El estudio publicado en Journal of Experimental Medicine provee nuevas herramientas para el estudio y potencial tratamiento de la causa principal de ceguera en adultos. Es el resultado de una colaboración entre investigadores del CONICET y científicos argentinos residentes en el exterior.
La degeneración macular asociada a la edad (AMD por sus siglas en inglés) es una de las principales causas de ceguera en la población adulta y hasta ahora, al menos en su variante más frecuente, no cuenta con un tratamiento efectivo.
Aunque por el momento no se conoce demasiado sobre las causas de esta patología, se sabe que se origina en fallas en un tejido ocular vascular conocido como coroides (situado entre la capa exterior blanca del ojo –denominada esclerótica- y la retina), que cumple la función de preservar a los fotoreceptores -células en las que tiene comienzo la visión gracias a su capacidad de transformar la luz en impulsos nerviosos- al complementar su funcionamiento y eliminar residuos potencialmente dañinos.
Más allá de su importancia, el coroides, en comparación con otros tejidos oculares como la retina, no ha sido demasiado estudiado. Esto responde seguramente a que es más complejo de manipular y se encuentra muy pigmentado, lo que dificulta la microscopía.
Una reciente colaboración interdisciplinaria entre investigadores argentinos, algunos del CONICET y otros que residen en los Estados Unidos, junto con colegas españoles y estadounidenses, permitió conocer la expresión génica de miles de células del coroides en ratones adultos, mediante una técnica conocida como ‘single cell RNAseq.
Esto posibilitó, posteriormente, la identificación de un circuito inmunomodulatorio clave en enfermedades vasculares de la retina, cuyo descubrimiento abre las puertas a nuevos estudios sobre la AMD y a la expectativa, incluso, de poder desarrollar una terapia para su tratamiento. Los resultados fueron publicados en marzo de este año en la prestigiosa revista Journal of Experimental Medicine (JEM).
Los ensayos que permitieron revelar que este circuito también involucraba células del sistema inmune, vinculadas a respuestas antiinflamatorias, fueron realizados en el Laboratorio de Inmunopatología del IBYME, con la participación de Lehmann, que viajó desde Nueva York a Buenos Aires para tal fin.