Esta semana se realizó el “SuperMartes” en Estados Unidos, quince Estados votaron en las internas demócratas y republicanas a los delegados que luego van a elegir al candidato final de su partido. El camino quedó allanado, como era de esperarse, para que se repita la fórmula de 2020: Joseph Robinette Biden Jr. versus Donald John Trump. Los prestigiosos Financial Times y The Economist dan casi como un hecho que éste último será nuevamente presidente. Las recientes encuestas arrojan entre tres y cinco puntos de diferencia.
Desde este lugar del mundo, y con este panorama tienta imaginar la relación que podría comenzar a trazarse entre Trump y Milei. Ambos se nombran y elogian públicamente cada vez que pueden. Ha habido un primer encuentro, con abrazo incluido, en la Conferencia de Acción Política Conservadora a finales de febrero. Lo cierto es que, no solo Trump, sino gran parte de la derecha mundial ha querido acercarse al argentino. Es este uno de los suyos que ahora tiene el poder.
En este artículo vamos a analizar las coincidencias entre ambos líderes populistas en la manera de ejercer el liderazgo. Quedan para más adelante las diferencias. Una muy importante es la económica. Trump ha aplicado políticas proteccionistas, como la de establecer un arancel a todas las importaciones provenientes de China, una medida que Milei jamás aplicaría. Proteger la producción nacional no está en su radar ni en su plan de gobierno que plantea la “Eliminación de todas las restricciones al comercio internacional, incluyendo cuotas, cupos, permisos y autorizaciones”. Pero este análisis quedará para otro momento.
Estos tres meses en el poder de Javier Milei ya nos permiten vislumbrar su perfil de liderazgo. Este tiene similitudes muy marcadas con la manera en que el norteamericano dirigió la presidencia de la mayor potencia mundial entre 2017 y 2021. Se puede afirmar que al menos existen seis puntos de convergencia entre ambos.
1- La construcción de enemigos fácilmente identificables que son humillados. Lo que Milei llama “la casta”, Trump “drenar el pantano” refiriéndose a los funcionarios del Estado que trabajan en Washington DC, ciudad que fue construida sobre un pantano. Se van creando enemigos donde aparece alguna resistencia o límite a sus gobiernos y se los ataca de una manera agresiva y denigrante.
También burlan y difaman a contrincantes políticos, artistas, periodistas y medios de comunicación en general. Trump se ha cansado de humillar a su contrincante opositora, Hillary Clinton, calificó a los periodistas como “los seres humanos más deshonestos de la tierra”, y le ha revocado la acreditación a un periodista de CNN porque no le gustó la pregunta. En el mismo sentido se dirige Milei, que habla de periodistas “ensobrados”, “comprados” y defensores “descarnados” de “privilegios” que se resisten a perder. Ya ha expuesto a varios porque le desagradó lo que escribieron o dijeron sobre él.
Otro enemigo muy claro es “el comunismo”. El concepto es tan laxo y manipulable, que aplica casi a todo lo que les repugna, molesta, fastidia o se les opone. Para Milei es comunista el Papa, Gustavo Petro y hasta le ha dicho “Zurdo de mierda, te puedo aplastar” a Horacio Rodriguez Larreta. En tanto, Trump ha llegado a declarar "Nos estamos convirtiendo en un país comunista" y llamó a la vicepresidenta Kamala Harris “comunista desagradable”. Es ésta una concepción anacrónica e inexacta pero que evidentemente cala hondo en quienes se sienten en la amenaza de perderlo todo.
Se sigue una fórmula planteada por el ideólogo de las derechas mundiales Steve Bannon, estratega de Donald Trump, y luego de Jair Bolsonaro. Éste aconseja “inundar la zona con mierda”. Y efectivamente esto es lo que hacen los mandatarios. A los enemigos los tratan como menos que mierda. Son una constante el insulto, la descalificación, la denigración, la agresión en términos sexuales. De esta manera degradan y banalizan la política volviéndola más tribal.
2- La verdad no importa. Hay un uso permanente de mentiras, medias verdades y distorsiones de la realidad. Los líderes se apropian de los medios digitales para dirigirse directamente con su electorado sin intermediarios. Mediante esta forma de comunicación aportan a la proliferación de los nuevos males de este siglo: las fake news, la posverdad y las teorías conspirativas. Estos buscan adrede, crear una realidad paralela, que sea inmune a los hechos, los datos concretos y la ciencia. Esto diluye el debate público porque le quita las premisas básicas necesarias para comenzar cualquier discusión.
En pleno pico de pandemia, el día en que los contagios alcanzaron una de sus cifras más altas, Trump afirmó que la situación se encontraba totalmente bajo control y que la “mentira” del virus estaba desapareciendo. Similares falacias ha utilizado Javier Milei en su discurso de asunción cuando afirmó que el gobierno saliente deja una "inflación a niveles del 15 mil por ciento anual". Cualquier persona medianamente informada sabe que hay una realidad que los contradice. ¿Por qué mienten entonces? Probablemente para confundir y de esta manera tener siempre la iniciativa.
