“Para poder seguir avanzando en la vida cotidiana y en la necesidad de transformar esta realidad que nos toca vivir, deberemos hacernos preguntas. Si es necesario comprender, ¿qué necesitamos comprender; creo que la respuesta sería: encontrarnos con los conceptos que nos permitirán generar acciones concretas para movilizarnos.

Por ejemplo, necesitamos recursos como la EMPATÍA, a la que entiendo como la necesidad de ponerse en el lugar del otro sin ser el otro, es decir, debo entrar y salir para no transformarme en el otro, para no invadir esa individualidad, y a la vez, para que me permita seguir manteniendo la autenticidad, o sea seguir siendo YO.

Otro concepto al que deberíamos recurrir es la ´AMOROSIDAD´, a la que entiendo como la posibilidad de contribuir a la necesidad del Otro, generando en él, acciones que lo lleven más allá de lo que el otro necesita; es decir, a que dé un paso más.

ENTENDER - COMPRENDER

A nuestro modo de ver, ENTENDER no siempre es comprender; tal vez podamos situarlo como un paso previo; ya que entender significa saber, discernir, considerar; percibir el significado. COMPRENDER, en cambio, es tolerar, tener paciencia ante una dificultad adversa. COMPRENDER, es hacer lo propio; podríamos llamar a esto: DUEÑITUD, la que, una vez asumida, nos conduce hacia el actuar, transformando lo comprendido en acciones concretas.

Otro concepto es ESCUCHAR. Esta competencia, en el caso de la sociedad, hace que los individuos puedan palpar las vibraciones; en dónde está parada y qué le está pasando. A través de la ESCUCHA, podremos percibir el cansancio, el hartazgo, la frustración, el enojo. También nos habilita a percibir las necesidades más básicas; como los son, esas necesidades bien básicas como la de ´pagar la olla´, que mucha gente está viviendo en el día a día. Detectar la necesidad que todos tenemos de sentirnos libres, de estar en un espacio abierto, de encontrarnos con nuestros vínculos, y poder estar en contacto con nuestros seres queridos; de sentirnos acompañados. Así podremos pensar en cada una de estas necesidades insatisfechas, en los otros y en nosotros mismos; y encontrar, entre todos, los satisfactores que puedan satisfacerlas.

A mi juicio hay una pregunta reveladora: ¿en quién pensamos cuando debemos cubrir una necesidad insatisfecha? Sobre todo, cuando necesito fortaleza; cuando me es vital un abrazo, aunque sea virtual, cuando requiero un contacto; o, cuando siento la necesidad de hablar con ese alguien que me escuche.

¿En qué y en quién pienso cuando la libertad es mi prioridad; cómo elijo a quien me va a cuidar en caso de indefensión?

Es necesario contar con esa red de ayuda; saberla nuestra, para luego sentir paz y alivio interior; y logramos salir de ese sufrimiento; que bien lo sabe el que lo padece.

Es necesario recordarnos que los sentires se expresan en el cuerpo; que los pensamientos deben verbalizarse para que, expresados en lenguaje hablado, puedan resultar una oportuna descarga de esa tensión que, de lo contrario, podría activar mecanismos biológicos que se expresen en un síntoma corporal, o en una enfermedad propiamente dicha.

Es decir, es saludable contar con un oído amigo.

Además, es impostergable comprender, en este cuerpo a cuerpo, en este reencuentro entre el cuerpo médico y el cuerpo social, que ya no necesitamos intermediarios, sino que debemos estar más conectados que nunca en esta ayuda mutua para cuidarnos.

Cuando las conciencias sociales y las conciencias individuales están llegando a su agotamiento, creo que es necesario COMPRENDER

*Marcelo Mariño, especialista en clínica médica, matrícula 11937

Consultorios del Británico, Jujuy 1540 Rosario