Dos viviendas de San Francisquito fueron blanco, en febrero y marzo pasado, de varios ataques a balazos y escritos intimidatorios que sembraron el terror en sus moradores. Esa saga de amenazas extorsivas se ventiló este viernes con la imputación a un joven de 30 años, residente de ese barrio, a quien además acusaron de encubrimiento, ya que en abril pasado había sido demorado con una moto robada.
La secuencia que el fiscal Federico Rébola imputó a Ezequiel Rodrigo T. comenzó, al menos en el legajo judicial, en la mañana del 2 de febrero, cuando una mujer que vive en el Pasaje Copérnico al 3900 encontró incendiado el portón de la casa de su mamá, ya fallecida, a pocos metros de su casa. R. no lo sabía, pero ese era un aviso.
El 8 de ese mes, R. encontró en la puerta de su casa una nota que rezaba: “Doña, usted tiene 48 horas para dar 200 mil pesos o le damos a su casa, le sacamos la otra casa de la finada y auto y moto, todo, y lo llenamos de plomo. Ya sabés y no batás la cana”, mensaje que incluía un contacto telefónico con la aclaración: “Sólo por Whatsapp”.
La madrugada del 11 las amenazas pasaron a mayores. La casa y el auto de R. fueron blanco de un ataque a balazos. Los agresores dejaron una nota: “Señora R., usted fue avisada y advertida y no hizo caso, ahora se le viene la noche. Ya no son 200 mil, son 600 mil o los matamos a todos. Tiene 24 horas. Venda un auto, no sé´”. El escrito extorsivo, además, invocaba la supuesta deuda de dos miembros de la familia como móvil del apriete.
Y cerraba con una advertencia que ya es un lugar común en este tipo de mensajes: “Plata o plomo. Firma: la mafia”.
Cuando las amenazas parecían haber cesado, se reiniciaron el 28 de marzo, señaló el fiscal Rébola. Es que ese día R. se encontró por la mañana con otro escrito del terror. “Qué se piensa, que me olvidé usted”, decía el cartón, entre varios insultos. Y cerraba: “Comuníquese sí o sí´”. A las 23 de ese día, un sujeto en moto disparó tres veces contra la casa con una pistola calibre .40.
Por esta secuencia, Ezequiel Rodrigo T., que fue detenido el pasado 12 de mayo, fue acusado de tentativa de extorsión agravada por la utilización de arma de fuego en carácter de coautor y abusos de arma. Pero no fueron los únicos delitos atribuidos por la Fiscalía.
El fiscal Rébola también lo acusó por el asedio que sufrió en marzo una familia que alquilaba una vivienda en Rueda al 3500, distante seis cuadras del caso anterior.
En este caso, detalló la fiscalía, las víctimas sufrieron tres ataques armados los días 16, 26 y 28 de marzo. Una de las notas conminaba a la familia a dejar el domicilio.
Esta saga había comenzado a principios de febrero, cuando un desconocido tocó la puerta de los inquilinos.
“Te dejo un mensaje, yo soy Germán, esta es mi casa”, dijo el extraño, y agregó que le daba hasta esa noche para irse de la casa. Antes de retirarse y al ver al hijo de la víctima le dijo: “Si hacés la denuncia, te mato a tu familia”. Luego, el 21 de febrero, atentaron con una bomba molotov.
“Amenazas con el propósito de compeler a la víctima a abandonar su domicilio agravadas por la utilización de armas de fuego en carácter de coautor en concurso ideal con abusos de arma”, fue la calificación del capítulo de calle Rueda.
Las evidencias presentadas por el fiscal parten del análisis de tres números de teléfono que acompañaron las notas extorsivas. Estas líneas fueron utilizadas por un mismo teléfono cuyo usuario era Ezequiel Rodrigo T., detalló la Fiscalía.
Según fuentes judiciales, las víctimas de las extorsiones no estuvieron presentes en la audiencia por temor.
Además, Ezequiel Rodrigo T. sumó una imputación por encubrimiento agravado, ya que el pasado 8 de abril había sido demorado en Castellanos y Garay con una Honda Falcon sobre la cual pesaba un pedido de captura: había sido robada el 14 de marzo en barrio Bella Vista.
Luego de un reñido debate entre la acusación y la defensa, la audiencia culminó cuando la jueza Eleonora Verón dictó la prisión preventiva al menos hasta el 19 de septiembre próximo.