3- Intentar destruir desde adentro al Estado y a sus instituciones. Durante su mandato, Trump ha manifestado abiertamente su admiración por líderes autoritarios y ha expresado en una oportunidad que la Constitución le dio “el derecho a hacer lo que quiera”. Varias veces ha intentado actuar en consecuencia. Aunque su falta más grave fue incitar a un golpe de Estado en 2020, cuando ordenó invadir el Congreso, al no aceptar el resultado de las elecciones que lo dieron perdedor de manera clara, justa y comprobable.
Si bien hace apenas tres meses que asumió, Javier Milei ya ha dado varias muestras en este sentido, siendo la primera su discurso de asunción que fue simbólicamente dado de espaldas al Congreso. Luego vino el enfrentamiento con los diputados, al intentar aprobar la llamada “Ley Bases”, donde su minoría parlamentaria le exige sí o sí negociar con la oposición. A esto se le sumó, la confrontación con los gobernadores y su dudosa apertura al diálogo. Entonces el presidente afirmó que no iba a dar marcha atrás porque para eso lo votaron, como si fuera el presidente el único que goza de la legitimidad del voto popular.
4- La normalización de la descalificación, la discriminación y el sexismo. El presidente norteamericano se ha cansado de descalificar y agredir a mujeres a quienes ha descrito como cerdas, gordas, perras, animales desagradables y la lista es enorme. Lo mismo ha hecho con los inmigrantes con continuas declaraciones xenófobas. En actos de campaña ha expresado que éstos “están arruinando” y “destruyendo la sangre de nuestro país” y que “vienen de prisiones, de instituciones psiquiátricas”. También hay una lista llena de declaraciones de este tipo.
En otro contexto de país, Javier Milei en estas últimas semanas se ha burlado de personas con sindrome de down, ha decidido unilateralmente cerrar el Instituto contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo, prohibir dentro de los estamentos del Estado al lenguaje inclusivo y “todo lo referente a la perspectiva de género”. Además, con un enorme nivel de cinismo, decide en el Día Internacional de la Mujer cambiarle el nombre al “Salón de las Mujeres Argentinas del Bicentenario” de la Casa Rosada por el de “Salón de los Próceres”. Así mismo ha afirmado alguna vez "No tengo por qué sentir vergüenza de ser un hombre blanco, rubio y de ojos celestes".
5- El retroceso de los derechos adquiridos. Ambos mandatarios tienen como meta restringir derechos ya otorgados por ley. Trump logró cumplir una promesa de campaña de nombrar jueces conservadores que revocaron el fallo Roe vs Wade de 1973. De esta manera, la nueva corte decidió que no existe el derecho constitucional al aborto, dejando la decisión de permitir o no la interrupción del embarazo a los estados. Con este fallo se han retrocedido 50 años.
A esto se le sumó el intento fallido de querer quitar el Obamacare, una ley que mejora la accesibilidad de los ciudadanos a la sanidad. También impulsó una ley en contra de la entrada de personas transexuales a formar parte de las filas del ejército. Y logró aplicar una política de inmigración con medidas mucho más severas. Las imágenes de niños que eran separados de sus padres, tras cruzar la frontera mexicana, fueron estremecedoras al punto que Trump tuvo que dar marcha atrás.
En Argentina, el partido de Milei ha propuesto derogar la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo que fue aprobada el 30 de diciembre de 2020. El mandatario ha expresado que el aborto “Es un asesinato agravado por el vínculo” y que sabe como demostrarlo. Pero no es este el único derecho que busca eliminar en nombre de la libertad. Con su megadecreto de necesidad y urgencia, intenta borrar y modificar más de 300 leyes, dentro de las cuales se recortan cientos de derechos ya adquiridos como los derechos laborales, a la vivienda, a la salud, a la protesta social, a la tierra y al ambiente.
6- Ellos son los salvadores. Estos líderes populistas de derecha intentan crear una imagen mesiánica y un halo de misticismo sobre su “misión” como mandatarios elegidos por voluntad terrenal pero también divina. Hay un video reciente que se propagó el ambiente de fanáticos MAGA, y que Trump se encargó de replicar, donde se entrecruzan imágenes grandilocuentes con un locutor en tonos bíblicos que expresa: “El 14 de junio de 1946, Dios miró hacia el paraíso planeado y dijo: ‘Necesito un cuidador’. Así que Dios nos dio a Trump”.
En tanto Milei estima que tiene un mandato divino y predestinado. Considera que su hermana es Moisés y que él es un elegido por Dios. Una vez contó que el “Uno” se le apersonó para revelarle que tenía “una misión” que era ingresar a la política para derrotar al “maligno”, entiéndase comunismo. Por ello, Milei actúa como si tuviera un lugar central en medio de una batalla mística entre el bien y el mal. De ahí una de sus frases más famosas “El triunfo en la guerra no viene de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo”.
Para finalizar, es necesario aclarar que este fue un pequeño y muy acotado análisis sobre las primeras similitudes que surgen entre dos líderes fuertes y carismáticos. Uno, estuvo cuatro años manejando los hilos de la mayor potencia mundial y el otro apenas está emergiendo en los dotes del liderazgo de un país del sur global. Son ellos mismos quienes se encargan de mostrarse cercanos. Trump expresó sobre Milei que “Es un gran señor. Es uno de los pocos que puede hacer a Argentina grande de nuevo”. En tanto Milei, hace unos días pidió que Trump sea "presidente de nuevo". Veremos cómo sigue la historia.