En el día a día, la sociedad se enfrenta a situaciones o estímulos que pueden producir estrés. Tal como sucede con los adultos, muchos niños, niñas y adolescentes se encuentran con dificultades para enfrentar sus realidades en el hogar, la comunidad o la escuela.

"Estamos viviendo muchos cambios drásticos en el mundo, pero hay muchas otras cosas que también pueden provocar estrés en las niñas, niños y adolescentes: situaciones negativas en casa, en la escuela (situaciones de bullying o presión por los exámenes). Incluso cambios positivos como mudarse a un nuevo lugar o hacer nuevas amistades", subrayan desde el sitio oficial de UNICEF.

Asimismo, resaltan que esta población se encuentra más susceptible a situaciones más estresantes a raíz de encontrarse en un proceso relevante de desarrollo a nivel físico, psicológico, emocional, social y sexual. Por ello, es importante reconocer que existen situaciones que no pueden parecer preocupantes para las personas adultas, pero sí para ellas y ellos. 

Como madre, padre, familiar o persona cuidadora, es posible ayudar a los más chicos a superar los momentos estresantes estando atentos a los signos de estrés y ayudando a aprender a gestionarlo.

Qué es el estrés

El estrés es una sensación que aparece cuando las personas se sienten bajo presión, abrumados o incapaces de hacer frente a una situación. Se trata de una reacción natural de los seres humanos que permite estar alertas y preparar la atención para una tarea o responder a una situación determinada.

El estrés moderado puede ser bueno y permite el desarrollo de una tarea, como hacer un examen o dar un discurso. Pero en exceso, sobre todo cuando está fuera de control, puede afectar negativamente el estado de ánimo, el bienestar físico y mental y las relaciones interpersonales.

Causas del estrés

Las niñas, niños y adolescentes no siempre experimentan el estrés como las personas adultas. Mientras que el estrés laboral es común entre las personas trabajadoras, la mayoría de las niñas, niños y adolescentes experimentan estrés cuando no pueden hacer frente a situaciones amenazadoras, difíciles o dolorosas. Por ejemplo:

-Pensamientos o sentimientos negativos sobre sí mismos.

-Cambios en su cuerpo, como el comienzo de la pubertad.

-Las exigencias de la escuela, como exámenes y más responsabilidades a medida que crecen.

-Problemas con las amistades en la escuela y para socializar.

-Cambios importantes, como mudarse de casa, cambiar de escuela o la separación de los padres.

-Enfermedades crónicas, problemas económicos en la familia o la muerte de un ser querido.

-Entornos inseguros en casa o en la comunidad.

Estrés en niñas, niños y adolescentes

El estrés puede desencadenarse en las niñas, niños y adolescentes cuando experimentan algo nuevo o inesperado. Las tensiones en casa, como los malos tratos domésticos, la separación de los padres o la muerte de un ser querido o de una mascota, son causas comunes de estrés. La escuela es otro motivo común: hacer nuevos amigos o presentarse a exámenes puede hacer que sientan abrumados.

A medida que crecen, las fuentes de estrés pueden aumentar al experimentar cambios vitales más importantes como nuevos grupos de amistades, más tareas escolares y un mayor acceso a las redes sociales y a la actualidad mundial. Muchas personas adolescentes estresan por cuestiones sociales como el cambio climático, crisis económica o la discriminación.

Es importante recordar que las niñas, niños y adolescentes son conscientes de lo que ocurre a su alrededor. Notan cuando su mamá y papá o familiares están estresados y pueden reaccionar ante ese estado emocional, sea cual sea.

Las niñas, niños y adolescentes no siempre tienen las herramientas para expresar verbalmente lo que sienten de forma plena, sobre todo las niñas y niños más pequeños que pueden carecer de una comprensión de lo que realmente está sucediendo debido a su edad y nivel de desarrollo. Para ellos, una situación nueva o diferente simplemente les parece incómoda, impredecible, incluso aterradora.

