Llega el verano y con él, las esperadas vacaciones. Tras un intenso año de trabajo o estudio, tanto niños como adultos esperan con expectativa e ilusión la posibilidad de sumergirse en playas cristalinas, refrescarse en arroyos serpenteantes o perderse en largos paseos entre sierras y montañas. El destino es lo de menos; lo verdaderamente importante es desconectarse de la rutina y dejar atrás el ajetreo urbano en el que transcurre nuestro día a día.
Sin embargo, este ansiado momento de descanso y diversión puede verse empañado con sorprendente rapidez si, seducidos por el espíritu festivo vacacional, bajamos la guardia y nos convertimos en blanco fácil para estafadores profesionales. Es que no solo los operadores turísticos y los empresarios hoteleros esperan una temporada de verano exitosa; también las bandas organizadas dedicadas a todo tipo de fraudes perfeccionan sus estrategias para sacar el mayor provecho posible de turistas desprevenidos. Con métodos cada vez más sofisticados y aprovechando con especial ingenio las nuevas tecnologías, estos grupos delictivos convierten las zonas turísticas en su territorio de caza. Para ellos, esta estación también es temporada alta.
Pocas sensaciones son tan desagradables como llegar a nuestro destino después de largas horas de viaje, solo para descubrir que hemos sido víctimas de una de las estafas más frecuentes en el turismo: las reservas falsas de alojamiento. Las consecuencias van más allá del impacto económico, ya que el cansancio del viaje, sumado a la angustia de encontrarse sin hospedaje en un lugar desconocido, puede convertir unas vacaciones soñadas en una verdadera pesadilla. No solo se pierde el dinero adelantado por el alojamiento, sino que las víctimas también ven comprometidos sus datos personales y bancarios.
Existen algunas medidas que podemos tomar para protegernos de este tipo de engaño. Por regla general, es fundamental desconfiar de los anuncios que parecen demasiado buenos para ser verdad y que podemos encontrar en redes sociales. Los estafadores suelen crear perfiles falsos para ofrecer propiedades de ensueño en grupos de Facebook o publicitar en Instagram, mostrando ubicaciones inmejorables a precios sospechosamente bajos. En un fraude que podría denominarse “suplantación de identidad inmobiliaria”, muchas veces utilizan imágenes y descripciones de viviendas reales extraídas de publicaciones legítimas, para hacerse pasar por el propietario o administrador de la vivienda.
Una de las últimas amenazas son las estafas inmobiliarias con imágenes generadas por IA, una sofisticada modalidad de fraude en el mercado de bienes raíces, que aprovecha la tecnología generativa para crear imágenes falsas pero extremadamente convincentes de propiedades, engañando a potenciales inquilinos. Al igual que en el robo de identidad inmobiliaria, esta estafa se aprovecha especialmente de quienes, por la distancia, no pueden realizar visitas presenciales. El objetivo sigue siendo el mismo: persuadir a los turistas de realizar un adelanto para reservar la propiedad y, una vez recibido el dinero, desaparecer cortando todo contacto.
Al momento de contratar un alojamiento es importante utilizar plataformas confiables y reconocidas, ya que aquí los anfitriones deben completar una serie de pasos de verificación de identidad para minimizar el riesgo de estafas. Otro paso clave es revisar las reseñas dejadas por otros usuarios, ya que los comentarios y puntuaciones suelen ser un buen indicador de la calidad del alojamiento y la confiabilidad del anfitrión. Si la publicación no tiene comentarios o estas parecen demasiado genéricas, es mejor actuar con precaución. Además, buscar el perfil del oferente en las redes sociales puede aportar pistas sobre su autenticidad. Un perfil con poca actividad, creado recientemente o con información inconsistente o sospechosa, debería ser una señal de alerta.
Por último, nunca te comuniques ni realices transacciones por fuera de la web oficial. Las plataformas confiables ofrecen sistemas de pago seguros que suelen retener los fondos hasta que el huésped confirma que todo está en orden al llegar al alojamiento. Hacer pagos por fuera, por más conveniente que pueda parecer para ahorrar algún dinero extra, deja al usuario completamente desprotegido ante posibles fraudes.
