Los cuarentena años son vividos por muchas personas como una segunda juventud. Sin embargo, para que la salud y el estado físico acompañen la mentalidad, hay que hacer un esfuerzo extra. En el caso de las mujeres, aunque la temida menopausia empieza a manifestarse sobre todo a finales de esta década o a principios de los 50, al llegar a la cuarentena las hormonas femeninas descienden notablemente, lo que provoca una serie de cambios tanto físicos como fisiológicos. En los hombres, el cambio hormonal no es tan brusco, pero también existe.
Los cambios hormonales y la menor capacidad de regeneración de las células afecta la salud, bienestar y belleza, según consignó 20 Minutos. Algunas de las principales transformaciones:
Se gana peso con más facilidad: la masa muscular tiende a disminuir y el metabolismo se ralentiza, lo que provoca que aumento de peso.
Aparecen las arrugas: durante la cuarentena, las arrugas se hacen más profundas por la pérdida de colágeno -responsable de que las fibras de la piel se sostengan- y de grasa, lo que provoca sequedad en la piel y, por tanto, más arrugas. La piel se vuelve más fina y también en más propensa a sufrir flacidez, manchas y está menos luminosa.
El pelo pierde su color: las canas se hacen mucho más visibles y se acentúa la pérdida de cabello.
El proceso es lento e inevitable, pero se pueden adoptar algunos hábitos para retrasarlo, mantener la vitalidad y la autoestima.
La alimentación: una dieta sana se basa principalmente en gran cantidad de frutas y verduras frescas, al menos cinco raciones el día; legumbres; hidratos de carbono —pasta, arroz, cereales— siempre integrales. Tomar grasas saludables procedentes de frutos secos, aceite de oliva y pescado. Evitar carnes rojas, azúcares libres, harinas refinadas, bollería, alimentos precocinados, grasas saturadas y cualquier tipo de tóxicos, como el alcohol.
Adiós al cigarrillo: además de ser uno de los tóxicos más peligrosos y de causar numerosas enfermedades, el tabaco perjudica seriamente la piel, pues disminuye la absorción de la vitamina A y altera el colágeno y la elastina, lo que provoca que la piel esté arrugada, gris y sin brillo, que los signos del envejecimiento aparezcan antes de tiempo.
La dieta sola no basta, y para estar en forma hay que hacer ejercicio. Por ejemplo, se puede caminar a diario al menos 10 mil pasos. También se recomienda hacer ejercicio aeróbico entre 30-40 minutos seguidos al menos tres veces a la semana. Para evitar la flacidez, lo más eficaz son los ejercicios que ayudan a tonificar los músculos, como pilates o yoga. Se deben practicar al menos dos veces a la semana. Por su parte las pesas no sólo sirven para agrandar nuestros músculos, también para ganar fuerza, resistencia y acelerar el metabolismo, lo que evitará que ganemos peso. Además, es muy eficaz para prevenir la osteoporosis.
Por último, también hay que cuidar la salud emocional. A esa edad se suele estar cargado de preocupaciones que muchas veces derivan en estrés y ansiedad. El estrés acelera la oxidación y, por tanto, el envejecimiento. Junto con la ansiedad nos hacen segregar cortisol en exceso, hormona que, además de hacernos comer mal, favorece el aumento de peso. Debemos evitarlos a toda costa pidiendo ayuda profesional si lo necesitamos e incluso practicando disciplinas como el yoga o el mindfulness.