El cierre de listas en la medianoche del sábado permite concluir que el próximo presidente o presidenta de la Argentina serán Patricia Bullrich, Sergio Massa, Horacio Rodríguez Larreta o Javier Milei. Y eso es indicativo de dos cuestiones. La primera es que en el año de los renunciamientos, empieza a darse vuelta la página a la dicotomía Cristina-Macri que hasta ahora dominó la política argentina. La segunda es que los nombres de esos cuatro presidenciables son indicativos de que todo el sistema se ha corrido un poco hacia la derecha. Hace tiempo hay indicios de que se estaba produciendo ese movimiento y las próximas elecciones podrían consolidarlo.
La oferta electoral le presentará más alternativas a quienes prefieren candidatos de centroderecha y derecha. Y estará acotado para la porción del electorado del centro hacia la izquierda. La Argentina está virando de nuevo.
Un primer dato fue la irrupción de Javier Milei hace poco más de dos años y la crisis de identidad que abrió en Juntos por el Cambio. Hasta el alcance y las formas de la palabra “cambio” entraron en discusión. Desde entonces Horacio Rodríguez Larreta presentó dificultades para hacer pie en ese nuevo escenario tras ocho años de cultivar un perfil de gobernante de diálogo y acuerdos. Y Macri y Patricia Bullrich, entre otros, profundizaron a fondo con el consignismo punitivo y propuestas emparentadas a las de Milei.
Otro síntoma es la represión policial en Jujuy que el gobernador Gerardo Morales le mostró al país con orgullo como signo de fortaleza y liderazgo. Sin entrar en valoraciones sobre las causas que la hayan motivado, basta decir que en otros tiempos hechos así hubieran sepultado sus ambiciones presidencialistas.
La candidatura de Sergio Massa también expresa ese corrimiento, pero puertas adentro del peronismo. Por eso la decepción que campeaba este sábado en las tribus kirchneristas y en los espacios no peronistas que en 2019 votaron con entusiasmo al Frente de Todos, confiados en que la que conducía era Cristina y el Frente Renovador apenas era un aliado táctico para poder ganar. Será momento de lamerse las heridas: si los ponen a elegir entre Milei, Larreta, Bullrich y el aliado Massa, qué kirchnerista puede decir “de esta agua no voy a beber”. Además, en la lista de Massa estarán Wado de Pedro y Máximo Kirchner en provincia de Buenos Aires y Florencia Carignano en la lista de diputados de Santa Fe y cada provincia habrá candidatos leales a Cristina.
Hubo diferentes interpretaciones sobre lo que ocurrió con la fugaz candidatura de Wado de Pedro y la consagración de Sergio Massa. Algunos quieren ver a Cristina doblegada por los gobernadores y Massa, claudicante. Pero esa podría no ser la versión más ajustada a la realidad.
Es más verosímil que todo se haya tratado de una operación política pergeñada entre Cristina Fernández y Sergio Massa, de la que el ministro del Interior fue parte, con el propósito de bajar a Daniel Scioli. Claramente la fórmula con el tucumano Juan Manzur no era la más competitiva que podía presentar el oficialismo. Los gobernadores del PJ fueron a golpear las puertas de la Casa Rosada y el Congreso y a pedir por Massa, porque veían riesgos para ellos también. Mandaron un vocero a pedirle al presidente que bajara a Scioli. Alberto puso como condición poner al vice en la lista de unidad. Lógico, el compañero de fórmula no podía ser un nombre irritante para Cristina Fernández, como el de Santiago Cafiero o Victoria Tolosa Paz.
Fue entonces que se abrió la negociación con las tres partes sentadas a la mesa. El acuerdo da la impresión de haber sido construido en función de un escenario de derrota más que para ganar. Cristina cedió por primera vez la fórmula presidencial. En cambio se aseguró el control de la provincia de Buenos Aires. Massa se lleva la candidatura que le asegura, además de la posibilidad de ser presidente, acceso a todas las listas de diputados en las provincias, donde también Cristina buscará imponer nombres. En definitiva, ambos pilares de Unión por la Patria se aseguran un bloque de poder parlamentario a partir del 10 de diciembre.
¿Y si ganasen? ¿Qué garantiza que no pase con Massa lo que ocurrió con Alberto? ¿Massa piensa lo mismo que Cristina? Sabemos que hasta 2019 no; y que desde entonces hasta hoy sus intereses coexistieron a pesar de las diferencias. La vicepresidenta cree que esos fantasmas se espantan con un programa de gobierno que garantice la identidad y la línea política del futuro gobierno.
Agustín Rossi estuvo estos años muy cerca de Alberto Fernández y su presencia en la fórmula protege la figura y la gestión presidencial durante la campaña. Sin embargo nunca dejó de tener diálogo con Cristina Fernández. Ni siquiera después de la interna de 2021 en la que el Chivo desafió a Perotti y Cristina desequilibró la disputa provincial al salir en apoyo del gobernador y aportarle gran parte del electorado kirchnerista.
Este vínculo sostenido a pesar de las idas y vueltas es relevante para entender el mensaje del jefe de Gabinete de este sábado. “Yo soy kirchnerista”, dirigido a ese sector de la alianza gobernante. Palabras destinadas a contener a una militancia que acepta a Massa como aliado táctico pero no confía en él. Rossi se define kirchnerista como concepto que incluye en su interior al cristinismo.