Cuando se busca alquilar una casa o departamento a través de inmobiliarias, resulta indispensable verificar que el operador esté debidamente habilitado, garantizando así la seguridad y transparencia de la operación. Esta precaución no solo es válida para alquileres dentro de nuestro país, sino que se vuelve especialmente importante cuando se busca hospedaje en países vecinos como Uruguay o Brasil, donde las regulaciones y procedimientos pueden ser diferentes. Además, es importante solicitar contratos claros y detallados que especifiquen las condiciones del alquiler, como fechas, precios y responsabilidades de ambas partes.
Un delito al que lamentablemente estamos siempre expuestos, es la clonación de tarjetas de crédito y débito. Esta práctica consiste en copiar los datos de la tarjeta mediante dispositivos como skimmers, instalados en cajeros automáticos o terminales de pago, para posteriormente realizar compras o extracciones no autorizadas. Sin embargo, los datos también pueden ser sustraídos de manera aún más simple: basta con una simple fotografía tomada con un celular a ambas caras de la tarjeta. Esto proporciona a los delincuentes acceso al número de la tarjeta, la fecha de vencimiento y el código de seguridad (CVV), permitiéndoles realizar compras en internet o extraer dinero en comercios a nuestro cargo y nombre.
La regla número uno es nunca perder de vista nuestra tarjeta ni permitir que otros la manipulen, sin importar la excusa o circunstancia. En cuanto a los medios de pago, es más seguro utilizar la tarjeta de crédito que la de débito. La razón es simple: si alguien logra clonar la tarjeta de débito, puede vaciar por completo la caja de ahorros a la que está vinculada, y recuperar ese dinero suele ser extremadamente difícil. En cambio, con la tarjeta de crédito podemos desconocer cualquier gasto no autorizado durante los 30 días posteriores a la recepción del resumen, además de poder cancelar inmediatamente el plástico al detectarse cualquier operación sospechosa.
Como medida de seguridad adicional, podemos activar las alertas de consumo, recibiendo notificaciones por SMS o correo electrónico cada vez que se registre una transacción en nuestra cuenta. Estos avisos automáticos nos permiten detectar al instante y casi en tiempo real si alguien está realizando compras en nuestro nombre, lo que facilita la denuncia inmediata y la toma de acciones para evitar que sigan aprovechándose de nuestro dinero. Además, muchas aplicaciones bancarias ofrecen la opción de pausar las tarjetas, desactivándolas temporalmente como medida preventiva.
También es preferible utilizar tarjetas contactless o con chip, en lugar de la tradicional banda magnética. Tanto las tarjetas con chip como las contactless generan un código de transacción único cada vez que se utilizan, lo que las hace más difíciles de clonar, ya que los datos no se reutilizan. En cambio, la información contenida en una banda magnética puede ser leída por cualquier lector de tarjetas, lo que la convierte en una opción vulnerable frente a fraudes.
Las tarjetas que utilizan la tecnología de pago sin contacto también son relativamente más seguras, ya que cuentan con una serie de medidas de seguridad para evitar la clonación. La información transmitida entre la tarjeta y la terminal de pagos está encriptada, y debido a que la tecnología NFC funciona apenas a unos pocos centímetros de distancia, dificulta la intercepción de la señal por parte de terceros sin estar muy cerca de la tarjeta.
De todos modos, si lo que se busca es tranquilidad y protegerse de posibles ataques NFC, se puede optar por usar billeteras que bloqueen la transmisión de datos. Una forma económica y efectiva de hacer esto es envolviendo las tarjetas en papel de aluminio. Esto crea lo que se conoce como un bloqueo de RFID (identificación por radiofrecuencia), impidiendo que los lectores NFC puedan acceder a los datos de la tarjeta sin contacto. Sin dudas se trata de una solución práctica y de bajo costo, pero definitivamente no muy elegante.
El verano es la época perfecta para desconectarse del estrés, pero nunca del sentido común. Con algunas precauciones básicas y medidas preventivas podemos evitar contratiempos, golpes financieros y preocupaciones innecesarias. Unas vacaciones inolvidables no se planean sólo con entusiasmo, sino también con inteligencia. Al fin y al cabo, no hay peor souvenir que una tarjeta clonada o llegar a un alojamiento que nunca existió.