Roberto Fontanarrosa, amante del fútbol rosarino, lo describió perfecto: tener un buen delantero sin un mediocampo que lo abastezca es como contar con una bala sin revólver: si el proyectil no tiene un mecanismo que lo active y lo haga explotar, no sirve para nada.
Por eso, será crucial para el desarrollo del clásico que los delanteros rutilantes que hoy conforman las líneas de ataque de los dos equipos rosarinos (Scocco, Maxi, Teo, Ruben, envidia de cualquier conjunto de primera división) reciban de sus volantes el flujo de fútbol suficiente para poder sacar a relucir su poderío en el área rival.
La composición de las líneas medias está más o menos definida en ambos bandos: del rojinegro tendrá a Quignon como primer pase, Formica para enlazar más adelante y Amoroso para penetrar por derecha; del auriazul, presumiblemente Colman será el cerebro y Carrizo y Camacho los alfiles.
Si bien las ideas predominantes en el mundo del fútbol del siglo XXI apuntan a que no es conveniente dividir el juego en dos fases entre defensa y ataque (abundan los técnicos que pregonan consignas como "defender atacando"), está claro que los equipos muestran caras diferentes a la hora de tener o no tener la pelota. Por eso, para que los talentosos tengan tiempo y espacio, están los que deben hacer el trabajo sucio. Y ahí, otro aspecto preponderante.
Del lado canalla, le toca a Musto hacer el desgaste (a pesar de que también suele encargarse del inicio de los ataques desde posiciones defensivas), mientras que viene siendo Sills el sostén del fútbol de Quignon en la Lepra. De la suerte que ambos corran en sus luchas por la recuperación y el equilibrio dependerá la cantidad de situaciones que se generen en los 90 minutos.
La más decisiva de todas las líneas
Pero lo que asoma como decisivo en el análisis previo es el funcionamiento defensivo que ambos equipos tengan, ya que los dos arriban de dos prestaciones paupérrimas en ese plano: a los del Parque, el Diablo les hizo más goles que ningún otro adversario en el año; a los de Arroyito, el Cuervo les marcó dos pero generó situaciones suficientes como para golearlo.
Newell's sobresale por su bajo goleo en contra (17, sólo a Independiente y Gimnasia le convirtieron menos) pero fracasó ruidosamente ante el Rojo y de repente le surgieron dudas . También es cierto que Domínguez tuvo su peor noche, perdió temprano a San Román y Osella la pifió improvisando con Sills, por lo que se supone que el DT habrá tomado nota y no querrá sorpresas.
A Central tampoco lo convierten tanto (22 goles), aunque la formación de la defensa podría mutar drásticamente si Montero corre a Pinola a la izquierda y aparece otro zaguero (Alfani, Menosse, quizás Martínez). Allí tendríamos un escenario inédito y no podrán aplicarse los antecedentes para saber cómo puede llegar a funcionar. De hecho, lo más sensato sería colocar a un lateral izquierdo nato (Facundo Rizzi) y no tocar la zaga.
Pocrnjic y Rodríguez han cumplido una buena faena hasta acá (el golero leproso es pilar de la campaña) y se disponen a enfrentar a atacantes de grueso calibre como los que hoy tienen los dos elencos de la ciudad. Habrá que ver si ambas delanteras logran explotar en toda su potencia o si alguna de las defensas puede mojarle la pólvora. En esa tarea preventiva también radicará parte del éxito de la operación clásico.