Se dice que un diente está "muerto" cuando ya no fluye sangre por la pulpa, la capa más profunda sobre la que se asientan la dentina y el esmalte. Cuando esto sucede, el diente finalmente se caerá por sí mismo.
No obstante, puede ser peligroso esperar a que esto ocurra, ya que el diente puede infectarse y afectar la mandíbula y otros dientes, y es por eso que hay que acudir al odontólogo a tiempo, según detalló Muy Interesante.
Incluso a veces no surge a simple vista que el diente está muerto, sino que hay que prestar atención a dos síntomas importantes: el dolor y el cambio de color del diente.
Un diente que está muerto o muriendo puede conducir a un nivel variable de dolor, desde ser casi inexistente hasta extremadamente doloroso. Ocurre que las bacterias y los restos de nervios muertos, o pus, se acumulan en la cavidad dentro del diente y ejercen presión sobre la membrana periodontal, lo que puede causar un dolor inmenso.
Por otro lado, si el diente está muerto, probablemente tenga un color más oscuro, y es posible notar una decoloración amarilla, gris o negra. Esto ocurre porque los glóbulos rojos están muriendo, y se produce un efecto similar al de un hematoma en el cuerpo.
Principales causas
Las caries comienzan en la capa más externa del diente, pero con el tiempo puede penetrar en las capas más profundas. Si estas cavidades no se tratan, pueden llegar a la pulpa y crear una vía para que las bacterias entren en el diente y provoquen la muerte del nervio.
Además, si hay un trauma físico en el diente, como una lesión deportiva o una caída, los vasos sanguíneos pueden reventar, o se puede cortar el suministro de sangre al diente. Eventualmente, debido a que no fluye sangre al diente, el nervio y otros tejidos vivos dentro de la pulpa, morirán.