El expresidente boliviano Evo Morales hizo este miércoles desde México un apremiante llamado a establecer un diálogo nacional para detener la confrontación en su país, a donde dijo que estaría dispuesto a regresar "si el pueblo lo pide".
"Qué bueno sería un diálogo nacional, planteado desde aquí, abierto sin ser con agenda abierta, que participen (grupos) cívicos, políticos que han perdido las elecciones, movimientos sociales de los distintos sectores", expresó Morales en una conferencia de prensa desde México, a donde llegó como asilado político este martes.
Consideró que en dicho diálogo "pueden acompañar países amigos, organismos internacionales", y exhortó a la Organización de las Naciones Unidas a que "no acepte esta clase de golpe de Estado".
"Podemos tener diferencias, lo entiendo perfectamente. Pero por encima de cualquier diferencia ideológica, programática, cultural, social, está la patria", manifestó.
Refirió que desde que renunció el domingo pasado han muerto al menos siete personas en las movilizaciones "para defender la democracia", pero aseguró que "las balas no paran las marchas, no paran la insurrección, la rebelión de los pueblos".
"La única forma de parar es que nos sentemos para dialogar", insistió Morales, e hizo un llamado a sus seguidores a no entrar "al juego de la derecha, que es la violencia", así como a las fuerzas de seguridad para que "no se manchen con la sangre del pueblo".
Morales, quien llegó el martes a la capital tras recibir asilo del Gobierno de México, dijo que "si el pueblo (boliviano) lo pide" está dispuesto a regresar a su país para contribuir a su pacificación, pero enfatizó en que "si no hay diálogo nacional va a ser difícil parar esta confrontación".
Marcharon afines a Evo
En tanto, sectores afines a Evo Morales marcharon este miércoles a La Paz y bloqueaban carreteras en otras regiones para protestar por su dimisión y exigir la salida de la presidenta interina, Jeanine Áñez.
Una multitud, en su mayoría de indígenas y vecinos de la ciudad de El Alto, llegaron en marcha hasta la vecina La Paz portando la whipala, la multicolor enseña indígena y algunos gritaban la consigna "ahora sí guerra civil".
Los manifestantes protestaron en contra de Áñez y también contra la Policía Boliviana, que se amotinó el fin de semana sumándose a las protestas en contra de Evo Morales.
Algunos grupos intentaron entrar a la plaza Murillo, la sede del Palacio de Gobierno y del Legislativo, y fueron repelidos por la Policía con gases lacrimógenos.
En regiones como la central Cochabamba, campesinos y productores de hojas de coca afines a Morales iniciaron bloqueos en carreteras como las que van hacia la oriental Santa Cruz, también en demanda del retorno de Evo.