Tiros contra cárceles, administraciones municipales, edificios judiciales provinciales y federales, domicilios de jueces, de policías, y de empleadas del Ministerio Público de la Acusación. A veces, acompañados por carteles con mensajes intimidatorios, o por la cabeza de un animal muerto. Las bandas narco de Rosario en los últimos cuatro años corrieron definitivamente el límite de la violencia.
En un relevamiento llevado a cabo por Rosario3, se contabilizaron 29 atentados entre mayo de 2018 y lo que va de 2022. Algunos de ellos, ya fueron esclarecidos a través de condenas en juicios resonantes, como el que se le hizo a Los Monos o Esteban Lindor Alvarado. Otros, ni siquiera tuvieron imputados. Antes del período analizado fue detectado un atentado de suma gravedad institucional: la balacera contra la casa del ex gobernador Antonio Bonfatti en la zona norte.
El último de los ataques interpela a la Justicia federal y a la fuerza encargada de su custodia. Una persona a cara descubierta y a pie baleó la garita de seguridad del edificio situado en bulevar Oroño entre San Luis y San Juan a las 3.20 de este miércoles. No lo detuvieron ni lo persiguieron. Pero, para peor, ni siquiera escucharon el tiro.
¿Cómo es que una persona se anima a disparar contra el edificio donde se investiga y juzga a las personas más peligrosas de Rosario en materia de narcotráfico? Pareciera que hay un derrotero de atentados que pueden explicar que el límite fue corrido hace rato.
A continuación, el mapa con las georeferencias de los atentados a instituciones. Se deja de lado los domicilios particulares que fueron baleados por razones obvias.
La línea cronológica
En un listado realizado por Rosario3, basado en causas judiciales provinciales y federales, se puede establecer que todo comenzó el 29 de mayo de 2018, cuando dispararon casi en simultáneo contra dos domicilios en los que había vivido el juez Ismael Manfrin, quien presidió el tribunal penal de primera instancia que condenó luego a Los Monos.
El 19 de junio de 2018 hubo otro atentado, pero en esta ocasión, contra la casa de Juan Carlos Vienna, juez que estuvo a cargo de la instrucción de la causa contra Los Monos, originada a partir del homicidio de Martín “Fantasma” Paz.
El 20 de junio de 2018 balearon un inmueble de Braille al 1400. En un momento se presumía que el hecho podía estar vinculado a una disputa entre bandas, pero después se conoció que en la propiedad atacada había vivido Ariel Lotito, policía que participó en la investigación contra Los Monos, quien posteriormente tuvo que declarar de forma testimonial en el juicio provincial con el que se inauguró el edificio del Centro de Justicia Penal.
El 1º de julio de 2018 también hubo balas contra una casa. En esta oportunidad, en Gálvez al 5900, contra el domicilio de Luis Quevertoque, un policía que participó en la investigación contra Los Monos, y que también declaró en el juicio como testigo. Actualmente, está condenado como miembro de la banda de Esteban Lindor Alvarado, rival territorial del clan Cantero.
El 13 de julio de 2018 volvieron a atacar a Vienna, pero el atentado estuvo dirigido contra la casa de su padre, en Laprida al 3600. Los custodios del padre del juez incluso intervinieron para repeler la agresión.
El 26 y 27 de julio de 2018 balearon dos domicilios en los que había vivido la jueza Marisol Usandizaga, que integró el tribunal que condenó en primera instancia a Los Monos. El primero fue en Zeballos al 2500 y el segundo en Dorrego al 1600.
El 29 de julio de 2018 balearon el domicilio de un prefecto, de acuerdo a la acusación ventilada por los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra en el juicio por balaceras contra Los Monos, aunque no brindaron más precisiones al respecto sobre quién era la víctima.
El 4 de agosto hubo un doble atentado. El primero fue contra el Centro de Justicia Penal, y el segundo en Libertad al 300, contra el edificio en el que había vivido la jueza Usandizaga.
Un día después, el 5 de agosto de 2018, atacaron a tiros una casa de Tarragona al 700 bis, y se presume que la intimidación estaba dirigida a la camarista Carolina Hernández, que había sido designada para conformar el tribunal de segunda instancia que debía revisar la condena a Los Monos.
