El ataque a balazos a una mujer a la salida de un gimnasio de zona sur, reveló un escalofriante caso de violencia de género. Su ex mandó a tirotearla: un sicario le pegó tres balazos, pero falló. Laura –tal no es su nombre real– cuenta muchas más cicatrices que esos tres balazos. Antes de los disparos sonaron otras alarmas que incluso podrían haberle evitado esas heridas: su ex la secuestró, la golpeó, amenazó con quemarla y difundió a sus contactos imágenes íntimas suyas. Ni con custodia pudo salvarse de los ataques porque hasta un policía estaba involucrado en la trama. Se trata de la historia de una sobreviviente, que a la vez muestra, una vez más, los grises de la ley y las falencias de un Estado que no llega a tiempo. 

Rosario3 preserva la identidad de la víctima, pero su nombre y apellido es harto conocido en los vericuetos del sistema judicial: desde 2016 Laura acumula denuncias contra su ex novio, Noel Marcelo “Negro” González –detenido desde febrero– por ensañamiento, obsesión, amenazas, golpes y privación ilegítima de la libertad.

Entre las tantas agresiones de González a su ex pareja, la fiscal de Homicios Dolosos, Marisol Fabbro, destacó una muy común pero que en Argentina no se considera delito: el envío de “imágenes privadas de la víctima con la intención de amedrentarla y atemorizarla”.

Esa difusión del contenido fue hecha por González mientras la víctima estaba internada con los tres disparos que el sicario había realizado por orden suya. Las imágenes fueron mandadas por Whatsapp a contactos en común que tenía el agresor con la mujer, con el objetivo de que ella se entere de la situación y le atienda el teléfono. Una extorsión, pero que no puede imputarse, según explicaron fuentes judiciales a Rosario3.

¿Quién ampara y protege a una víctima de la violencia digital? Algunas abandonan la escuela, renuncian a su trabajo, tienen trastornos ansiedad o depresión, o incluso se quitan la vida como hizo Belén San Román, una joven policía de la localidad bonaerense de Bragado, madre de dos hijos, que se suicidó a fines del 2020 después de que su pareja la chantajeara y publicara fotografías íntimas y un video en las redes sociales.

En tal sentido, como hoy en día la falta de legislación es clara, pero la práctica es reiterativa, se presentaron en junio de este año en el Congreso Nacional dos proyectos de ley para frenar estas prácticas y enmarcarlas legalmente: la ley Belén y la ley Olimpia.

El proyecto Ley Belén busca la incorporación al Código Penal Argentino de los delitos de obtención y difusión no consentida de material íntimo y/o de desnudez, de los “porn deep fake” (montaje digital en videos de pornografía) y de la sextorsión. Se detallan agravantes por casos de violencia de género y cuando se agrede por orientación sexual e identidad de género.

Mientras que la Ley Olimpia incorpora la modalidad de la violencia digital en la ley 26.485, de 2009, llamada “de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres”. Las dos iniciativas fueron presentadas en el Congreso Nacional el 3 de junio por la diputada del Frente de Todos, Mónica Macha.

En este caso, el texto a incorporar en la ley 26.485 describe como “violencia digital o en línea a aquella que se ejerce mediante el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), y que implique la obtención, reproducción y difusión por cualquier medio de datos personales, material digital real o simulado, íntimo o de desnudez de las mujeres, sin su consentimiento, discursos de odio de género, patrones estereotipados sexistas, o que impliquen situaciones de acoso, amenaza, extorsión o control virtual, o acciones que atenten contra la integridad sexual o identidad digital de las mujeres a través de las TIC, así como cualquier otra que pueda surgir a futuro ejercida por este medio, que afecte los derechos protegidos de la presente ley”.

En el caso que dio a conocer la fiscal Fabbro el sábado pasado en Rosario, antes del intento de femicidio del 25 de octubre del año pasado hubo claras y explícitas señales de violencia de género que anticipaban semejante final.

Las alarmas que el Estado no escuchó: crónica de una violencia repetida


Casi diez meses antes de aquel 25 de octubre de 2021, el 26 de enero de ese año, González le pegó, la tomó del cuello y la golpeó en la cara humillándola verbalmente. Pocos días después, el 5 de febrero, la fue a buscar al gimnasio, la obligó a salir y la llevó bajo amenaza a su domicilio.

Según explicó al fiscal Fabbro en la audiencia, González no la dejó salir y cerró todas las puertas. Luego, en la madrugada del 7 de febrero –después ya de dos días cautiva–, tomó una botella de alcohol etílico y se la arrojó en la cabeza mientras hacía ademanes de prenderla y prenderse fuego.

La última vez que la víctima vio a González fue entre el 22 y el 25 de febrero de este año, cuando la secuestró otra vez, esta vez durante tres días. Fueron los gritos de Laura los que finalmente consiguieron la atención de la Policía, o mejor dicho de sus vecinos que llamaron al 911.

Si sos mujer y sufrís cualquier tipo de violencia o corrés peligro de sufrirla tenés derecho a que te ayuden y te protejan. La línea 144 brinda atención telefónica especializada a mujeres víctimas de violencia de género durante las 24 horas, los 365 días del año.