El vínculo de padres e hijos constituye el molde fundamental en la formación de la personalidad humana. Cuando un nuevo ser nace, llega al mundo en un gran estado de vulnerabilidad. Es condición para su subsistencia ser acogido por otros significativos que lo reciban y lo sostengan. El desarrollo de lo humano solo es posible en la medida que se habilite esa posibilidad vincular, ese espacio de aceptación y recepción del otro. El psicólogo Federico Martínez analizó la influencia de esta particular relación entre padres e hijos en el desarrollo y evolución del psiquismo infantil.
- ¿Cuán importante es el rol que los padres pueden ejercer en la crianza de sus hijos?
- Desde el comienzo de la vida el tipo de relación que los padres faciliten moldeará los rasgos de personalidad que el sujeto infantil va construyendo ininterrumpidamente. No es trivial la postura que como adultos podemos desplegar hacia nuestros hijos. Según sea nuestra disposición hacia ellos, podremos habilitar o limitar ciertas posibilidades de desarrollo psíquico. Los padres representan para el niño las primeras grandes referencias y modelos a seguir. Sea como sean las características de esa relación, el infante inevitablemente se identificará con las mismas. Los seres humanos incorporamos un modo de ser y ver el mundo de forma inconsciente y espontánea, al vivir y participar de ciertos modos y estilos de relación, que los adultos con los que compartimos nuestro hogar nos ofrecen.
- ¿Qué pueden provocar los distintos estilos relacionales?
- Muchos son los caminos posibles que en esta relación se pueden recorrer. Según las características del vínculo, se puede contribuir a desarrollar una mente más sana, con recursos y estructuras más sólidas y consolidadas, o ante la pobreza, carencia o ausencia del mismo la personalidad en formación puede quedarse estancada, detenida en su evolución, presentando déficits, conflictos e inhibiciones. Las expectativas, fantasías y lugar que en el proyecto común de los padres tenga el hijo por nacer o no, inaugura un punto de partida que comienza a condicionar esta historia de crianza.
- ¿Qué es recomendable tener en cuenta a la hora de interactuar con nuestros hijos?
- El elemento fundamental para favorecer una buena calidad de vínculo que enriquezca y nutra a nuestros hijos tiene que ver con la aceptación que tenemos hacia los mismos. La capacidad para conectarnos con ellos valorando como son, dejándolos ser, viéndolos como un legítimo otro será clave para contribuir a su evolución.
Estar con ellos centrados en el presente, tener la generosidad de compartir intentando tomar como valido lo que surja espontáneamente de ellos mismos. Si les posibilitamos ese espacio, les facilitaremos explorar, hacer, llevar adelante intentos, fomentando la capacidad de aprender y valorar lo que pueden ofrecer. Se trata de transmitir que valen más los intentos que los resultados.
Todo esto no significa estar de acuerdo con todo, permitir cualquier cosa. Se busca ante todo respetar el espacio del niño, y desde esa aceptación intervenir para guiar, corregir y construir nuevas posibilidades. La empatía y aceptación son importantes, pero siempre acompañadas de límites que orienten y organicen. El límite bien aplicado es otro gran recurso para transmitir a nuestros hijos que nos importan y estamos involucrados con ellos.
- ¿Qué se puede esperar si se logran facilitar esas condiciones?
- En la medida que este camino de aceptación, compromiso y limites ordenadores estén disponibles, se contribuirá en gran medida a abrir un espacio en donde el niño pueda moverse sin miedos, descubrirse y desarrollarse construyendo una sana confianza personal, viviendo en el autorrespeto por sí mismo y en lo que puede generar.
Depende de nosotros como padres que nuestras preocupaciones, temor por el futuro o inseguridades, no nos obstaculicen a la hora de hacer contacto con nuestros hijos. Intentar dejar de lado las exigencias, abandonar la idea de cómo el niño debería ser o lo que debería alcanzar, nos permitirá verlo en su presente, llegar a él, y al conectarnos, contribuir a la posibilidad de una relación y un crecimiento más saludable y feliz.