Este 2024 Italia fue la anfitriona de la cumbre anual del G7. Un grupo selecto, occidental y democrático que pretende colocarse del lado correcto de la historia. La presidenta del Consejo de Ministros, Giorgia Meloni, que se encuentra en su mejor momento político, recibió a sus pares desde la vanguardia turística en la región de Apulia, principal productor de aceite de oliva del país y, para más datos, uno de los puntos calientes en la crisis migratoria en el Mediterráneo, bajo amenaza permanente de grupos mafiosos.
Si algo dejó claro, del actual contexto internacional, el foro informal de tres días, es el liderazgo sobresaliente de Meloni. La mandataria asumió el cargo en 2022 y logró algo que su país carecía: estabilidad política. Su partido ultraderechista “Fratelli d'Italia” (Hermanos de Italia), que tiene raíces en el fascismo de posguerra, ha logrado en las elecciones europeas superarse a sí mismo con un 28 por ciento de los votos. En tanto, el principal partido de la oposición de centroizquierda, el Partido Demócrata, obtuvo el 24,5 por ciento. ¿Es Giorgia hoy la referente confiable de la derecha europea?
“Estoy orgullosa de que nos dirigimos al G7 y a Europa con el gobierno más fuerte de todos”, ha expresado ya tras esos guarismos. Teniendo en cuenta los números electorales de sus pares, el francés Emmanuel Macron y el alemán Olaf Scholtz, Meloni se encuentra en su zenit: no solo está consolidando su liderazgo interno, sino que, mejor aún, comienza a robustecer su figura y afianzar su papel decisivo en Europa. La italiana ha sorprendido a los líderes centristas europeos por su pragmatismo proyectando la imagen de una persona con la que se puede trabajar.
En este intento de reforzar y elevar su liderazgo, Meloni necesita mostrarse antagonista de algún mandatario dentro del entorno europeo con el cual diferenciarse. Le fue muy fácil encontrar a esa figura: Macron. Enseguida corrieron imágenes de la cena del miércoles en el Castello Svevo di Bari, donde la primera ministra respondió con un saludo seco y una mirada cortante al presidente de Francia. Segundos antes, su par francés había hablado cariñosamente al presidente italiano Sergio Mattarella y a su hija, lo que hizo más evidente la tensión entre ambos.
Desde 2021, cuando Angela Merkel dejó el poder en Alemania, Macron ha venido trabajando arduamente para liderar el tren de la Unión Europea. Pero la aparición en la escena política de Meloni, con una conducción que nadie esperaba, complica sus aspiraciones, con el agravante de un mar de diferencias ideológicas, lo que no ocurría con Merkel. La italiana apareció, no solo para disputarle a Macron la nueva gobernanza de la Unión Europea, sino también para cuestionar sus ideas.
La balanza en este momento se encuentra inclinada hacia Meloni. Luego de la dura derrota frente a la ultraderecha local, el presidente francés convocó a elecciones legislativas anticipadas para fines de junio, aunque continuará en el poder hasta 2027, cuando sean las presidenciales. La mandataria italiana espera ansiosa que la extrema derecha de Marine Le Pen, ingrese en el gobierno de Macron y lo debilite aún más los tres años que le quedan de gobierno.
La frutilla que cerró el encuentro se dio con el logro de Meloni de no incluir el derecho al aborto en la declaración final de la cumbre del G7. El planteo de la anfitriona se impuso, a pesar de la resistencia de Estados Unidos, Francia, Canadá y la Unión Europea. Este es un tema central para Macron. En abril pasado, luego de los intentos de retrocesos en Estados Unidos y Argentina, el mandatario decidió blindar el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo en toda circunstancia, por eso lo dejó plasmado en la Constitución haciéndolo irrevocable.
Lo cierto es que la líder italiana se encuentra en un excelente momento en el que no están ninguno de los otros líderes del G7. El primer ministro británico Rishi Sunak probablemente tenga que entregar la jefatura de gobierno a los laboristas tras las elecciones del 4 de julio. La coalición alemana de Olaf Scholz, además de la derrota en los comicios europeos, se encuentra en una pugna interna por el próximo presupuesto federal.
En tanto, Joe Biden en campaña electoral, está asegurándose la defensa de Ucrania, por si Donald Trump gana las presidenciales. Hasta el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, podría perder su puesto en septiembre debido a conflictos internos en su Partido Liberal Democrático. Y después de ocho años en el poder, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, también parece haber perdido su encanto para los canadienses.
Entre los invitados especiales, elegidos por la mandataria italiana para esta edición de la cumbre, se encontraron varios actores de relevancia actual. Meloni ha logrado la asistencia del papa Francisco, siendo la primera vez que la máxima figura de la iglesia católica asiste a estas cumbres. Bergoglio fue el protagonista del segundo día del encuentro y ha tenido -por expreso pedido- diez reuniones bilaterales con mandatarios; aunque no con Javier Milei, con quien apenas tuvo un breve y frío saludo.
El mandatario argentino, nuevo ícono de la ultraderecha global, fue otro de los elegidos por Meloni. La bienvenida y el intercambio entre ambos fue particularmente cálido: “Tuviste un viaje increíble para estar aquí”, le expresó la ministra. Luego intercambiaron una serie de bromas entre abrazos y chascarrillos inaudibles. Poco después de finalizada la cumbre, la mandataria italianizó la frase de su colega: "Viva la libertà!", escribió en la red social X.
También hubo muy buena consonancia con su invitado indio, el reciente reelegido para un tercer mandato, Narendra Modi. La italiana compartió un video selfie entre carcajadas con el líder de la mayor democracia mundial: "Hola del equipo Melodi”. De esta manera, revalidó el viral “Melodi”, la unión de los apellidos Meloni-Modi, una fórmula que los norteamericanos usan mucho para referirse a las parejas famosas. La italiana confirmó así la buena sintonía con Modi.
Son varios los factores que confluyen a favor de la proyección de un fuerte liderazgo de Giorgia Meloni. El último éxito electoral de su partido, sumado al repunte de la ultraderecha global y a su gran carisma personal son parte de una ecuación cien por ciento positiva y que ha sabido capitalizar. Ahora se agrega el éxito de la cumbre del G7. Se puede decir, sin dudar, que hoy en Europa el “gobierno más fuerte de todos” es italiano.