Otro domingo, otro debate. ¿Otro debate, en serio? Muchos en las redes no estaban enterados de que se venía una secuela del debate entre los seis candidatos a la presidencia argentina. Un dato lo ilustra: cuando estaba por empezar la cita, las menciones al hashtag #DebateAr2019 eran apenas la mitad que la semana anterior. La propuesta generaba menos interés, sí. Se sabe que las segundas partes no suelen ser más exitosas que los originales, aunque a veces sorprenden.

Había, este domingo, demasiados temas de debate. Los tuiteros estaban ocupados aportando anécdotas vinculadas al Día de la Madre, asombrándose de que lo hubieran hallado muerto al periodista Lucas Carrasco, indignándose por la defensa del difunto ejercida por Andrés Calamaro, lamentando los fallecidos en Chile, ratoneándose por la foto hot de Juanita Viale y analizando cómo había jugado Central.  

Cuando ya se acercaba el horario de la cita, sin embargo, aparecieron trolls de cada partido, con sus archivos bajo el brazo. También se llenó de comentarios sobre el inflable de la ex presidenta (con Alberto Fernández como títere) que llevaron frente a la facultad de Derecho, espacio donde se realizaba el debate:

Hubo, en los minutos previos, algunos comentarios sobre la demora del presidente Macri, que llegó con lo justo.

No podía faltar la segunda parte del juego que propone tomar una o más copas de alcohol cada vez que un candidato dice o hace algo trillado. En esta versión aggiornada ya se incluía el dedito de Fernández y el minuto de silencio de Del Caño, por supuesto.

Y finalmente comenzó el debate. Bueno, la secuela del debate:

Los memes sobre cómo arrancó cada candidato no se hicieron esperar.

Por supuesto, hubo una fiesta cuando Del Caño comparó a Pichetto con Micky Vainilla:

Y algo de asombro y susto cuando Espert mencionó a Mussolini:

Cuando ya la cosa se puso más picante, hubo otra tanda de memes para acompañar cada golpe que tiraron/recibieron los candidatos. Fernández contra Macri, Macri contra Fernández, Del Caño contra Macri, Espert contra Fernández, entre muchas otras variables que se vieron en pantalla.

No solo había pelea en el debate presidencial, algunos tuiteros confesaban que las peleas se reproducían también en el seno familiar:

Mientras otros insistían en criticar, igual que el domingo pasado, el formato del debate:

Con algunos reflexionando que, más allá del debate y los memes, la vida continuaba. O no.