El doctor Carlos Morente dice: “se trata de cubrir una necesidad nueva en nuestra sociedad y la del mundo, que reclama ser tenida en cuenta para atender la ampliación del deseo de ser padre o madre; así, en singular: hombre o mujer, con o sin pareja. La persona puede tener la posibilidad de tenerlo a ese hijo; otras veces, contando con el deseo carece de las posibilidades. Ejemplo, una mujer con su útero dañado; o ausente; o, en el caso del varón porque carece del mismo.
En ambos, y ante el fuerte deseo de tener una descendencia, desde la medicina reproductiva se ha comenzado a instalar la figura de subrogación del útero: es el caso de una mujer que está decidida a prestar su útero para concebir un embrión que se le transfiere y al cabo de los nueve meses del embarazo, una vez nacido el niño, se lo entrega al comitente que se lo ha solicitado.
Estamos frente a situaciones novedosas que transcurren dentro del plano legal; es algo que se habilita y permite, y el procedimiento se puede llevar adelante con una razonable seguridad jurídica. En nuestro país ha ido avanzando por etapas; en principio, partió de un punto de inflexión que concuerda con una máxima del derecho: “todo aquello que no está expresamente prohibido, está permitido”.
Basados en este principio se comenzó a recurrir a este nuevo procedimiento que ha pasado a ser una práctica frecuente que se realiza con eficiencia en lo médico y sin conflictos en lo jurídico, contando con todos los resguardos éticos y médicos.
La persona que aporta su vientre pasa por un proceso de selección mediante el cual se declara apta para ofrecer su útero; además de establecerse un criterio de resguardo, mediante el cual se le asegura a la mujer que un nuevo embarazo que tenga no afectará su salud, ni su vida, para lo cual transitamos una serie de pautas médicas que seguimos de manera estricta.
Por otro lado, si es un varón la persona que demanda la prestación, se le brinda el óvulo donado, si es mujer, espermatozoides donados; ambas son prácticas que venimos realizando desde hace mucho tiempo con eficiencia y seguridad.
En el caso del óvulo donado, también debe tener las características propias de selección y seguridad; el mismo se combinará con el espermatozoide de la persona que lo está solicitando o, en su defecto, recurriendo a un banco de semen; y el embrión así obtenido, va a ser transferido al útero de la mujer que se ha ofrecido para recibirlo.
Se trata de la utilización de técnicas médicas que están instaladas y cuentan con evidencias que las avalan; pero las prácticas de la subrogación de vientres se están instalando y en las mismas, participan diversas situaciones. -
Desde la medicina reproductiva se ha avanzado en algo que es crucial; se ha escuchado a las personas que atraviesan por diferentes situaciones que limitan el acceso a la parentalidad. Esto se inicia con la escucha atenta y el respeto por la persona; respeto por sus deseos y por los derechos que las asisten para protegerlas y acompañarlas.
Esta práctica no solo ha incrementado nuestros conocimientos y el acceso a los derechos de la persona por ser tal; sino que la ha transformado en una necesidad que se atiende, para los cual la medicina debe poner atención en los resguardos para impregnar a esta práctica de la eficiencia y la seguridad necesarias”.
*Carlos Morente, Médico ginecólogo, especialista en medicina reproductiva, matrícula 6709, Director Médico de PROAR, Programa de Asistencia Reproductiva Rosario