El pastor y diputado provincial (Partido Uno – Frente Unidos para Cambiar Santa Fe) Walter Ghione es uno de los principales socios de la coalición oficialista y un verdadero respaldo espiritual para el gobernador Maximiliano Pullaro. Fue uno de los líderes que organizó la multitudinaria convocatoria evangélica del pasado lunes en el Monumento a la Bandera donde estuvieron el mandatario santafesino y el intendente de la ciudad.
Está convencido de que en las próximas sesiones se aprobará la necesidad de la reforma de la Constitución provincial. Cree que se vienen dando las “charlas necesarias”, hasta incluso con “los otros partidos”, aunque aclaró que “no hay desesperación para que salga como sea”. Hay tiempo material aún, ya que ambas cámaras han acordado hacer dos sesiones más para el jueves y viernes de la semana entrante, antes del cierre del período ordinario.
En un mano a mano con Rosario3, el pastor repasó los alcances del evangelismo en nuestra zona, los motivos de la alta participación de los fieles y de la coyuntura política nacional y provincial.
–¿Qué dejó la multitudinaria convocatoria del pasado lunes en el Monumento?
–Hace varios años que no teníamos una convocatoria así dentro de nuestro ámbito, era una prueba de fuego porque a nuestros máximos referentes como José María Silvestri y Norberto Carlini, dos figuras fundamentales de la unidad de la iglesia evangélica, ya no los tenemos entre nosotros, y queríamos saber si todavía teníamos ese poder de convocatoria. La llama de la unidad y del trabajo en conjunto está viva.
–¿Qué explicación le encuentran a semejante convocatoria?
–No lo tengo muy estudiado. Creo que estamos frente a un cambio de época donde se ha revalorizado el trabajo de la fe. Luego de la pandemia, hubo un crecimiento de las iglesias evangélicas, cada vez hay más gente dentro de las comunidades y este tipo de eventos movilizan más. Ahora bien, la iglesia evangélica está llena de gente rota. Son personas que van porque algo en su vida deben cambiar. Algo han atravesado y la fe les ha devuelto las ganas de vivir. Cuando más problemas tengamos que atravesar en esta sociedad, mayor cantidad de gente no podrá seguir sin buscar la ayuda de algo superior a lo que tenemos a mano. La fe va a seguir creciendo cada vez más.
-¿Cuáles son los motivos por los cuales la gente está rota?
–Hay de todo. La cuestión social ha cambiado mucho de lo que era antes. Hoy, la pobreza se ha ampliado en otras cuestiones como el consumo problemático. Otro son los problemas de salud mental, algo que no se veía antes con tanta cantidad de personas; más allá de las adicciones que van creciendo y mutando como el juego compulsivo de la mano de la tecnología que avanza y que tenemos al alcance de la mano con los dispositivos digitales. Aunque la fe no anula el tratamiento profesional, esa gente necesita un grupo que los contenga y la comunidad de fe reemplaza a la familia.
–¿El descenso de los niveles de violencia obedece también al trabajo de las iglesias?
–Fundamentalmente cuando el Estado articula con las iglesias. Antes no pasaba, acompañabas a alguien que hubiera tenido un problema, primero te miraban feo y después, no te daban bola o te hacían a un lado. Era un problema porque la persona estaba desamparada. Hoy Estado e iglesias articulan en conjunto, ha cambiado la manera de trabajar para lograr que las personas alcancen la ayuda del Estado y la contención de las personas de la fe.
–¿Cuántos fieles tienen hoy las iglesias evangélicas?
–En la ciudad de Rosario somos unos 200 mil evangélicos y calculamos que en el gran Rosario representamos un 20 por ciento de la población. En el interior y en la ciudad de Santa Fe, la cantidad es menor ya que la iglesia católica aún mantiene un número importante de practicantes.
Políticos en la fe
–En la convocatoria del Monumento sobresalió la presencia del gobernador Pullaro y la del intendente Pablo Javkin.
–Lo de Maxi (Pullaro) no sorprende porque antes de la campaña electoral ya empezamos a visitar las iglesias en lugares más difíciles y él tomó un compromiso cada vez más fuerte. Estuvo cara a cara con familiares de personas detenidas cuando era ministro (de Seguridad) que trataban de hacer un cambio de vida y que el familiar preso también cambie. Fue tomando un compromiso con la fe, no sólo con el sector evangélico, que nos llevó largas conversaciones. Maxi lo siente, por eso lo dice, lo entiende desde un lugar de poder muy fuerte donde si no tienes esa fe que te ayuda a soportarlo y sobrellevarlo es muy difícil. Por su parte, Pablo (Javkin) se acopló, no es alguien que viva la fe directamente, simpatiza y ha cambiado mucho la relación con las iglesias.
–¿Cómo toman los fieles que vaya un político a la celebración?
