Los denominados relojes esqueleto o esqueletados son, básicamente, aquellos modelos de relojería que exhiben su interior y, por ende, su maquinaria. Esta posibilidad de ver cómo están ensambladas cada una de las piezas da cuenta de su complejidad y artesanía, lo que lo hace un artículo único para detenerse a observar y admirar. De esta forma, los detalles técnicos y artísticos se entremezclan con aquellos ingenieriles.
Para lograr esto, debe reducirse el tamaño del movimiento y su esfera. En este sentido, el calibre debe trabajarse artesanalmente y no hay máquina que pueda producirlo. Es por ello que cobra un valor adicional y se convierte automáticamente en una gran pieza de colección.
Algunas firmas diseñaron cristales de zafiro o esferas parciales para permitir ver algo del mecanismo de su funcionamiento, y otras también optaron por sumar decoraciones y grabados.
Este tipo de relojes es bastante antiguo y de hecho hay ejemplares que provienen de la época de los relojes de bolsillo. Sin embargo y con el correr de los años, las distintas firmas fueron empleando esta técnica para ofrecer ejemplares más pequeños y, además, crear auténticas piezas de colección. A raíz de ello, muchos resultan sumamente onerosos.