Cada 4 de junio se conmemora el Día Mundial de la Fertilidad, cuyo objetivo es alertar sobre los problemas de fertilidad que existen, que su frecuencia es cada vez mayor en la población y, por ende, concientizar acerca de la importancia de consultar a un especialista en caso de así desearlo.

Asimismo, los expertos sostienen que dos de los grandes pilares para proceder a los distintos tratamientos son el apoyo emocional y el autocuidado en todas las fases del proceso. En el mundo, 1 de cada 6 personas padece de un problema de fertilidad en algún momento de su vida.

Infertilidad

Se habla de infertilidad cuando no se produce un embarazo tras pasar un año de relaciones sexuales sin utilizar métodos anticonceptivos, o bien si existen dificultades para mantener un embarazo. Según la Organización Mundial de la Salud, es uno de los padecimientos más frecuentes que afecta a un gran porcentaje de parejas en edad reproductiva.

No obstante, existen tratamientos para muchos tipos de infertilidad y muchas parejas que han tenido dificultades logran arribar a gestaciones exitosas.

Apoyo psicológico en la maternidad y fertilidad

Los especialistas que trabajan en la temática insisten en la importancia del apoyo psicológico en la fertilidad como una parte fundamental del tratamiento y el bienestar de las personas, especialmente cuando se enfrentan a dificultades para concebir.

La maternidad, en muchos casos, “supone una auténtica crisis vital que no siempre es fácil transitar” y añaden que, en ocasiones, “despierta miedos, angustias, tristeza y procesos de duelo, además de ilusiones y alegrías”. Por este motivo, es “crucial” prepararse psicológicamente para un proceso de fertilidad, para manejar el estrés, las expectativas, las preocupaciones y las emociones.

En este aspecto, existen diversas etapas:

-Etapa deseo: Preparación, asesoramiento. Si se tratará de un proceso de reproducción asistida es importante conocer los diferentes tratamientos posibles y sus efectos secundarios.

-Embarazo: Una etapa en donde rondará la ansiedad, inseguridad, miedos, preocupación por posibles pérdidas perinatales.

-Nacimiento (parto-postparto): Temor por las complicaciones del parto, recuperación, síntomas psicológicos, llegada a casa con el bebé, adaptación familiar, etapa postparto, etc.

Para cada etapa, los especialistas recomiendan una buena red de contención, tanto desde lo médico/profesional como desde lo familiar. Brindar las respuestas a las preguntas, aclarar dudas durante todo el proceso, resultará clave para calmar las ansiedades.

Asimismo, trabajar mediante expectativas realistas, es decir, conocer las probabilidades que existen según la historia médica de cada persona, condiciones presentes de salud, edad, entre otras. Ayudar a aceptar que puede tomar tiempo y, en algunos casos, se necesitarán varios intentos.

Por otra parte, aseguran que resulta clave gestionar el estrés. Para ello, recomiendan que las personas que atravesarán el proceso y sus acompañantes practiquen técnicas de meditación, mindfulness, ejercicios de respiración, que alivian el estrés y la ansiedad. La actividad física puede mejorar el estado de ánimo y la realización de actividades con las que se puede disfrutar como leer, cocinar, pintar o pasar tiempo en la naturaleza, también puede ayudar.

Autocuidado, nutrición y sueño

Otra de las cuestiones a tener en cuenta reside en mantener una dieta equilibrada y una rutina de descanso, ya que existe una estrecha relación entre salud física y mental. “La alimentación se convierte en un factor crucial para la calidad de los óvulos y de la fertilidad femenina a la hora de tener un ciclo regular o para un embarazo saludable”, resaltaron.

Por este motivo, los equipos de fertilidad deben contar con un staff de especialistas en distintas disciplinas, incluyendo la nutrición para asesorar adecuadamente en esta temática y abordar un equilibrio desde allí también.

Fuente: EFE.