A partir de un estudio realizado en España, avalado por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), se encuestó a mujeres embarazadas que dieron cuenta de su paso por el ejercicio físico durante la gestación. El 0,4% de las encuestadas reveló realizar ejercicio de riesgo, lo cual no es recomendable, aunque, por el otro lado, muchas dejan de realizar actividad física por temor a dañar la salud del embrión/feto, cuestión que tampoco resulta beneficiosa.
En este aspecto, expertos indicaron que la práctica regular de ejercicio moderado resulta clave para una gestación saludable: “El ejercicio moderado durante el embarazo favorece su adecuada evolución, incrementa el bienestar de la madre y prepara su cuerpo para el parto, lo que también facilitará su recuperación posterior”.
Asimismo, manifestaron que existen "sólidas evidencias científicas" de que la actividad física durante el embarazo no se relaciona a un incremento de abortos espontáneos. A su vez, no existe evidencia que implique prescribir el reposo en la cama para prevenir el parto pretérmino.
Beneficios del ejercicio físico durante el embarazo
Lejos de ser perjudicial para el feto o la madre, el ejercicio puede ayudar a prevenir importantes trastornos relacionados con el embarazo. En tal sentido, el ejercicio físico contribuye a prevenir y mejorar:
-La ansiedad y depresión postparto.
-El dolor lumbar.
-La incontinencia urinaria.
-La excesiva ganancia de peso.
-La diabetes gestacional.
-Los tratornos hipertensivos del embarazo.
-El parto pretérmino.
-La cesárea, aumentando la incidencia de parto vaginal.
-El bajo peso del bebé al nacer.
Programas de ejercicio específico para gestantes
Todas las actividades deportivas que no impliquen movimientos bruscos, contacto físico o un gran esfuerzo son altamente recomendables, ya que mejoran el tono muscular, facilitan la digestión, mejoran la circulación y ayudan a controlar el peso.
“Se recomienda a la futura madre desarrollar un programa supervisado específico de ejercicio para mujeres embarazadas bajo el asesoramiento profesional para que su práctica sea completamente segura”, indicaron.
A su vez, recomendaron que antes de comenzar a ejercitarse, la gestante consulte a su ginecólogo/a para que valore si existe algún tipo de riesgo o contraindicación relativa para este programa de ejercicio: anemia, pérdidas recurrentes de embarazos previos, hipertensión gestacional o absoluta, amenaza o antecedentes de parto prematuro, diabetes tipo 1 o hipertensión controladas, embarazo múltiple, entre otras.
Por otra parte, subrayan que es primordial que la embarazada sea consciente de la necesidad de que, para disfrutar de todos sus beneficios, el ejercicio físico debe ser practicado con regularidad: “Los ciento cincuenta minutos semanales de ejercicio que la evidencia científica recomienda deben realizarse en al menos tres días distintos, sin que deje de haber un mínimo de actividad física diaria”.
Diez consejos para practicar ejercicio de forma segura durante el embarazo:
-Consultar a un profesional de salud calificado: Consultar si se presenta alguna contraindicación absoluta o relativa para la práctica de ejercicio. Los ginecólogos u obstetras son los profesionales sanitarios que están capacitados para valorar el posible riesgo/beneficio para el embarazo de la actividad física en cualquiera de sus formas, duración, frecuencia e intensidad.
-Participar en un programa específico de ejercicio para mujeres gestantes: Este, además, debe contar con supervisión. De no ser posible, es primordial asesorarse con un profesional.
-Practicar ejercicio físico con regularidad: La evidencia científica recomienda que los 150 minutos mínimos que una mujer embarazada debe realizar a la semana se distribuyan en, al menos, tres jornadas distintas. En cualquier caso, es recomendable que todos los días se lleven a cabo ejercicios físicos, ya que su práctica ocasional no comporta los mismos beneficios.
-Optar por actividades de intensidad moderada: Debe ser suave y no suponer un esfuerzo excesivo. Debe adaptarse a la propia condición física previa.
-Evitar las actividades de alto impacto: También, cualquier tipo de ejercicio que implique riesgo de caídas o traumatismos, así como movimientos bruscos y tensión muscular extrema.
-Trabajar tanto la resistencia aeróbica como la fuerza: La evidencia científica subraya también los beneficios de las actividades destinadas a aumentar el equilibrio, la coordinación motriz y la flexibilidad, así como de ejercicios que fortalezcan los músculos del suelo pélvico para prevenir la incontinencia urinaria.
-No realizar ejercicios hipopresivos durante todo el embarazo: También se deben descartar aquellas posturas que aumenten la tensión en las zonas ya sobrecargadas durante la gestación como el decúbito ventral (tendida con la cabeza a un lado o boca abajo). Sí pueden realizarse ejercicios en bipedestación (de pie), sedestación (sentada), decúbito lateral (de costado), cuadrupedia (sobre las piernas y manos) y decúbito supino (boca arriba). En caso de que se sufran mareos, náuseas o taquicardia en esta postura, evitarlas.
-Controlar la temperatura y humedad del ambiente: No practicar ejercicios en caso de temperaturas demasiado elevadas o un exceso de humedad.
-Hidratarse adecuadamente: Tanto antes como después del ejercicio es fundamental que se ingiera líquidos en abundancia. En general, tomar unos dos litros diarios, preferiblemente de agua, caldos o, de forma moderada por su alto contenido en azúcar, jugos naturales.
-Interrumpir el ejercicio si la persona no se encuentra bien: Detener la actividad física en caso de síntomas como dificultades respiratorias previas al ejercicio, vértigo, dolor de cabeza, dolor en la zona del pecho, detrás del esternón, debilidad muscular, mínimo sangrado vaginal, dolor o inflamación en pantorrillas, contracciones uterinas regulares y dolorosas, mareos o desmayos persistentes.
Fuente: EFE.