El tipo de combustible usado para cocinar y la consiguiente contaminación del aire que genera dentro del hogar podrían aumentar las posibilidades de desarrollar artritis y osteoartritis, según una reciente investigación realizada en países de ingresos bajos y medios de Asia, África y América Latina.
De acuerdo al trabajo publicado por PlusOne y reproducido por SciDev.net, la exposición permanente al humo contaminante producido por la mayoría de los combustibles usados para cocinar, afecta la capacidad del cuerpo de mantener en equilibrio el proceso natural de oxidación de las células (estrés oxidativo, asociado al desarrollo de enfermedades), disminuyendo además la respuesta inmune. Se trata de efectos similares a lo que produce el humo del tabaco.
“El mecanismo no se conoce, pero podría estar relacionado con el agravamiento o afectación de las vías inflamatorias y/o inmunitarias”, esto es, la respuesta del organismo ante un daño o traumatismo, señaló Shelby Yamamoto, investigadora de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Alberta, Canadá y autora principal del estudio que se realizó en China, Ghana, India, México, Rusia y Sudáfrica mediante cuestionarios estandarizados.
Salvo un grupo que utilizaba electricidad como combustible, la mayoría usaba gas, querosene, carbón, leña y combustibles de origen agrícola o animal, todos los cuales están asociados a una mayor probabilidad de artritis (entre 69 a 95 por ciento), siendo el uso de derivados agrícolas y animales el que arrojó mayor riesgo. Para los autores, una explicación sería que la recolección y transporte de este tipo de combustible —que generalmente se recoge del suelo— e implica sentarse, arrodillarse, inclinarse o ponerse en cuclillas, genera un estrés repetitivo para las articulaciones.
Estas posiciones también se repiten durante el proceso de cocción cuando se usan hornillas que queman combustibles de biomasa. En cambio, la asociación entre quienes usan gas como combustible principal para cocinar y la artritis podría deberse al uso mixto de hornillas y/o combustible.
Por otro lado, aunque la contaminación del aire generalmente se asocia con una serie de condiciones crónicas no transmisibles como las enfermedades cardiovasculares, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y el cáncer de pulmón, estudios previos han encontrado que el humo es una fuente importante de riesgo para su desarrollo.