La obesidad en edades tempranas, factor principal de riesgo del hígado graso, afecta a gran parte de la población infantil y adolescente. El hígado graso es una patología que se caracteriza por la acumulación de grasa en células hepáticas y no necesariamente se vincula al consumo de alcohol (cuando esto sucede, se denomina "hígado graso alcohólico"). Por ende, se habla de Enfermedad Hepática Grasa No Alcohólica (NAFLD, según su sigla en inglés).
El hígado graso a edades tempranas
Desde la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), se llamó a una toma de conciencia a nivel mundial a raíz del aumento exponencial de los casos que se fueron manifestando como consecuencia de la epidemia de obesidad infantil.
Al tratarse de una enfermedad silenciosa, es decir, que no presenta síntomas en sus fases más tempranas, el gran reto es su detección precoz. Esto se debe a que sí comienzan a verse manifestaciones de patología pero, en dichos momentos, el hígado ya presenta un daño elevado.
Por todo ello, urge realizar un cambio tanto en dieta como en actividad física a tiempo en pacientes con enfermedad hepática metabólica, puesto que esto demostró revertir la enfermedad en más del 80% de los casos.
Preocupación por la edad temprana
Según la Sociedad Argentina de Pediatría, entre el 3 y el 10% de los niños en los países occidentales pueden estar afectados por la NAFLD y estas cifras son aún mayores en individuos obesos. Puede presentarse entre los 6 y 8 años, aunque su mayor nivel de prevalencia es entre los 10 y 12 años, pudiendo mejorar en la adolescencia por mayores niveles de ejercicio físico.
“La irrupción de esta enfermedad en niños de 6-8 años es un fenómeno tan preocupante como inédito, ya que la prevalencia del hígado graso siempre se ha concentrado entre los 40 y los 80 años. La aparición de una prevalencia de hasta el 3 % en menores de edad augura una verdadera eclosión de esta patología en adultos”, explicaron desde la AEEH.
“Es duro decirlo, pero estamos fabricando enfermos. Si no cambiamos los hábitos de consumo y los estilos de vida, la obesidad y la tasa de diabetes se va a multiplicar y, con ellas, las de prevalencia del hígado graso”, indicaron.
Complicaciones
El problema fundamental del hígado graso en un niño es que es un factor predictivo de riesgo para el desarrollo de complicaciones en la edad adulta. En este aspecto, estas problemáticas pueden ir desde desarrollar una fibrosis avanzada y las complicaciones derivadas de ella hasta una cirrosis y la posibilidad de que se requiera un trasplante hepático.
Por otro lado, esta enfermedad puede progresar en la vida adulta a cáncer extrahepático y aumentar el riesgo de cáncer de páncreas, de colón y de mama en las mujeres. Por último, también puede aumentar el riesgo cardiovascular y la posibilidad de tener un infarto o un ictus a lo largo de la vida adulta.
La solución: un estilo de vida saludable
El primer problema del hígado graso en menores es sobre todo el futuro, ya que en la edad adulta van a tener muchas posibilidades de desarrollar enfermedad hepática avanzada y otras complicaciones asociadas al hígado graso como la enfermedad cardiovascular o la neoplasia.
Por este motivo es urgente incorporar un estilo de vida saludable, principalmente evitando el uso de productos ultraprocesados y bebidas azucaradas en la dieta cotidiana.
Por otra parte, la genética es un factor muy importante. Hay un gen PNPLA3 llamado gen de la adiponutrina que regula el riesgo de desarrollar hígado graso. “Cuando un niño nace con este gen, resulta que si hace dieta y ejercicio con el paso de tiempo va a tener una mayor posibilidad de responder a la enfermedad que si no mantiene una vida saludable que provocará el efecto contrario”, subrayaron.
Prevención y detección
Los hepatólogos explican que el objetivo fundamental es incidir en el cambio en los estilos de vida y comportamientos que están detrás del incremento de las enfermedades hepáticas no víricas.
Consideran esencial abordar de forma muy seria el consumo de alcohol en edades cada vez más tempranas. Igualmente, los hepatólogos creen imprescindible intervenciones decididas en la prevención de la obesidad, que está detrás de la progresión del hígado graso.
En relación con la detección precoz, la AEEH hace hincapié en la necesidad de hacer un cribado de enfermedad hepática en todas las personas que presentan factores de riesgo, como la diabetes, obesidad o abuso en el consumo de alcohol.
Un adelanto diagnóstico en Argentina
En 2023 en Argentina, investigadores del Hospital Garrahan desarrollaron un método no invasivo que convirtió a la institución en el primer hospital pediátrico de Latinoamérica en realizar un estudio de estas características, que alienta por su precisión.
El mismo se denomina "Coeficiente de Atenuación" (ATI) y permite arribar a un valor cuantitativo a través de una onda de ultrasonido (utilizada en ecografía) que atraviesa el tejido y va perdiendo intensidad por absorción, calor y dispersión. En casos en donde el hígado está infiltrado por grasa, se revela que la atenuación de esta intensidad es mayor, midiéndose en decibeles por metro y segundo. Así, si el valor de atenuación es mayor al considerado "normal", se infiere que puede haber presencia de grasa en el hígado.
Desde la institución nacional, al igual que el resto de organismos internacionales, hacen foco en la mejoría de la calidad y estilo de vida de niños y adolescentes en pos de prevenir este tipo de patologías y sus complicaciones para la edad adulta.
Fuente: EFE / Portal Garrahan