De las 26 personas que fueron llevadas a la maratónica audiencia imputativa que comenzó este lunes contra la presunta organización liderada por Cristian Nicolás “Pupito” Avalle, segunda línea de Los Monos que está preso en Ezeiza, nueve son sicarios. Según afirmaron los nueve fiscales que llevan adelante la acusación, esa estructura estuvo detrás de cinco asesinatos y siete tentativas de homicidios perpetrados desde septiembre de 2022 hasta agosto de este año en Rosario y Villa Gobernador Gálvez.
La banda, de acuerdo a lo expuesto por los fiscales, tiene como “jefe máximo” a Avalle, quien digita todos los delitos de la organización –integrada por parte de la barra brava de Newell's y de Coronel Aguirre, según precisaron– a través de celulares o del teléfono fijo de su pabellón. Dos de sus integrantes están prófugos y dos fueron asesinados este año. Uno fue Alejandro Francisco Orona (55 años), sindicado como el encargado de realizar cobranzas y de trasladar la plata, que fue ejecutado dentro de un taxi el 20 de enero pasado en Juan B. Justo y Ottone. La otra fue Nela Sasha Centurión (15), una adolescente que había participado en balaceras y que mataron a tiros el 13 de agosto en bulevar Seguí y Matienzo.
Debajo de Avalle hay dos cabecillas que tienen sus propias células, que a su vez hacen trabajos para “Pupito”. Una está regenteada por Héctor Daniel Noguera, alias “Gordo Dani”, sospechado de ser líder de una violenta estructura narco que opera en Villa Gobernador Gálvez. Noguera actualmente está alojado en el pabellón 27 de alto perfil de Piñero, está condenado por un crimen, y en paralelo es juzgado hace semanas en el Centro de Justicia Penal por homicidios y tentativas de homicidios.
El otro cabecilla que está debajo de Avalle es Carlos Alberto Olguin, preso desde 2020 en Coronda, desde donde planifica con su propia banda balaceras, crímenes y extorsiones. Es quien traicionó y trató de “mejicanear” extorsiones que pagaban locales gastronómicos a “Pupito” en Villa Gobernador Gálvez, tal como contó este lunes Rosario3.
A fines de junio, Olguin tuvo su debut en las páginas de la criminalidad compleja, cuando lo imputaron por instigar y participar de, respectivamente, los crímenes de Benjamín “Cámara” Echavarría y de Wilson Daniel Perdomo Silveira –esposo de la dueña del local de comidas rápidas Milton–. Los asesinatos del 1° y 3 de marzo fueron atribuidos a la banda de otro recluso ligado a Los Monos con poder de mando detrás de las rejas: Pablo Nicolás Camino, un interno de la cárcel de Rawson que mantiene un enfrentamiento con la facción de Avalle.
La línea de fuego
Uno de los nueve gatilleros de la estructura es Franco Isaías G., alias “Picudo”. Su apellido se mantiene en resguardo porque es menor de edad. Estuvo también involucrado en la balacera contra el policía Gabriel Sanabria. Otro de los sicarios es Ángel Maximiliano Benítez, quien quedó filmado mientras prendía fuego la sede de Empleados de Comercio en enero pasado.
El tercer tiratiros es Juan Elías “Campera” Stankevicius, que cayó detenido en marzo y estando preso en Coronda se dedica a planificar balaceras. El cuarto es Michael Leonel Carballo, cuñado de Stankevicius, que fue arrestado en octubre.
Los otros sicarios de la banda son Sergio “Cheko” Rivero, Franco Daniel “Oreja” Arocha, Franco Agustín Valdez, Milton Ponce, Martín Rodrigo Gili, todos imputados por el equipo de fiscales del Ministerio Público de la Acusación.
Los homicidios que atribuyen a la banda
El primero de los crímenes atribuidos a la organización ocurrió el 6 de septiembre del año pasado en Patricias Argentinas y Ameghino, en Tablada, donde fue acribillado Eros Fabricio Rosales (20), que estaba sentado en la esquina junto a dos amigos, que resultaron heridos.
El segundo, que ya fue imputado a algunos miembros de la banda, fue el de Miguel Ángel Roulin (46), cometido el 3 de diciembre del año pasado en Los Ángeles al 3600, en barrio Puente Gallego. El tercero tuvo lugar cinco días después, el 8 de diciembre, en Piceda al 3600, en Villa Manuelita, donde Ricardo Américo Carrizo (60), un hombre que vivía a metros de un búnker al que buscaban balear los sicarios.
El cuarto ataque que le sindican a la estructura tuvo lugar el 8 de mayo pasado en Estrada al 400, en Granadero Baigorria, donde un hombre sufrió múltiples heridas de arma de fuego y sobrevivió.
El siguiente homicidio, tal como explicó Rosario3 este lunes, fue el del cadete Hugo Orlando Villán, quien el 21 de mayo pasado quedó en medio de una ráfaga de disparos dirigidos a “Burguer House” de Villa Gobernador Gálvez, comercio que pagaba los 21 de cada mes unos 200 mil pesos a Avalle por “protección”. Olguin, supuesta mano derecha de “Pupito”, intimidó al dueño del negocio para quedarse con ese dinero mensual y al recibir una negativa atentó contra el local.
El siguiente ataque fue el 28 de mayo pasado. Olguin desde Coronda buscó matar a un joven que salía con su novia. Primero se hizo pasar por ella y lo citó a Rodríguez y 24 de Septiembre. Cuando llegó la víctima, un sicario le disparó y lo hirió en la pierna izquierda. Horas después, volvieron a buscarlo cerca de su domicilio y lo confundieron con su primo Ariel Lisandro “Nico” Leguizamón (25) –parecido a él físicamente y también tenía un yeso en la pierna izquierda como consecuencia de un siniestro vial–, a quien ejecutaron de múltiples tiros en Centeno y Rodríguez.
Otra de las balaceras atribuidas a los gatilleros fue la del 6 de junio pasado en Ayacucho y Pasaje 419, donde Tomás S. (22) recibió un disparo en el tórax que lo dejó internado en el Heca en grave estado.
Un joven de 28 años también quedó en estado delicado el 22 de junio pasado después de haber sido atacado a tiros en Pellegrini y 9 de Julio, en Villa Gobernador Gálvez. Fue internado en el Hospital Provincial con múltiples impactos y fracturas.
El último hecho imputado fue el 15 de agosto pasado en Córdoba al 100, también en Villa Gobernador Gálvez, donde un adolescente de 15 años recibió un tiro en la cara y terminó en el hospital Anselmo Gamen de la vecina ciudad.