Signos y síntomas del estrés en niñas, niños y adolescentes

Cuando el cuerpo está estresado, produce hormonas como la adrenalina y el cortisol que preparan para una acción urgente, también conocida como respuesta de "lucha o huida". Esto puede tener muchos efectos en la mente y el cuerpo de las niñas, niños o adolescentes, como, por ejemplo:

-Manifestaciones físicas.

-Manifestaciones emocionales y mentales.

-Manifestaciones conductuales.

Formas de ayudar a niñas, niños y adolescentes a afrontar el estrés

Cuando las niñas, niños y adolescentes se sienten estresados, su mamá, papá, familiares y personas cuidadoras pueden desempeñar un papel importante ayudándoles a encontrar formas adecuadas de afrontar la situación. Al igual que las personas adultas, las niñas, las niños y adolescentes a veces necesitan que se les recuerde que deben ser amables consigo mismos.

-Detectar los factores desencadenantes: Ayudar a reconocer las veces que se ha sentido estrés y a buscar patrones en cómo reacciona: ¿Qué estaba ocurriendo en ese momento? ¿Qué pensaba, sentía o hacía justo antes de sentirse estrés? Una vez que identifiquen las dificultades que pueden hacerle sentir estresado, pueden explorar juntos las formas de prevenirlo o de afrontarlo rápidamente.

-Responder con cariño: Brindar cariño, tiempo y atención. Comprobar si el estrés afecta a su salud, comportamiento, pensamientos o sentimientos. Recordar escucharlos, hablarles con amabilidad y tranquilizarlos.

-Ser un modelo: Hablar sobre cómo se han afrontado las propias situaciones estresantes. Compartiendo las propias experiencias, se puede incentivar a encontrar hábitos de manejo del estrés que funcionen. La mejor forma en la que ellas y ellos aprenden es a través del modelo.

-Fomentar el pensamiento positivo: Es fácil que las niñas, niños y adolescentes, especialmente estos últimos, empiecen a pensar mal de sí mismos. Si se los escucha decir frases como "no sirvo para nada", "no me gusto" o "me da miedo salir", preguntar qué los hace sentirse así y recordarles las veces que han conseguido algo y cómo lo han hecho. Un refuerzo positivo por parte de los adultos hará que se sientan comprendidos y confíen en que pueden superar las situaciones estresantes.

-Apoyar los hábitos saludables: Dormir y comer bien son factores clave para aliviar el estrés. Los expertos recomiendan de 9 a 12 horas de sueño por noche para las niñas y niños de 6 a 12 años. Durante la adolescencia se necesitan de 8 a 10 horas por noche. Para proteger el sueño, limitar el uso de pantallas por la noche y evitar tener dispositivos digitales en el dormitorio. Cuanto mejor alimentados y descansados estén, más capaces serán de afrontar el estrés.

-Realizar actividades físicas o sociales: Animar a salir, jugar y pasar tiempo con sus amistades. El ejercicio y actividades como la meditación y la respiración profunda son útiles para aliviar el estrés.

-Ejercicios de respiración: La respiración abdominal es muy calmante y ayuda a llevar oxígeno a lo más profundo de los pulmones. UNICEF propone un sencillo ejercicio de tres pasos: Colocar la mano sobre el estómago. Respirar profundamente 5 veces, dedicando 5 segundos a inspirar y 5 segundos a espirar, inspirando por la nariz y espirando por la boca. Cuando se inhala, se "está hinchando la panza suavemente como un globo", y, cuando se exhala, "el aire vuelve a salir lentamente del globo".

Buscar ayuda profesional

Si los niños o adolescentes tienen dificultades para afrontar una situación, es clave considerar la posibilidad de consultar a un experto que pueda ayudar como un profesional de psicología que ayude a controlar el estrés y establecer hábitos positivos de salud mental. Si el estrés está afectando a la vida de la niña, niño o adolescente es importante que reciba ayuda lo antes posible para que pueda empezar a sentirse mejor.

Fuente: UNICEF.