Una fugaz empleada de una casa de pastas céntrica fue imputada por extorsionar a los dueños del local, que a raíz de los aprietes debió cerrar y abrió casi dos semanas después, el 11 de mayo. El fiscal Federico Rébola encabezó una investigación y determinó que las amenazas provinieron de una línea cuya titular era, justamente, la ex trabajadora. Así lo determinó un informe de la Dirección de Asistencia Judicial de Delitos Complejos y Crimen Organizado del Poder Judicial de la Nación (Dajudeco), puntapié de la investigación. El juez Hernán Postma dispuso la prisión preventiva por el plazo de ley.
Este jueves en el Centro de Justicia Penal (CJP) Rébola le atribuyó a Celeste K. haber concretado una maniobra extorsiva “con claros fines de intimidación a la víctima”.
La secuencia comenzó el 28 de abril a las 14, una hora después del despido de Celeste K. (21 años), que según declaraciones había sido contratada tres semanas antes y finalmente fue echada porque “no se centraba en el trabajo y tampoco lo hacía bien”.
“La imputada envió a la línea telefónica de la víctima una serie de mensajes extorsivos durante toda la jornada en los que le exigía “medio millón de pesos en bitcoin” y luego ese mismo monto en efectivo a cambio que no le hicieran nada a familiares y a su local comercial, además de dos llamadas vía Whatsapp las cuales no fueron atendidas”.
Al día siguiente, hacia las 11 la imputada envió nuevamente desde la línea telefónica que tiene como titular una nueva serie de mensajes extorsivos e intentó comunicarse mediante tres llamadas más que no fueron atendidas, expuso el fiscal.
El pasado 6 de junio Celeste fue detenida por personal de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) en la casa de su pareja, ubicada en Juan Manuel de Rosas y Pasaje Beethoven, de barrio Tablada.
Las amenazas, tecleadas en mayúscula, mencionaron datos de familiares de la dueña del local ubicado en Paraguay al 1200, que permaneció cerrado desde el 28 de abril al 11 de mayo. En uno de los mensajes prometió "balazos" y en otro "fuego" en el local. En los días posteriores, la fiscalía dispuso rondas de vigilancia en el domicilio familiar y laboral de la víctima.
En la audiencia, Rébola citó informes solicitados a la Dajudeco, los cuales confirmaron que el número utilizado para extorsionar estaba a su nombre. “Se pudo inferir que la imputada utilizó un único aparato de telefonía, y en el mismo, alternó los chips, cada uno correspondiente a una línea telefónica distinta. Ambas estaban a nombre de Celeste.
Con el caso prácticamente resuelto, el juez Postma le dio la derecha a la Fiscalía y dictó la prisión preventiva por el plazo de ley por el delito de extorsión en grado de tentativa.