¿Cuál es la relación entre el crimen cometido el miércoles por la noche en Villa Gobernador Gálvez y el asesinato del remisero en barrio Tablada? Para los investigadores, en ambas causas el nombre de la empresa villagalvense “Talleres Remís” parece estar ligado.
Este viernes al mediodía, trabajadores de esa firma y otros colegas se quejaron de que el dueño ocultó una serie de amenazas que recibió de parte de personas que aparentemente querían vengar el crimen de Carlos Emanuel Fernández, muerto a tiros en Caseros al 1700 de la vecina localidad, el miércoles casi a medianoche.
Un chofer de la empresa estuvo demorado unas horas con relación a este crimen, pero fue liberado. Menos de 24 horas después mataron otro trabajador, Raúl Eduardo “Rudi” Benítez (55), en Além y Doctor Riva. En el auto los asesinos dejaron un mensaje a descifrar: “Si tocan a un amigo se muere cualquiera. Yiyo pst” (presente). Yiyo no sería otro que Fernández, que en la década pasada tenía varias anotaciones penales en la comisaría 16ª, donde se dejó constancia de ese apodo.
“Nos mandó como carne de cañón”, dijo un chofer este viernes frente a Gobernación, refiriéndose a su empleador, el dueño de Talleres, que “recibió mensajes de amenazas toda la tarde” en represalia por el crimen de Fernández y, según esta versión, las ocultó para no perder plata.
Además de ese indicio, el domicilio donde vivía Carlos Emanuel Fernández está ubicado en un pasillo profundo de Chacabuco al 3400, en Tablada, a un kilómetro de Alem y Doctor Riva, la escena del segundo crimen.
Por qué desconocidos le atribuyen responsabilidad a la remisería Talleres en la muerte de un tal Yiyo es una pregunta a develar por los investigadores.
El apodo en principio corresponde a Fernández, según viejos registros policiales. En octubre de 2018 Fernández fue condenado a cinco años de prisión por robo calificado. Según barajan los investigadores, al momento de ser acribillado el miércoles, había salido de un ritual umbanda y en la escena del crimen había un auto de la empresa Talleres que la propia víctima habría solicitado.
El chofer de este vehículo, un Corsa blanco, fue finalmente liberado por orden de la fiscal de turno. Aparentemente, ya por ese momento comenzaba a gestarse el plan homicida que terminó con la vida de Benítez, que fue ejecutado, acaso por mala fortuna, en barrio Tablada y dentro de un Corsa, esta vez gris.