Lo que ocurre con la candidatura de Massa es que cierra en la superestructura del peronismo y en el justicialismo no kirchnerista. Es más competitiva, les cierra a los gobernadores, al poder económico e incluye a sectores peronistas no kirchneristas. Sin embargo necesito tiempo para cerrarle al núcleo duro cristinista, ese bloque de electores que los encuestadores cuantifican a grosso modo en un 20% y que ha sido el dato central del mapa político-electoral de la Argentina en los últimos años. Dato que acuñó la certeza de que “con Cristina no alcanza, sin Cristina no se puede”.
Ese núcleo duro tal vez hoy sienta que el establishment celebra la candidatura porque Massa lo representa tanto como los candidatos de Juntos por el Cambio. La desazón además es porque Cristina los convocará a votar la fórmula Massa-Rossi no desde el purismo o el gusto ideológico como antaño, sino desde la urgencia: van a tener que decidir entre “Massa o el retorno de la derecha”.
Hace un mes todos los análisis daban como la llave para la candidatura presidencial que Massa consiguiera un buen acuerdo con el FMI que le garantice la estabilidad y el poder de fuego para transitar la campaña. Sin embargo las cosas resultaron al revés: da la impresión que el FMI quiso asegurarse que Massa sea el candidato del oficialismo antes de firmar la renegociación que aliviará el daño ocasionado por la sequía.
El armado de las listas para los hombres y mujeres que Santa Fe enviará a la Cámara de Diputados de la Nación refleja fielmente los procesos políticos en marcha a nivel nacional.
Juntos por el Cambio: Habrá primaria entre dos listas. Una alineada con el eje Patricia Bullrich-Carolina Losada que encabezará el PRO José Núñez, seguida por la radical de la UNL María Serra y en tercer lugar el economista de la Fundación Libertad Alejandro Bongiovanni.
Las negociaciones en este espacio estuvieron marcadas por las tensiones entre sectores radicales y hasta la medianoche no se confirmaban los nombres restantes.
La otra del eje Horacio Rodríguez Larreta-Maximiliano Pullaro, lleva en primer lugar a Juan Cruz Cándido (UCR), Verónica Razzini (PRO Movimiento Antibloqueo), Gerardo Colotti (Coalición Cívica), Carolina Piedrabuena (UCR), el ex canciller Jorge Faurie (PRO) y Sabrina Brachetta (PDP).
Finalmente la interna nacional se replica en la provincia, con listas provinciales que tendrán el apoyo de Larreta y Bullrich, y a las vez serán las que trabajarán el voto de los presidenciables para las elecciones nacionales.
Unidos por la Patria: La lista de unidad lograda a nivel nacional facilitó la tarea de llegar al armado de la lista única de diputados nacionales, sobre todo para un peronismo que tiene la mayoría de sus esfuerzos concentrados en la contienda por la gobernación y las intendencias.
El rossimo consiguió quedarse con la cabeza de la lista para Germán Martínez, el actual jefe de la bancada de diputados del oficialismo. Y el minsitro de Transporte Diego Giuliano, el nombre elegido por Sergio Massa, quedó relegado al tercer lugar. El segundo lugar quedó para la camporista Florencia Carignano; el cuarto para la exsenadora María de los Ángeles Sacnun; y el quinto Julián Vignatti, presidente comunal de Arteaga y cercano al sector de Marcelo Lewandowski.
La lista refleja el acuerdo entre Massa, la vicepresidenta (con dos nombres) y Rossi. Lo llamativo es la ausencia en un lugar expectante de un nombre del gobernador Omar Perotti, que directamente no juega en la contienda mientras que su principal adversario interno, Rossi, se quedó con la cabeza de la lista y será el candidato a la vicepresidencia.
La lista de La Libertad Avanza que acompañará a Javier Milei en Santa Fe fue de las primeras en cerrarse. La encabezará la economista rosarina Romina Diez, le sigue el abogado constitucionalista y actual legislador provincial Nicolás Mayoraz; Rocío Bonacci, cuyo padre es el proveedor del sello electoral Unite para que Milei pueda presentarse en Santa Fe; cuarto el abogado Marcos Peyrano y en quinto lugar la contadora Karina Raíz.
La lista retrata el armado entre gente de confianza del líder libertario, uno de los sectores que ingresaron a la política provincial con la ola antiaborto y la retribución con candidaturas a quien aporta el andamiaje legal para presentarse.
La conducción del Partido Socialista armó la lista de Juan Schiaretti, que encabeza Estebán Paulón, referente y militante LGBTI y ex funcionario provincial del área.
El Frente Amplio por la Soberanía irá con boleta corta, ya que no va colgado de ninguna candidatura presidencial. La alianza entre Soberanía Popular, el PTP y sectores del PS y la UCR disidentes llevará en primer lugar al socialista Eduardo Di Pollina seguido por la docente y ex legisladora Verónica Benas.
El Frente de Izquierda y los Trabajadores Unidad irá a interna con dos listas, una enganchada a la boleta presidencial de Gabriel Solano, que encabezará Carla Deiana y la otra a la de Myriam Bregman, que liderará Octavio Crivaro. Lo inaudito es que ambos son los precandidatos a la gobernación en la elección provincial, por lo tanto se enfrentarán en las primarias nacionales y provinciales.