La Feria del Libro de nuestra ciudad que hoy culmina ha sido (y afortunadamente seguirá siendo) mucho más que un encuentro de todos los actores de la industria editorial. Gracias a las profusas y variadas conferencias, presentaciones y ponencias de escritores, ensayistas, intelectuales y analistas, cada edición es una verdadera usina de ideas que enriquecen y le hacen honor a la democracia.

Uno de los tantos pensadores que durante estos once días desfilaron por los distintos salones del Centro Cultural Fontanarrosa fue Alejandro Grimson, doctor en Antropología por la Universidad de Brasilia y ex asesor presidencial de Alberto Fernández, quien pasó por la feria a hablar sobre “Desquiciados. Los vertiginosos cambios que impulsa la extrema derecha”, un libro que recopila artículos de diversos autores que ponen bajo la lupa el accionar de La Libertad Avanza en cuestiones que van más allá de la economía y que él se encargó de coordinar.

Grimson estuvo en el programa Punto Medio de Radio 2, emitido durante toda la semana desde la explanada de la Plaza Montenegro, en el que dio su punto de vista acerca de la irrupción de la fuerza que tiene a Javier Milei como principal referente y del modo en el que intenta moldear la realidad a su gusto montado sobre la real necesidad económica de un pueblo que viene sufriendo disgusto tras disgusto.    

Qué es la extrema derecha

El también investigador del CONICET inició la charla tratando de definir qué es para él la extrema derecha argentina. “Es algo muy simple: están a la derecha de la derecha tradicional, que en Argentina tiene a Macri como su principal exponente. Si Milei está a la derecha de Macri, y no cabe ninguna duda de eso, entonces son la extrema derecha. ¿Y en qué sentido lo son? En que quieren ir mucho más rápido, mucho más lejos, mucho más a fondo y de manera más brutal que Macri en los cambios que proponen, siendo Milei claramente mucho menos afecto a algunas cuestiones básicas de la democracia que Macri”.

“Por ejemplo, Macri no insultaba a todos los periodistas que lo criticaban. Eso a Milei lo hace extremo. Como es realmente extremo usar el lenguaje que el presidente ha usado contra las mujeres. Es extremo que su biógrafo, que además es su amigo (Nicolás Márquez), dice que ser homosexual es ser enfermo. Sólo alguien de la Edad Media puede pensar así. Y es un contrasentido que él diga que está a favor de la libertad, pero no está a favor del matrimonio igualitario ni de la libertad de orientación sexual ni de la libertad de comprar y vender dólares. No está a favor de la libertad de un montón de libertades. De la única libertad que está a favor es de la libertad de las grandes empresas para invertir”, analizó.

Milei, bajo la lupa de Alejandro Grimson.


“Es extrema la manera en que él decidió hacer este ajuste para, supuestamente, bajar la inflación; es muy extrema la manera en que se está manejando con el sistema universitario. Macri no se manejó de esa forma y entonces por eso es correcto decir que esta derecha es extrema”, añadió.

“Pero claramente forma parte de un universo que excede a nuestro país. La extrema derecha ya es parte de la cartografía política de hoy a nivel mundial. No es sólo Milei: están Trump, Bolsonaro, Meloni en Italia, Orban en Hungría. Y no hay un solo país europeo que no tenga muchos diputados de extrema derecha en sus cámaras. Ya es un fenómeno planetario”, dijo.

A Grimson le parece “un retroceso en el progreso de las ideas del mundo occidental, en los derechos civiles conquistados y en los consensos alcanzados ponernos a discutir, por ejemplo, acerca de si hubo o no en Argentina terrorismo de Estado. Es ridículo. Y lo digo de esta manera tan categórica porque hubo un fallo judicial, hubo un fallo de un tribunal superior: no hay dudas de que Astiz es un criminal de lesa humanidad, porque también fue condenado en Francia, y ha habido legisladores de esa fuerza que fueron a visitarlo a la cárcel. Pertenece a un mundo claramente antidemocrático ir a visitar a quien asesinó gente porque pensaba distinto. ¿De qué libertad hablan? Entonces todo eso es profundamente extremo”.

Discutir sobre economía, sí

 

Para el docente del Instituto de Altos Estudios Sociales (IDAES) de la UNSAM “sí hay que discutir de economía, porque así como yo te diría que nos fue relativamente bien en convivencia a los argentinos en los últimos 40 años en el sentido de que hubo menos violencia en el país que en los 150 anteriores, nos fue pésimo en economía. Desde que llegó la dictadura nos fue muy mal; estamos en un país en el que ese tema funcionó peor que en toda la región. Nosotros estábamos muy arriba de todos y ahora estamos abajo de Chile o Uruguay. Y seguiremos cayendo si no cambiamos esta situación económica”.

“De hecho, el libro se llama ‘Desquiciados’ porque estábamos viviendo realmente una situación de desquicio en la sociedad por la inflación, por el estrés, por la pelea de los domingos dentro de tu propia familia que provocó la grieta. Todo eso nos generó y nos genera mucha alteración social. Por eso la gente dijo ‘bueno, la democracia no me resolvió los problemas, la fuerza democrática que está a favor de la justicia social falló y hay que inventar soluciones’. Y eso le dio lugar a la llegada de Milei a la presidencia”, razonó.

“Por eso, si a nosotros nos fue mal en economía, tenemos que discutir de economía. Pero si no fue bien en convivencia, defendamos y preservemos aquello en lo que fuimos fuertes, en lo que fuimos mejores que en otros momentos del país. Yo no quiero perder lo que lo que conquistamos: la libertad de expresión, que yo pueda venir a Rosario y decir lo que pienso, y mañana venga otro autor que piensa totalmente distinto que yo y también se puede expresar. Eso es algo maravilloso. Yo quiero vivir en un país donde eso exista, pero también que haya bienestar social y haya seguridad económica para la población”, acotó.

Un libro que convoca a “estar atentos”

Para Grimson, “si vos pensás blanco y yo pienso negro, eso está buenísimo: conversemos, pensemos distinto, discutamos. Eso es parte de la riqueza de vivir en democracia. Una sociedad donde la gente piensa igual sería aburridísima. Ahora, si cuando vos pensás distinto yo te insulto y vos me insultas, eso debilita la democracia. La democracia necesita debate de calidad para existir, tiene que tener opciones, tiene que haber alguien que proponga ir por acá, el otro por allá, y entonces la gente vota y decide qué es lo que prefiere. Así debe ser la democracia”.

“Si todos los que piensan distinto van a ser insultados por el presidente, eso es un rasgo autoritario que es urgente revertir. Y si el plan de Milei fracasa, él no va a decir ‘me di cuenta que no merezco el Premio Nobel de Economía’; va a decir ‘no me dejaron, fueron los malos, fueron las fuerzas del demonio’. Y se va a poner más autoritario de lo que es. Y ahí hay riesgos. Simplemente, el libro convoca a estar atentos a los riesgos para que podamos preservar aquello que sí nos gusta de nuestra forma de vida, de nuestra sociedad, y criticar y discutir aquello que no nos gusta, cómo podemos cambiarlo de una manera que sea efectiva y que no sea una mera ilusión”, concluyó.