Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Mundial del Corazón (World Heart Federation-WHF), conmemoran cada 29 de septiembre como el Día Mundial del Corazón. La finalidad es promover la salud cardiovascular, intentando reducir hasta un 25% la mortalidad prematura por enfermedades cardiovasculares para el año 2025.

Alrededor de 17 millones de personas mueren al año por enfermedades cardiovasculares, lo que representa un tercio de la población mundial, concentrada, sobre todo, en los países de menores ingresos. Es por ello que resulta fundamental hacer hincapié en todas las formas de cuidado y prevención de este tipo de patologías.

Cuando el colesterol se convierte en agresivo

Comer más variedad de vegetales y salvado de avena contribuye a disminuir los niveles de colesterol en sangre, el LDL (por sus siglas en inglés, lipoproteínas de baja densidad), acompañado de una dieta baja en grasas saturadas y rica en carnes magras y pescados. Esto disminuye la aterosclerosis y la aparición de enfermedades cardiovasculares, según la recomendación de especialistas.

El colesterol se convertirá en agresivo y generará aterosclerosis según quién lo transporte. En tal sentido, si son las LDL, parte de este colesterol es llevado a las paredes de las arterias y se torna aterogénico, es decir que generan las tan temidas placas de ateromas, que son aquellas que potencian el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.

En cambio, si lo transporta las HDL (por sus siglas en inglés, Lipoproteínas de alta densidad) sería protector, porque estas lipoproteínas barren el colesterol sobrante de los distintos tejidos del cuerpo y de las paredes de las arterias transportándolo al hígado y éste lo elimina. Así lo explicó el médico de la división Nutrición del Hospital de Clínicas, Santiago Rivera.

Colesterol saludable

El colesterol es necesario para el organismo ya que interviene en la formación de las membranas de las células, en la producción de diferentes hormonas y forma parte de la estructura de la vitamina D.

Sin embargo, se torna nocivo y aterogénico cuando sus cifras se elevan en la sangre, se alteran las nombradas lipoproteínas que lo transportan o se acompaña de grasas saturadas de origen animal y de grasas trans (las que se forman especialmente a partir de aceites vegetales sometidos a procesos industriales), todo lo cual hace que el colesterol sea más agresivo.

Una alimentación más sana y conciente

Es por ello que resulta importante que, en la alimentación cotidiana, se incorporen fibras vegetales. Otro ejemplo de fibras es el salvado de avena, que también contribuye a bajar los niveles de colesterol en la sangre y eso tendría un efecto anti aterogénico. En casi todos los vegetales y, en mayor proporción, en semillas oleaginosas, aceites, cereales, legumbres y frutos secos, también hay fitosteroles, que compiten con el colesterol a nivel intestinal, haciendo que dicho colesterol se absorba menos y esto lleva a bajar los valores de colesterol en sangre.

Otra recomendación es seleccionar alimentos de origen animal con cortes magros de carnes, pollo sin piel, pescados, lácteos descremados y moderar el consumo de huevos (entre 3 o 4 unidades por semana).

Otros controles a tener en cuenta

También debe considerarse el mantenimiento adecuado de los valores de colesterol en las personas con sobrepeso u obesidad. En este aspecto, se recomienda que los pacientes con diabetes tengan un buen control metabólico y de su glucemia, aumenten su actividad física (aeróbica combinada con ejercicios de fuerza) que contribuye a disminuir el colesterol LDL y especialmente a subir el HDL.

A su vez, resulta importante dejar de fumar, ya que "el tabaquismo en sí mismo es un factor de riesgo cardiovascular y contribuye a alterar la calidad de las lipoproteínas, o de estos transportadores del colesterol, haciéndolos más agresivos".

En combinación con estas recomendaciones, el seguimiento profesional ayudará a complementar con diferentes medicamentos en la práctica médica. Los mismos disminuyen las cifras del colesterol sanguíneo y reducen el riesgo cardiovascular, pero en ningún caso esos fármacos reemplazan la alimentación adecuada y la actividad física.

Fuente: Télam.