El sacerdote Eduardo Lorenzo, acusado de al menos cinco abusos sexuales contra niños y adolescentes, se suicidó de un disparo en un inmueble de la calle 4, entre 49 y 50 de La Plata, en donde está la oficina de Caritas donde residía, informó la Policía. De acuerdo a los denunciantes, los casos ocurrieron entre los años 1990 y 1995 (San Benito); y 1999 y 2001 (Nuestra Señora de Lourdes). También fue denunciado por jóvenes que en su niñez fueron abusados en campamentos que el propio cura organizaba.
El cuerpo del cura "fue encontrado tendido en el suelo, con posibles manchas hemáticas y, a un costado, un arma de fuego", detalla el parte policial.
Personal de la Unidad Fiscal UFI 1 a cargo de Ana Medina, llegó al lugar junto a efectivos policiales para constatar los detalles del hecho.
La jueza Marcela Garmendia había librado este martes una orden de detención contra el sacerdote por los cinco casos de abusos pero un recurso de eximición de prisión presentado por su defensa evitó su arresto lo que fue calificado como "un escándalo" por el abogado querellante Juan Pablo Gallego.
El recurso había sido rechazado en primera instancia por la jueza pero la defensa del sacerdote apeló a la Cámara por lo que no se había resuelto aún la detención.
Gallego dijo a Télam que "es un final propiciado por la inercia y la complicidad judicial. Hace más de una semana la jueza Garmendia tenía la pericia que la obligaba a detenerlo".
Capellán y amigo del padre Grassi
El cura denunciado nunca abandonó los hábitos ni dejó de ir a las cárceles dependientes del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), donde hasta abril pasado ofició como capellán de la fuerza.
En el penal de Campana afianzó su vínculo con el cura Julio César Grassi, quien cumple una condena a 15 años de prisión por abuso y corrupción menores. Lorenzo, en su calidad de capellán del SPB, era su confesor y amigo.