Newell's volvió al Coloso y volvió a perder. El rojinegro cayó ante Racing por 1 a 0 y no puede ahuyentar el clima adverso ni la mala fortuna. Roger Martínez abrió el juego en el primer tiempo y en el final Juan Ignacio Ramírez erró un penal, que pudo haber maquillado una pálida imagen.

El equipo del Gallego Méndez fue más de lo mismo. Apatía y quietud. Ausente de ideas, no supo empatar un partido que nunca estuvo lejos en el marcador, pero la Lepra nunca supo que hacer. 

A pesar de las dificultades, llegó a los 9 minutos. La primera clara fue para la Lepra, Gustavo Velázquez metió un buen cabezazo, pero le faltó puntería. Se fue al lado del palo.

Racing empezó a ser dueño del partido y Roger Martinez avisó con un cabezazo al palo de Hoyos. Sin embargo, Newell's no tomó nota de la advertencia y en la siguiente, el colombiano disparó desde afuera del área y le venció las manos al portero rojinegro. 

El conjunto rojinegro vive días turbulentos dentro y fuera de la cancha, pero necesita una victoria que lo saque de la mala situación futbolística, que retumba en las tribunas y en lo institucional. 

Por su parte, Racing llega con la posibilidad de prenderse arriba. Está a tres puntos de Huracán, líder del torneo, y perdió la chance de superarlo la fecha pasada, cuando cayó ante Gimnasia (0-1) en el Cilindro de Avellaneda. 

En el complemento, no hubo ideas. Fernández Cedrés trató de contagiar desde el medio. Velazquez empujó desde abajo; pero el equipo no salió de su inexpresividad.

 

 

 

Lo más parecido a un ataque fue un cabezazo de Pancho González que fue a las manos de Arias. Y cuando la fortuna le hizo un guiño por una mano en el área. Colo Ramírez tiró un penal por arriba del travesaño. 

En el minuto 52, la polémica se instaló en el Coloso cuando Juanchón García saltó en el área a buscar una pelota dividida, el rebote le cayó a Silvetti que remató de aire y la metió en el arco de Arias. Pero Herrera lo anuló por falta del delantero rojinegro. 

Es cierto que Newell's no juega a nada; pero no es menos real que tampoco le sale nada. Ni cuando el azar juega a favor, el mal trance del equipo no consigue sacarle frutos.