El candidato republicano Donald Trump se proclamó ganador de las elecciones presidenciales de Estados Unidos con un total, por el momento, de 277 votos electorales frente a los 224 de su rival, la demócrata Kamala Harris, según las proyecciones de los principales medios del país.
El republicado se había atribuido el triunfo en la madrugada de este miércoles. Será la primera vez en más de un siglo que un antiguo presidente vuelve a serlo después de perder unas elecciones. "Lo que ha pasado es una locura, es una victoria política que no se había visto antes en nuestro país", dijo Trump en un acto celebrado en el centro de convenciones de West Palm Beach (Florida), donde se reunieron sus seguidores a esperar los resultados.
"Quiero agradecer al pueblo estadounidense por el extraordinario honor de ser elegido su 47º presidente y su 45º vicepresidente", señaló.
Acompañado de su esposa Melania, sus hijos y gran parte del personal de campaña, Trump fue recibido por cientos de sus seguidores en el centro de convenciones del condado Palm Beach, en la ciudad de West Palm Beach, cerca de su famosa residencia, Mar-a-Lago.
"Haremos a Estados Unidos grandioso nuevamente", dijo el expresidente (2017-2021) ante los gritos de histeria que han inundado el lugar a lo largo de la noche, tras la victoria que logró en el estado clave de Carolina de Norte y Georgia, y los buenos resultados parciales en el estado crucial de Pensilvania.
En un discurso calmado, aseguró que "luchará" por los constituyentes, sus familias y su futuro. "Con cada aliento de mi cuerpo. No descansaré hasta que hayamos entregado la América fuerte, segura y próspera que nuestros hijos merecen y que ustedes merecen".
"Esta será verdaderamente la era dorada de Estados Unidos", agregó. Destacó su victoria en Carolina del Norte y mencionó los buenos resultados en los estados clave de Georgia, Pensilvania y Wisconsin.
La vicepresidenta estadounidense y candidata demócrata, Kamala Harris, canceló este martes el discurso que estaba previsto que ofreciera al final de la jornada electoral en la Universidad de Howard, sede de su cuartel general en el noroeste de Washington.
Jaime Florez, portavoz de la campaña conservadora, dijo a EFE que sería "monumental" poder conseguir, por ejemplo, Michigan, lo que mostraría una victoria contundente.
El portavoz subrayó que la campaña mantuvo "cautela" desde horas de la mañana porque veían unas tendencias hacia arriba en las encuestas para el republicano.
Recordó que en las dos elecciones anteriores, en 2016 contra Hillary Clinton y en 2020 contra Joe Biden, "las encuestas subestimaron significativamente a Trump".
En ese sentido, precisó que de alguna manera ocurrió de nuevo con los sondeos durante esta campaña, pero a menor escala.
Trump culminó con un llamado a la unidad. "El éxito nos va a unir, y vamos a empezar poniendo a Estados Unidos en primer lugar. No los defraudaré"
El expresidente (2017-2021) salió a celebrar incluso antes de conseguir matemáticamente los 270 electores necesarios para ser presidente, aunque Fox, canal afín al partido conservador, ya lo había pronosticado unos minutos antes.
Su victoria está prácticamente hecha, a la espera de que alguna otra cadena la proclame, pues el republicano solo necesita los tres electores del conservador estado de Alaska, el último en cerrar las urnas, para que se pueda declarar ganador, lo cual es más que probable.
Además, el republicano lleva la ventaja en el resto de los cuatro estados claves –Wisconsin, Míchigan, Arizona y Nevada– lo que le puede dar una victoria rotunda y que obtenga también la mayoría del voto popular, algo que no consiguió en su primera elección.
Un recuento más rápido de lo esperado
Pese a que, ante lo ajustado de las encuestas, se estimaba un largo recuento que podría incluso durar días, los resultados se han conocido mucho más rápido de lo esperado y el republicano se adjudicó pronto Carolina del Norte, Georgia y el codiciado estado de Pensilvania.
Los demócratas perdieron además el control del Senado, que cayó en manos de los republicanos tras alcanzar los 51 votos necesarios para la mayoría tras cuatro años en la oposición.
La batalla electoral se mantiene ahora en el control de la Cámara Baja, que los republicanos aspiran a retener y en la que llevan ventaja en el recuento, aunque aún quedan más de medio centenar de escaños por decidir.
Los estados de Arizona, Michigan, Nevada y Wisconsin siguen procesando votos.
Los primeros resultados
El candidato republicano, Donald Trump, ganó las elecciones en los estados de Florida, Tennessee, Alabama, Arkansas, Misisipí, Misuri, Carolina del Sur y Oklahoma, mientras que la vicepresidenta demócrata, Kamala Harris, se hizo con Massachusetts, Maryland, Rhode Island, Connecticut y el Distrito de Columbia, según las proyecciones de los principales medios.
Con estos estados, Trump seguía por delante de Harris en el recuento parcial con 111 delegados frente a 38 en el Colegio Electoral en su objetivo de llegar a los 270 que dan la victoria.
Se trata de victorias previsibles para ambos candidatos en estados que eran sus bastiones en unas elecciones que van a depender de siete estados –Pensilvania, Georgia, Carolina del Sur, Míchigan, Wisconsin, Arizona y Nevada– de los cuales aún no se saben los resultados.
Los estadounidenses no deciden por voto popular quién será su próximo presidente, sino que designan a un número de electores en cada estado que conforman el Colegio Electoral y que se encargan de elegir al próximo inquilino de la Casa Blanca.
El Colegio Electoral tiene 538 compromisarios y, para ganar, Trump o Harris necesitan al menos una mayoría de 270.
Florida
Trump se adjudicó los 30 votos del colegio electoral que otorga Florida al imponerse con casi diez puntos porcentuales a su rival, la demócrata Kamala Harris, según las proyecciones de medios estadounidenses, que además conceden a los republicanos otras victorias importantes en este sureño estado.
La jornada electoral ha confirmado la prevista victoria del expresidente (2017-2021) en Florida, donde ya ganó en los comicios de 2016 y 2020, y que con el triunfo de 2024 consolida el dominio que ostenta el Partido Republicano en este estado, cuyo gobernador, el también republicano Ron DeSantis, cuenta con una amplia mayoría en el Legislativo estatal.
La formación republicana ha acudido este año a su cita con las urnas con un millón de votantes registrados más que la de los demócratas, un músculo político que confirma que Florida dejó de ser un estado pendular o bisagra, es decir, sin un patrón de voto definido, desde la irrupción de Trump en la política.