Las personas mayores de edad que no saben leer ni escribir tienen entre dos y tres veces más posibilidades de desarrollar demencia en comparación con quienes sí lo saben, según un reciente estudio norteamericano.
Para el trabajo, publicado en la revista Neurology y reproducido por Muy Interesante, los investigadores analizaron a 1000 hombres y mujeres con al menos 65 años y una edad promedio de 77 años. La mayoría había nacido y crecido en zonas rurales de la República Dominicana antes de mudarse al norte de Manhattan. Ninguno de los voluntarios, incluidos los que sabían leer o escribir, había ido a la escuela durante más de cuatro años.
Los dividieron en tres grupos separados durante un promedio de aproximadamente cuatro años: el primer grupo se formó en 1992, el segundo en 1999 y el tercero en 2009. A cada uno se le realizaron exámenes médicos cada 18 a 24 meses, así como pruebas de memoria, lenguaje o habilidades visuales-espaciales.
Entonces se encontró que los analfabetos, que representaban el 35%, ya tenía demencia cuando se inició el estudio. Por el contrario, solo el 18% de los participantes alfabetizados tenía demencia en aquel momento. Posteriormente, tras tener en cuenta factores cruciales, como la edad, los ingresos y el historial de enfermedades cardíacas, el equipo concluyó que los analfabetos tenían tres veces más probabilidades de haber desarrollado demencia al comienzo de la investigación.
Además, tras los cuatro años de seguimiento, el 48% del grupo de analfabetos eventualmente desarrolló demencia, pero entre el grupo alfabetizado, apenas el 27% desarrolló problemas de memoria y razonamiento. Entre los síntomas de los primeros se hizo patente la pérdida de memoria crónica o persistente, cambios en la personalidad o deterioro en el razonamiento. Este trastorno suele ser más común en personas mayores.
La conclusión de los investigadores fue que, en igualdad de condiciones, y después de ajustar por criterios de edad, estado socioeconómico y enfermedad cardíaca, los adultos analfabetos casi triplicaron el riesgo de demencia.
“Incluso si solo tienen unos pocos años de educación, las personas que aprenden a leer y escribir pueden tener ventajas para toda la vida sobre las personas que nunca aprenden estas habilidades", destacaron los especialistas. La razón se encuentra en que la capacidad de leer y escribir permite a las personas participar más a menudo en “actividades enriquecedoras cognitivamente”, como lectura de diarios y libros, ayuda a chicos en edad escolar, y mayor capacidad para conseguir empleo.