–Lo toman muy bien porque por mucho tiempo no aparecían en los grandes eventos, vivieron la etapa donde se nos ha invisibilizado, tampoco los medios de comunicación nos cubrieron en los actos multitudinarios. Que venga un gobernador sin caretearla, la gente lo pondera muchísimo.
–¿Y qué sucede cuando un candidato va a la iglesia a buscar votos?
–Ha ocurrido, hemos sido partícipes de esas visitas. Pero después de esa visita no venían nunca más. La gente se da cuenta cuando la visita es sincera, de aquellos que van por convicción profunda o los que lo hacen para congraciarse.
La fe en la política
–¿El 2025 será el año electoral para que haya candidatos del evangelismo?
–No sé si la sociedad está preparada para confiarle el voto a un líder de una comunidad de fe, hay que demostrar trabajo y deben romperse un par de barreras. Posiblemente dentro de varios años más. Eso se va a dar de manera natural, a medida que crezca la comunidad evangélica.
–Fuiste un adelantado entonces a la hora de presentarte como candidato
–Dimos el debate, nos permitió trabajar y estar. Fue una prueba piloto. Aprendimos cuál era nuestro rol. Estamos de acuerdo con la separación de la iglesia y el Estado, pero articulando entre ambos para contener a la gente y traer cambios para la sociedad. Estamos descubriendo ese rol, en la búsqueda de ese equilibrio porque la iglesia no se puede politizar como al Estado no hay que meterle la religión como sea.
–¿Y cuál es tú rol?
-El de presidente de un partido con influencia en la comunidad evangélica, y estar presente en los debates para que prime el sentido común y no la ideología partidaria, buscar ese equilibrio, a veces el fanatismo puede dañar acuerdos.
–¿Te ha tocado mediar dentro del frente Unidos?
–No soy mediador, he charlado con todos los sectores tratando de tener una voz para que lo primero sea buscar la prioridad de la gente y no las ideológicas o partidarias. En Unidos hay un nivel de madurez política muy importante. La prioridad del gobierno es solucionar los problemas de la gente y no anteponer los principios ideológicos.
La reforma constitucional
–¿Sale la declaración de la necesidad de la reforma de la Constitución provincial?
–Se están dando las charlas necesarias y los debates internos para lograr junto a los otros partidos la declaración. No lo veo lejos, estamos cerca de lograrlo en las próximas sesiones. Creo que se va a concretar antes de que culmine el período de sesiones ordinarias. Aunque tampoco hay desesperación de llegar como sea. Lo necesitamos para seguir cambiando la provincia. Es el momento justo para hacerlo.
–¿Qué lineamiento fundamental debería tener la futura Constitución?
–Lograr que sea una Constitución abierta para todos donde nadie quede afuera, lo más amplia posible, y que no consagre privilegios para la política y las instituciones. Que sea moderna, para los tiempos que vienen, y consagre derechos reales.
Granata, Milei y el futuro Presidente
–¿Cómo ve el perfil opositor que está tomando la diputada Amalia Granata con quien compartió en su momento el mismo proyecto político?
–Siempre ponderé el oficio que tenía, contaba con muchas condiciones para ser una actora importante dentro de la política. Pero se ha quedado en un rol individualista donde si ella tiene una idea el resto no tiene voz ni voto en las decisiones. Así lo sentimos en el breve lapso que trabajamos juntos. Lamentablemente la va seguir dejando en solitario, no formará parte de un acuerdo que hoy la sociedad necesita. Va perdiendo fuerza en un rol de opositora donde se equivoca en el debate político o hacia donde tiene que ir. Milei hay uno solo, quien se le quiera parecer se equivoca o no causará el mismo efecto. Si fuera por otro lado o hacia una construcción más sensata, tiene un gran futuro. Si se encierra y busca ese rol mediático con un discurso violento, no le veo futuro.
–¿Estás cerca de las fuerzas del cielo de Milei?
–Estoy lejísimo. Es una locura total. Hemos creído siempre en un espacio de diálogo y no convertirnos a las mismas formas de maltrato que criticamos o por la que hemos sido maltratados. En cuanto a las formas, estoy en la vereda de enfrente.
–¿Y con respecto al fondo de la gestión de gobierno?
–Hay cosas de fondo que están buenas. Había que romper un esquema destructivo de poder que estaba en nuestro país. Es un político coherente ya que está haciendo lo que dijo que iba a hacer, está pasando la motosierra. No sé si la misma empresa que destruye la casa puede volver a construirla, serían dos empresas diferentes. No sé si puede construir él mismo un nuevo país. Y no se hace de un día para el otro. Hay que prepararse para esa construcción a futuro, la construcción de una Argentina por parte quizás de quienes están trabajando en sus provincias.
–¿Ves que puede resultar alguien desde el interior para conducir el país?
–No podemos seguir intentando con gobiernos centralistas, ojalá que tengamos una mirada federal y que el futuro presidente salga de una provincia.