La blefaritis o inflamación en el borde de los párpados genera una molesta sensación de arenilla o picazón y no siempre está asociada a una causa clara. Normalmente, la misma remite a un exceso de grasa o sobreinfección bacteriana.

No aparece por medio de un proceso contagioso y, si bien parecería existir cierta predisposición genética en la enfermedad, muchos casos ocurren de forma aislada. Por ende, no existe base científica suficiente para afirmar que sea una enfermedad hereditaria.

Blefaritis: los tipos

Puede ser anterior, cuando se localiza en la parte anterior del borde del párpado y normalmente se produce por un exceso de grasa (típica de pacientes con dermatitis seborreica) o por sobreinfección bacteriana.

Por otra parte, la blefaritis posterior o disfunción de glándulas de Meibomio generalmente se produce por un mal funcionamiento de unas pequeñas glándulas productoras de grasa que se encuentran en el borde palpebral.

Blefaritis: las causas

Aunque no siempre se puede identificar la causa de esta enfermedad de los párpados, suele ser más frecuente en:

-Pacientes de edad avanzada.

-Pacientes con alteraciones de las hormonas sexuales.

-Pacientes con rosácea cutánea.

-Personas que utilizan fármacos como el ácido 13-cis retinoico (empleado en el tratamiento del acné) o la terapia hormonal sustitutiva.

En ocasiones se puede identificar como factor desencadenante el uso excesivo de lentes de contacto, lápiz delineador de ojos, exposición a ambientes irritantes, situaciones de estrés emocional, exposición excesiva a computadoras, entre otros.

Blefaritis: los síntomas

Al existir distintos grados de intensidad de la enfermedad, los síntomas suelen ser diversos: desde sensación de arenilla, ardor, picazón, rojez, lagrimeo a escamas en el borde palpebral. Estos pacientes son también más propensos a la aparición de orzuelos, ya que las glándulas obstruidas pueden infectarse.

Solo en casos muy avanzados y sin tratamiento se pueden producir cuadros graves que comprometan la visión, como la afectación secundaria de la córnea al alterarse la función de protectora de la película lagrimal que la protege, comprometiéndose su transparencia y la visión, según explican los especialistas.

Blefaritis: tratamiento

Si bien no se cura, la blefaritis sí se controla consiguiendo la ausencia de síntomas. Para ello es necesario un diagnóstico preciso y un tratamiento que se debe seguir:

-Higiene de los párpados: La higiene es fundamental mantener el borde de los párpados limpios. Antes de aplicar la toallita o gel que haya indicado el oftalmólogo, se deben lavar los párpados con agua caliente, realizando un suave masaje para facilitar el drenaje de las glándulas y limpiar el borde del párpado y la base de las pestañas. Evitar la entrada del jabón o de la toallita dentro del ojo, pues puede irritar. La higiene palpebral debe realizarse 1 ó 2 veces al día, según la gravedad de la blefaritis. Se debe realizar de forma constante y adecuada, ya que es fundamental para el control de la enfermedad.

-Lágrimas artificiales: La blefaritis produce inestabilidad de la película lagrimal, lo que explica muchos de los síntomas que se padecen. El empleo de lágrimas artificiales reduce las molestias y debe emplearlas varias veces al día. Es importante que sea constante en su uso, si no las molestias volverán a aparecer.

-Vitaminas: Existen complementos vitamínicos especialmente diseñados para mejorar la secreción de las glándulas palpebrales y que pueden ser útiles en algunos casos de blefaritis.

-Otros tratamientos: el oftalmólogo puede el tratamiento con otros fármacos como antibióticos orales y/o corticoides en función de la gravedad de su patología, y se deberá realizar un estricto cumplimiento según la indicación.

Fuente: EFE.