La transición entre el gobierno socialista y el justicialista de cara al 10 de diciembre sigue generando tensión y polémica en el escenario político de Santa Fe. El gobernador Miguel Lifschitz aseguró que no tiene inconveniente en reunirse con su sucesor, Omar Perotti, pero advirtió que depende de su voluntad al tiempo que apuntó contra sus colaboradores. Aunque sostuvo que respeta sus tiempos, remarcó la necesidad de conocer más sobre el equipo que administrará la provincia a fin de resolver una gran cantidad de situaciones.
En diálogo con Radiópolis (Radio 2), Lifschitz se definió como un “hombre de diálogo” y dejó en claro que “están las puertas abiertas de la casa de Gobierno” para el gobernador electo. “Para mí sería un gusto recibirlo pero depende de él”, mencionó. Cuando se le señaló las dificultades que se presentaron en la denominada transición al punto de que ya es inexistente como instancia política, observó: “No habría motivo para suponer una hipótesis de conflicto pero vemos colaboradores con un ánimo más bélico cuando nadie de mi equipo ha tendido alguna expresión agresiva”.
Como en otras ocasiones, Lifschitz defendió lo actuado en esta materia: “La información se ha entregado cada vez que fue requerida, formalmente y por escrito pero no ha comenzado el traspaso de información específica de cada área, estamos a la espera de las designaciones (de ministros) porque hay cuestiones operativas que es importante poder conversar”, manifestó y puso como ejemplo, el funcionamiento de unas 500 colonias de vacaciones en la provincia cuyo personal debe ser mantenido en la próxima gestión. “Ocurren en todos los ministerios cosas como estas”, alertó.
“Una de las veces que hablamos con Perotti me había manifestado que iba a designar a sus colaboradores después de la elección nacional, estamos a la espera y con la mejor predisposición, Santa Fe se merece una transición prolija y ordenada”, expresó.