La zona noroeste de Rosario es uno de los principales focos de disputa narco. En los barrios Ludueña y Empalme Graneros hubo 16 asesinatos y más de 30 balaceras –por lo menos, las que trascendieron públicamente– en los primeros 100 días de este año. Se trata, literal, de un cordón de la violencia que tiene esta ciudad. Para colmo, las comisarías de esas jurisdicciones tienen patrulleros fuera de servicio, no tienen teléfono fijo ni internet para poder trabajar.
En medio de la ola de violencia en la que ya hubo 92 asesinatos en el departamento Rosario en lo que va de 2022, las autoridades se trenzaron vía redes sociales. "Basta por Dios", escribió el ministro de Seguridad de la Nación Aníbal Fernández vía Twitter para responder el reclamo del intendente Pablo Javkin ante la demora de envío de refuerzo de gendarmes y el acondicionamiento de su nuevo destacamento que fue prometido para marzo pasado.
Pero "Basta, por dios" también fue una súplica que días atrás estuvo en boca de una vecina de 74 años de barrio Ludueña cuando vio pasar a chicos en moto tirando tiros en plena tarde sobre pasaje Rafaela al 5200. "Matá a la vieja", se dijeron entre ellos. A Magdalena la ejecutaron de diez tiros y a su nieta de 9 años le dispararon en una pierna.
A modo de radiografía, si se centra en una zona comprendida por 15 cuadras a la redonda (Campbell, Junín, Génova y Felipe Moré) la foto marca una serie de ataques vinculados a la disputa de territorio por venta de droga en el lugar que mataron a 16 personas en casi 4 meses, lo que da un promedio de casi un crimen por semana.
Las calles Felipe Moré al 600 bis y Génova al 2800 registran los peores escenarios. Hasta tres crímenes en 300 metros y una seguidilla de ataques a balazos como intimidación o amenaza. Bielsa, Vélez Sarsfield, Gandhi, Einstein, son otras calles del barrio que llenan las crónicas policiales a partir de intimidaciones en medio de la rutina de los vecinos, que evitan dar datos por miedo hasta incluso a los encargados de investigar los hechos.
En total, fueron denunciados 26 ataques en 115 días, dejando en un apartado los hechos que no son anoticiados al 911, ya sea por su reiteración, o porque son tiros al aire o porque prefieren evitar exponer lo ocurrido ante el pánico que genera vivir esa situación. Basta con correrse unas cuadras del radio marcado para encontrar más horror: un bebé asesinado en el interior de un auto en Colombia y Schweitzer, o una cuadra con varios comercios baleados en Pasaje Franco al 2000.
¿Por qué no saturan los barrios más violentos las fuerzas federales?
El ministro de Seguridad Jorge Lagna dijo el viernes pasado en Radiópolis (Radio 2) que se necesitan "que mil federales vengan para instalar un verdadero regimiento. Ese comando conjunto donde participa también la Municipalidad define las zonas de trabajo de Rosario de acuerdo a un cronograma que sea consensuado".
Sobre por qué los agentes federales no están en los barrios –en lugar de que haya gendarmes con casco en 10 cuadras de Oroño en grupos de 2, 3 y hasta 4–, el ministro expresó: "El centro, por las miles de personas acuden diariamente, es donde hay que cuidar el delito predatorio. Parte de esa zona es cubierta por federales y hay intervención de federales, de los 575 que se manejan en tres barrios de acuerdo a los niveles de violencia. Los vamos a movilizar a raiz de todo lo que está pasando en Empalme y Ludueña".
El mal estado de las comisarías de la zona noroeste
A este cuadro crítico se agrega que las fuerzas federales no saturan los puntos rojos del mapa de calor de la criminalidad de Rosario, que comisarías como la 12ª (de barrio Ludueña) no tienen ni teléfono fijo ni internet para trabajar. Se anexa que esa seccional incluso fue atacada a tiros en el verano.
Si la situación de la comisaría 12ª es caótica, ni hablar de la seccional 20ª. Tiene un solo patrullero, que a su vez está abocado a una custodia fija gran parte del día. En el interior del edificio además se luce un deterioro de mampostería y ventanas rotas. Meses antes fue noticia por no tener servicio de luz, además de la falta de teléfono.