Con el avance de la edad, la salud bucodental también comienza a sufrir deterioros. Si bien el proceso de envejecimiento de la boca es más lento, sobre todo ante la ausencia de enfermedades, no deja de ser progresivo y atañe a todas sus estructuras, según detallaron expertos de la Sociedad Española de Gerodontología.

Las mucosas que recubren la cavidad bucal se tornan menos elásticas con el paso del tiempo y comienzan a presentar un menor poder de cicatrización. Además, los dientes sufren cambios en su coloración volviéndose más oscuros y con zonas de más desgastes. Asimismo, se genera una cierta tendencia a sufrir caries en los cuellos dentarios.

Tanto el hueso maxilar como la mandíbula, pueden verse afectados por la reabsorción ósea, lo cual también contribuye a la pérdida de soporte de los dientes. La articulación temporomandibular se desgasta y puede sufrir fenómenos degenerativos del tipo de osteoartrosis; los músculos masticatorios pueden perder parte de su masa muscular y fuerza, haciendo que los movimientos masticatorios deban aumentar para poder procesar los alimentos.

Lo mismo sucede con la secreción de saliva, la cual comienza a ser menor con el envejecimiento y eso puede conducir a un estado de boca seca que suele resultar desagradable.

"Todos estos cambios, inherentes al envejecimiento, pueden verse agravados por circunstancias, cuya consecuencia será una mayor afectación del estado de salud bucodental. Este deterioro puede ser imputable al propio individuo como consecuencia del abandono en su cuidado bucal; en otros casos, la presencia de enfermedades sistémicas propias de la edad y diferentes tratamientos farmacológicos pueden ser la base para que se produzcan ciertos cambios con consecuencias importantes en el estado bucodental", expresaron los expertos.

Las principales consecuencias en el envejecimiento

Entre los principales problemas, se encuentran:

-Caries.

-Gingivitis.

-Periodontitis.

-Boca seca.

-Cáncer bucal (aunque con menor frecuencia).

Como consecuencia de la falta de higiene, junto al desgaste y falta de protección de los cuellos dentarios que quedan expuestos; surgen las caries. Además, esto se fomenta con la disminución de secreción de saliva.

Por otra parte, los tejidos que soporta al diente como la encía y el periodonto, pueden verse afectados por la falta de higiene. En algunos casos, el componente genético también puede desempeñar un rol negativo. "Las consecuencias son el dolor o la inflamación, mal sabor de la boca (gingivitis), movilidad de dientes y la posibilidad de perderlos por afectarse el soporte de dichas piezas (periodontitis)", indicaron.

Otro problema que suele padecerse es la sensación de la boca seca por la disminución de saliva (xerostomía). En estos casos, también se fomenta por el consumo de algunos fármacos como antidepresivos, diuréticos, antihipertensivos y relajantes musculares.

En torno al cáncer bucal, es clave la detección precoz: "Puede aparecer como una pequeña lesión que no duele, por lo que es clave una revisión periódica. Ante la presencia de estas lesiones, se recomienda practicar una biopsia".

El impacto de la calidad de vida

Existe suficiente evidencia científica que demuestra una clara interrelación de ciertas enfermedades bucales con otras de afectación más general. Por ejemplo, la periodontitis se vincula a la diabetes o enfermedades degenerativas tipo Parkinson o demencia

En tal sentido, una correcta prevención en el desarrollo de esta afección bucal, puede contribuir a la disminución o retraso evolutivo de estas afecciones

Por otra parte, la pérdida de piezas dentales dificulta una correcta masticación a la vez que altera la expresión facial, por lo que pueden generarse problemas de autoestima y aislamiento social.

Por tales motivos, los expertos recomiendan apelar a la prevención por medio de las siguientes pautas:

-Acudir periódicamente al dentista para hacer una revisión de la boca. Dependiendo de las recomendaciones de cada profesional, este control se repetirá anualmente o cada seis meses.

-Ante el riesgo de caries, se recomendará aplicar flúor para proteger a los dientes.

-Cepillar los dientes tras cada comida. Pueden ser las propias piezas dentales o prótesis.

-Luego de cepillarse, enjuagar preferentemente con colutorio fluorado para prevenir caries, o clorhexidina, para prevenir gingivitis y periodontitis. Esto será recomendado por el profesional de confianza.

-Mantener una dieta equilibrada, sin exceso de carbohidratos. Beber abundante agua.

Fuente: Europa Press.