“Los resultados de la investigación indicaron que los animales carentes de la proteína Lrig1 presentan defectos cognitivos dependientes del hipocampo en el reconocimiento y la memoria espacial”, dijo Gustavo Paratcha, investigador del Conicet en el Instituto de Biología Celular y Neurociencia Profesor Eduardo de Robertis (IBCN) en la Facultad de Medicina de la UBA.
“El estudio sugiere que la disfunción de Lrig1, por mutaciones o alteraciones en sus niveles de expresión, puede contribuir a trastornos cognitivos y del neurodesarrollo”, agregó la también líder del estudio María Fernanda Ledda, jefa del Laboratorio de Neurobiología Celular y Molecular de la Fundación Instituto Leloir (FIL).
La investigadora agregó que “estudios futuros tendrán que demostrar si algo similar ocurre en pacientes con enfermedades neurodegenerativas para, así, poder iniciar la búsqueda de nuevas aplicaciones terapéuticas”.
A lo largo de la vida, en una región del hipocampo del cerebro llamada giro dentado, nacen neuronas nuevas que se van integrando a la red cerebral preexistente y se involucran en la formación de memorias y procesos de aprendizaje, explicaron desde la Agencia CyTA-Leloir.
En el nuevo estudio, publicado en la revista Developmental Neurobiology, los investigadores realizaron estudios con ratones con y sin el gen que codifica para la proteína Lrig1, y observaron en los animales deficientes de Lrig1 un aumento en el desarrollo de las dendritas (estructuras de las neuronas encargadas de recibir información de otras neuronas).
“El incremento de las dendritas causa un exceso de conexiones neuronales que hace que el procesamiento de la información sea menos eficiente, lo que lleva a déficits cognitivos y alteraciones en los procesos de adquisición de memoria”, agregó Francisco Hita, primer autor del estudio y becario doctoral del Conicet en el grupo de Paratcha.
Los investigadores realizaron ensayos de comportamiento (debían distinguir objetos que se relocalizaban en posiciones novedosas) y comprobaron que los ratones deficientes en la proteína Lrig1 tenían limitaciones significativas en la formación de la memoria espacial y en su capacidad cognitiva.
“Nuestro trabajo demostró el rol de Lrig1 tanto en la morfología como en la funcionalidad de las nuevas neuronas nacidas en el giro dentado del hipocampo adulto”, concluyó Ledda, y agregó que “para desarrollar terapias de reparación neuronal, primero hay que entender cómo funciona el cerebro”.