para el tenis argentino. El desafío, como casi siempre, es que las actitudes individualistas no atenten contra el conjunto y las posibilidades de protagonismo que el actual equipo potencialmente tiene.
La Copa Davis siempre fue una opción para Argentina, que recién rompió el hechizo en 2016. Por entonces Argentina era protagonista repetidamente. También lo eran las frustraciones.
Ojalá que el historial de desencuentros, que también tiene muchos ejemplos, desaparezca de una vez por todas.
Apunte random. En 2016, cuando Argentina ganó la Davis, el capitán era doblista y zurdo: se puede elegir creer.