El diputado nacional por Buenos Aires y presidente del Partido Justicialista bonaerense, Máximo Kirchner, mantuvo una entrevista de casi cuatro horas con Tomás Rebord (El método Rebord). El líder de La Campora no solo reflexionó sobre el rumbo del gobierno del FdT, sus internas, el modelo de país y la deuda con el FMI que dejó Mauricio Macri; también habló de su vida íntima y la historia que rodea a la familia Kirchner.
Durante la primera hora, el hombre fuerte de La Campora se dedicó a hacer un recorrido por sus años formativos entre Santa Cruz y La Plata. Consultado por Rebord sobre los primeros recuerdos vinculados con la política, Kirchner recordó que “comienza jugando a la pelota en el patio de una (unidad) básica con los hijos de los que iban a la reunión”. Luego resaltó la ascendencia en su formación peronista de su abuela Ofelia Wilhelm, quien renunció a la conducción de la rama femenina del peronismo platense durante los primeros tiempos de Carlos Menem como presidente.
Transcurrida esa primera parte de la entrevista durante la cual también habló de Racing, la NBA y el respeto que siente por Román Riquelme como actual dirigente de Boca Juniors, se metió de lleno en la política doméstica. En un primer tiro por elevación al presidente Alberto Fernández y la interna a cielo abierto que se da en el Frente de Todos dijo que “siempre tiene que haber alguien que chucée (en la discusión política) de vez en cuando” y a continuación agregó: “A veces te dicen cosas que no te gustan, es así, qué le vas a hacer… esa es la obligación que tenemos como compañeros, como militantes”.
Respecto del rol de la oposición rescató la figura política de Raúl Alfonsín como jefe opositor durante el gobierno de Néstor Kirchner y lo contrastó con el de Mauricio Macri con Cristina Fernández y con el actual gobierno. “Néstor tuvo la suerte de tener a Alfonsín como opositor. Ya Cristina no tuvo esa suerte. Vos imaginate que tengas que hablar con Alfonsín o con Macri cuestiones que son inherentes al destino de millones”, afirmó el diputado bonaerense.
Maximo Kirchner apuntó contra Mauricio Macri por la deuda en dólares con el sector privado internacional y el FMI como anclas para el desarrollo argentino. Volvió a destacar que fue un préstamo político del gobierno de Estados Unidos para que ganara las elecciones, algo reconocido por el entorno del ex presidente y líder del PRO. “El señor fue a pedir 44 mil palos para ganar una elección, que aparte la perdió. Todo el Poder Judicial a favor, el sector mediático a favor, hacían inteligencia, te escuchaban. Y perdió la elección”, reflexionó el líder de La Campora.
Con tono autocrítico, sin dejar de marcar posturas que no ayudan de sus interlocutores dentro del Frente de Todos (FdT), afirmó que hay “que bajar un cambio y sentarse a discutir”. También dejó en claro: “Nuestra manera de plantear la discusión no es en función de quién va a ser el próximo presidente de todos los argentinos, sino de cómo vamos a ir construyendo peldaño a peldaño mejor calidad de vida para el conjunto”.
Kirchner no se privó de criticar a los medios de comunicación y el según él hostigamiento troll en las redes sociales que sufren de forma constante dirigentes de su espacio. En diputado consideró que parte del problema de autoestima del país y su imposibilidad de llegar acuerdos que permitan el despegue del desarrollo económico está en ese sector del poder. Lo mismo con la Justicia federal y una parte del empresariado que, según su óptica, piensa demasiado en sí mismo y no en lo que precisa el país.
Si bien no fue conclusivo sobre quién podría o debería ser el candidato presidencial del Frente de Todos, llamó al presidente Alberto Fernández a ampliar la mesa política con todos los sectores con peso dentro del espacio y se autoexcluyó de participar de ser necesario.
La entrevista de Rebord atravesó todos los temas: desde lo más triviales relacionados a la actividad deportiva y los hobbies, hasta los que incluyeron las consecuencias del Covid en Argentina y el mundo y las internas constantes que complican el andar del FdT. Con respecto a esto en un momento aseguró: “Hay una exigencia muchas veces desde los poderes que los militantes tienen que ser perfectos, y las personas somos imperfectas. Se le quiere instalar eso a la sociedad y eso genera mucha frustración respecto de sus dirigentes, porque empieza a deshumanizarlos”.