Cada 26 de marzo se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Cuello Uterino. Se trata del tercer tipo de cáncer más común entre las mujeres de América Latina y el Caribe, con 72.000 nuevos diagnósticos por año.

Si bien es una enfermedad altamente prevenible con las estrategias actuales, en Argentina, en términos absolutos, es el tercer tipo de tumor más frecuente en mujeres y el quinto tumor que más muertes causa en esta población. Se estima que cada año ocurren más de 4.600 casos nuevos de cáncer cervicouterino y más de 2.200 personas fallecen anualmente a causa de esta enfermedad, según detallan desde el Ministerio de Salud nacional.

Los síntomas

Este tipo de cáncer no produce signos ni síntomas en su fase inicial, por lo que si estos se ocurren es porque la enfermedad ya está presente:

-Sangrado irregular o leve entre periodos menstruales en mujeres en edad reproductiva.

-Sangrado menstrual más prolongado y abundante que lo habitual.

-Sangrado posmenopáusico.

-Sangrado después de mantener relaciones sexuales.

-Aumento del flujo vaginal, en ocasiones con mal olor.

-Dolor pélvico o dolor durante las relaciones sexuales.

De igual manera, mientras avanza el cáncer pueden aparecer síntomas más intensos como:

-Dolor persistente en la zona pélvica, espalda o piernas.

-Pérdida de peso, cansancio y pérdida de apetito.

-Flujo vaginal maloliente y molestias vaginales.

-Hinchazón de una o ambas piernas.

El tratamiento

El tratamiento será determinado por profesionales de la salud especialistas en cáncer y dependerá de qué tan avanzada esté la enfermedad. El plan puede incluir cirugía para quitar la matriz o tumor, radioterapia y quimioterapia. 

La prevención

Una de las mayores protecciones que tiene el organismo frente a esta enfermedad, es la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH). La misma puede reducir significativamente el riesgo, y, en Argentina, el calendario de vacunación presenta una sola dosis a los 11 años desde el 1 de enero de 2024.

Junto con la vacunación, se recomienda:

-Realizarse de manera periódica estudios de tamizaje para detectar de manera temprana si existe alguna lesión precancerosa en el cuello uterino. Entre estos estudios destaca el papanicolau o citología cervical y la prueba del VPH.

-Realizar prácticas sexuales seguras, usando siempre profilaxis. 

-Llevar un estilo de vida saludable al tener una alimentación balanceada, realizar al menos 30 minutos de ejercicio al día, evitar el consumo de bebidas alcohólicas y del tabaco. 

La Organización Mundial de la Salud priorizó la eliminación del cáncer cervicouterino como problema de salud pública. En América Latina y el Caribe, los distintos ministerios de salud aprobaron un plan de acción regional dirigido a reducir en un 30% los nuevos casos y muertes por cáncer cervicouterino para 2030.