El 10 de agosto de 2018, otra propiedad de la jueza Marisol Usandizaga volvió a ser baleada. En este caso, en Buenos Aires al 1700.
El 13 de agosto de 2018 dispararon contra un edificio situado en San Luis al 1400, donde había vivido la camarista Gabriela Sansó, que también estaba encargada de revisar el fallo de primera instancia contra Los Monos.
Un día después, el 14 de agosto de 2018, atacaron de múltiples tiros la por entonces sede del Ministerio Público de la Acusación, que funcionaba en Montevideo al 1900, a pocos metros de los Tribunales provinciales. Luego de una persecución hubo personas detenidas en Presidente Perón y Avellaneda.
El 28 de agosto de 2018 arrojaron una granada en el predio de Lamadrid al 500 bis –donde antes funcionaba la Policía de Investigaciones y actualmente está la Agencia de Investigación Criminal–.
Todos los hechos mencionados entre mayo y agosto de 2018 fueron ventilados en el juicio a Los Monos, y por eso fueron condenados “Guille” Cantero a 22 años de prisión junto con integrantes de tres células que operaban para él. Una de esas subestructuras estuvo dirigida por Daniel “Teletubi” Delgado, otra por Matías “Pino” César, y otra por Leandro “Chulo” Olivera.
Pero sobre finales de 2018 e inicios de 2019 hubo una nueva seguidilla de atentados, que en un primer momento se creyó que también eran perpetrados por Los Monos. Sin embargo, había sido Esteban Alvarado, quien fue condenado este año a prisión perpetua, entre otras cuestiones, por algunos de estos hechos.
Con una idéntica mecánica a la que venían realizando Los Monos, dos lugares fueron baleados en simultáneo. Uno fue el Centro de Justicia Penal y el otro el edificio de Tribunales provinciales, quienes fueron atacados el 10 de diciembre de 2018. En esos casos se dejó el mismo cartel: “Con la mafia no se jode: Esteban Alvarado”.
El 19 de diciembre de 2018 dieron 18 tiros contra la puerta del Concejo Municipal. Si bien Alvarado no fue condenado ni imputado por este atentado, había indicios en el celular de un miembro de su banda que lo mencionaba como el presunto instigador.
Los otros dos atentados por los que fue condenado Alvarado fueron hacia una empleada del Ministerio Público de la Acusación, a quien le dejaron en la puerta de su casa la cabeza de un perro el 14 de enero de 2019 y dos semanas después balearon su domicilio.
Después de los atentados de Los Monos y Alvarado hubo otros que también fueron organizados, en algunas ocasiones por presos. Por caso, la oficina de Asuntos Penitenciarios de Santa Fe sede Rosario, ubicada en la esquina de Alsina y Pellegrini, fue baleada tres veces (10 de enero de 2020, 24 de enero de este año y 10 de mayo de este año).
Las cárceles no estuvieron exentas de los ataques. El predio carcelario situado en 27 de Febrero al 7800 fue baleado dos veces. La primera, el 22 de mayo de este año, cuando los tiros estuvieron dirigidos a la Oficina de Recepción de Detenidos de Rosario. La segunda y última fue el 20 de septiembre pasado, cuando ametrallaron el frente de la cárcel de mujeres (que funciona en el mismo complejo) y dejaron un mensaje dirigido a reclusas.
El edificio del Centro Municipal de Distrito Sur también fue atacado a tiros. Ocurrió el 4 de septiembre pasado por la noche, cuando un gatillero en bicicleta dejó un cartel dirigido a “Guille” Cantero y abrió fuego contra la fachada del predio de Uriburu entre Buenos Aires y Juan Manuel de Rosas.
Municipios de la región tampoco estuvieron ajenos a esta problemática. El 14 de septiembre pasado, un motocicilista quedó filmado al efectuar un único tiro contra la puerta del municipio de Villa Gobernador Gálvez. Luego, disparó al aire y se dio a la fuga. En el lugar se secuestraron siete vainas servidas calibre 9 milímetros.
El último fue este miércoles por la mañana, cuando una persona a cara descubierta y a pie baleó la garita que está en el ingreso de los Tribunales federales de Oroño al 900.