Las cámaras del camión de residuos que fue baleado en la noche del jueves llegaron a captar al tiratiros en moto que dejó un mensaje mafioso. Llamativamente, el agresor iba solo y llevaba una caja de reparto, acaso para simular ser un trabajador del rubro y dismunir el riesgo de ser identificado por la policía en momentos previos y posteriores al ataque.
Las imágenes que difundió De 12 a 14 (El Tres) dan cuenta de que el atentado se produjo a las 21.40 en el Pasaje Ludueña cerca del cruce con Carriego. Al igual que en la tremenda secuencia de la noche del miércoles en un bar de Rondeau al 3900, el agresor dejó un cartelito que refiere a las visitas de los “presos de alto perfil” y efectuó disparos para amplificar el “reclamo” carcelario contra el gobierno.
“El ministro de Seguridad Pablo Cococcioni se comprometió a actuar con celeridad en cuanto a la investigación y se puso a disposición a fin de implementar medidas preventivas”, señalaron desde el gremio de Recolectores que conduce Marcelo “Pipi” Andrada tras una mañana agitada y una reunión con las autoridades. "Tienen que darle un corte a esto, porque los rosarinos no podemos vivir así", dijo el gremialista en la ronda de declaraciones que ameritó el episodio.
Pese a que la modalidad aleatoria de este tipo de ataques hace difícil la prevención, el jefe de la Policía de Rosario, Daniel Acosta, prometió acompañamiento con móviles policiales a los recolectores de residuos en determinados horarios y puntos de la ciudad.
El jueves, el gobernador Maximiliano Pullaro salió a redoblar la apuesta y dijo que “a los que creen que desde la cárcel nos van a amenazar, les digo que cada día la van a pasar peor”. Fue la respuesta a una serie de atentados cometidos para vehiculizar amenazas tumberas contra la política penitenciaria del gobierno. La saga marcó a fuego la semana y no hay indicios ni detenciones que parezcan ponerle freno.