En las últimas semanas empezó a circular en redes sociales una imagen en blanco y negro donde se ve esposado a Guillermo Fernández Laborde, socio del clan Puccio que asesinó en San Isidro a por lo menos tres personas en la década del '80, y detrás a un hombre al que en las publicaciones se lo señala con un círculo rojo y se dice que es Alberto Fernández, precandidato a presidente por el Frente de Todos. La foto es verdadera: lo confirmó a Reverso el mismo Fernández y también quien fuera en ese momento juez de la causa, Alberto Piotti.
Además, Reverso lo confirmó con los diarios de la época: la imagen de ese momento se publicó el 24 de febrero de 1988 en el diario Página 12 en una nota sobre el juicio. Fue tomada el día anterior durante un reconocimiento facial por eso se lo ve a Fernández Laborde esposado. Fernández actuó en esa época como su defensor oficial, cargo que no eligió sino que le tocó por sorteo.
La imagen apareció en publicaciones de Facebook y Twitter, en cuentas como “Lanata Forever” y “No a Kirchner 2011”, entre otras, que llegaron a 6.580 compartidos en total. También fue publicada por usuarios de Twitter llegando a más de 1.800 retuits.
Los textos que acompañan la foto en esas publicaciones acusan a Alberto Fernández de ser “defensor de el clan Puccio, secuestradores y asesinos, de los años 80/90” (sic) y de estar “siempre del lado de los delincuentes asesinos”.
Defensor por sorteo
El precandidato a presidente por el Frente de Todos explicó que en la década del 80 se desempeñó como “conjuez del Juzgado Federal de San Isidro que por entonces estaba a cargo de Alberto Piotti”.
Los conjueces son designados por un juez para que, en caso de que tenga un impedimento (por ejemplo, una enfermedad), pueda tomar su rol o el de fiscal o defensor, sin necesidad de suspender el juicio. Esto se encuentra legislado en el Código Procesal Penal de 1915 (página 255) que estaba vigente en la época y en la Ley 4.055.
“Yo todos los años proponía diez abogados que pudieran actuar como subrogantes (que lo pudieran reemplazar en su obligación), que fueran de mi confianza. Cuando fue la causa de Puccio se necesitaba la asistencia de un defensor oficial porque (los imputados) no proponían abogado. Entonces se sorteaban de los diez conjueces a qué le tocaba cada uno”, dijo a Reverso el juez Piotti a cargo de la causa del clan Puccio.
Y agregó: “A Alberto Fernández le tocó ser defensor de Fernández Laborde”. En la foto aparece el imputado con las esposas puestas, detrás Alberto Fernández, quien era su defensor oficial en ese momento, y a un lado el entonces juez Piotti.
La imagen fue tomada en un reconocimiento en el que Fernández Laborde indicó dónde arrojaron la máquina de escribir con la que enviaban los mensajes intimidatorios a los familiares de los secuestrados.
“La foto es auténtica, es de febrero del 1988. Me acuerdo que llovía. La tapa del diario Clarín de ese día es una foto de la máquina de escribir”, recordó en diálogo con Reverso el ex juez Piotti.
“El fiscal que intervenía se excusó en la causa Puccio en virtud de su amistad con el hijo rugbier. Ante eso, el defensor oficial ocupó el rol del fiscal. Fernández Laborde, un militar involucrado en los secuestros seguidos de muerte que se investigaban, no había designado abogado defensor y como el defensor oficial estaba actuando como fiscal en la causa, debieron sortear entre los conjueces a un defensor de oficio. Así me hice cargo de esa defensa por un tiempo muy exiguo hasta que el acusado nombró a un defensor particular”, explicó Alberto Fernández a Reverso.
Los registros del diario La Nación de septiembre de 1985 indican que, en ese momento, a pocas semanas de quedar detenido, el abogado defensor aún no era Alberto Fernández sino un hombre llamado Edgardo Sa (hijo).
Quiénes fueron los Puccio
El clan Puccio estuvo integrado por miembros de una familia de San Isidro que entre los años 1982 y 1985 asesinó a, por lo menos, tres personas, según pudo probar la Justicia: Ricardo Manoukian, Eduardo Aulet y Emilio Naum. Una cuarta víctima, Nélida Bollini de Prado, estaba secuestrada en el sótano de la casona cuando la policía detuvo a los miembros de la banda.
No eran sólo los padres e hijos Puccio quienes conformaban el clan. Además de Arquímedes Puccio (el padre de la familia), los hijos Alejandro, Daniel, Guillermo, Silvia y Adriana, y Epifanía Calvo (la madre), también formaban parte de él el militar retirado Rodolfo Franco y sus amigos Guillermo Fernández Laborde y Roberto Oscar Díaz.
Guillermo Fernández Laborde, quien aparece en la foto verificada, admitió en el juicio, y luego en una nota periodística que dio al periodista Rodolfo Palacios –autor del libro “El Clan Puccio”–, haber matado al empresario Ricardo Manoukian.
Esta nota es parte de Reverso, el proyecto periodístico colaborativo que une a más de 100 medios y empresas de tecnología para intensificar la lucha contra la desinformación durante la campaña.