El último de los atentados contra funcionarios judiciales ocurrió en el domicilio particular de una empleada del Ministerio Público de la Acusación (MPA) en Rioja al 500, en barrio Martin. Fue el 31 de enero pasado. En aquella ocasión se constataron cuatro impactos de bala en la puerta de la casa y tres en una ventana. Por ese ataque serán imputados este viernes policías y civiles que además están sospechados de integrar una asociación ilícita liderada por Esteban Lindor Alvarado, un presunto narco que está preso por la planificación de un homicidio de noviembre del año pasado.
Según la información a la que accedió Rosario3.com, Alvarado planificó ese ataque con una inteligencia que sorprendió a los investigadores. Es que, tal como ocurrió con el crimen de Lucio Maldonado –por el que está detenido–, siempre intentó ligar a Los Monos con los delitos que en realidad él había cometido. En algunos casos, a través de un cartel que indicaba "Con la mafia no se jode", en otros a través de señales telefónicas (información que se conocerá en la audiencia de este viernes), y también con maniobras que parecen sacadas de una película.
De acuerdo a los datos que tiene la Justicia, Alvarado ordenó balear la vivienda de la trabajadora del Ministerio Público de la Acusación (MPA) que, casualmente, investigaba al presunto narco.
Alvarado armó una logística pensada para cometer la balacera y que la misma sea directamente relacionada con Los Monos y contra una persona que antes era de su confianza. Estudió los movimientos y detectó que esa persona que fue cercana a él se movilizaba en un Volkswagen Up gris.
Con esos datos, ordenó robar un Volkswagen Up en Córdoba. Sin embargo, su banda sustrajo ese vehículo, pero de color blanco. Lo trasladaron a Rosario, lo mandaron a un taller de chapería y lo pintaron de gris, tal como el que usaba la persona a la que pretendían culpar luego.
Además, instruyó cómo hacer la balacera. Le dijo a dos de sus miembros que fueran en moto con los cascos puestos. Después de haber disparado contra la vivienda de Rioja al 500 debían dejar la moto y luego subirse al Volkswagen Up gris robado. Todo debía hacerse frente a una cámara de videovigilancia. La huida del auto también debía realizarse por una calle que tuviera cámaras de seguridad.
Desde Fiscalía secuestraron las imágenes de la fuga hecha en el Volkswagen Up gris, pero no pudieron determinar cuál era la patente del auto. El que sí había podido hacerlo era un policía de la PDI, que llevó esa información "obtenida en la calle" a los fiscales. Ese agente es uno de los detenidos este jueves en procedimientos ordenados por el MPA.
Siempre según la investigación, la balacera fue planificada desde el primer minuto con la finalidad de atemorizar a la justicia que lo investigaba y al mismo tiempo responsabilizar a Los Monos y a una persona en particular por el ataque. Para eso también utilizó la pata policial para plantar una "pista falsa", en este caso una patente, para desviar la causa.