Desde el pasado lunes comenzó a ventilarse información en el Centro de Justicia Penal sobre uno de los presuntos jefes de una banda criminal de gran peso en Rosario: Esteban Lindor Alvarado. Doce causas fueron conectadas para llevarlo a juicio junto a otras seis personas: Mauricio Laferrara, Matías Ávila, Germán Fernández, Facundo “Lapo” Almada, Damiana Ghirardi y Horacio Grecci Hazzi. La importancia de la investigación radica en empezar a conocer cómo funcionó durante tantos años, a criterio de la Fiscalía, una organización dedicada a un amplio abanico de delitos gravísimos como asesinatos, torturas, balaceras e intimidaciones. Permite dimensionar el peso de la estructura decir que a lo largo del expediente fueron imputadas 30 personas, de las cuales 22 ya fueron condenadas y 7 de ellas son policías –algunos ostentaron cargos de relevancia–.
El inicio del juicio tuvo un celoso operativo de seguridad, enmarcado en que Alvarado está imputado por balear el Centro de Justicia Penal y los Tribunales provinciales, y porque el pasado fin de semana dispararon contra dos instituciones policiales, como la comisaría 12ª y la subcomisaría 24ª.
Como toda jornada de inicio de un juicio, se realizaron los alegatos de apertura. Primero fue el turno de los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery, quienes adelantaron que pedirán prisión perpetua para Alvarado, Ávila, Fernández, Almada y Laferrara, todos acusados por el crimen del prestamista Lucio Maldonado –Laferrara también por el del joven Cristian Enrique–. Para Grecci Hazzi solicitaron 8 años, y para Ghirardi 6 años, ambos por haber realizado supuestas maniobras de lavado de activo para la estructura criminal.
Las causas son: secuestro (23/10/18) y asesinato de Cristian Enrique (hallado muerto el 9/11/18); secuestro (11/11/18) del prestamista Lucio Maldonado y homicidio (cadáver encontrado a metros del casino el 13/11/18); doble atentado contra el Centro de Justicia Penal y los Tribunales provinciales (10/12/18); dejar la cabeza de un perro muerto en la casa de una empleada judicial que investigaba a Alvarado (14/1/19) y luego atentar a tiros contra su domicilio (31/1/19); cinco hechos de lavado de activos; y asociación ilícita (que funcionó de 16/6/12 al 18/10/19).
Luego, fue el turno de las defensas de los acusados. En el caso de Lucas Peirone, en representación de Alvarado, cuestionó la mención de hechos y causas ajenas a este proceso, como el asesinato de Luis Medina y Justina Pérez Castelli –finales de 2013–. Además, señaló que Esteban no instigó el homicidio de Lucio Maldonado y aseveró: “Lo que lo vincula (a este juicio) es la estrategia de los teléfonos espejo. Fue una errónea idea por él ejecutada con otras personas de característica distractiva”.
En su alegato, el abogado de “Lapo” Almada reparó en que su defendido “no tiene instrucción, es analfabeto, no sabe leer ni escribir y tiene retraso madurativo”, por lo que consideró: “Ser parte de una asociación ilícita requiere de conocimiento, razonamiento y debe haber pluralidad de delitos. Dice la Fiscalía que participó de tareas de inteligencia. Su supuesto jefe le daba directivas de alimentación de caballos. No veo qué delito configura eso”.
Alvarado y la admisión de uno de los delitos
En la primera jornada, el principal acusado pidió la palabra y declaró durante una media hora. Aseveró que no va a tener “un juicio justo” y se quejó de quienes tuvieron rebajas en sus condenas por aceptar procedimientos abreviados.
En ese marco, señaló: “Para agosto de 2021 estábamos charlando un abreviado por cuatro causas por 12 años. Había dicho que sí. Me dijeron que espere, que Baclini…Llegó la (audiencia) preliminar, mataron a (Carlos) Argüelles y dijeron «fue Alvarado». Yo ahí no estoy imputado”.
Después, le pidió disculpas a Marina Marsili, empleada de la unidad fiscal que lo investigaba por delitos económicos, a quien intimidó en enero de 2019 en dos ocasiones (el 14 de ese mes le tiraron una cabeza de perro; el 31 luego dispararon contra su domicilio de barrio Martin). Comentó que el segundo hecho fue sin su conocimiento y se lo atribuyó a Nicolás “Fino” Ocampo y Carlos Argüelles, ambos asesinados el año pasado.
Los testigos grabados
Otra curiosidad del juicio es que los primeros tres testigos no fueron al Centro de Justicia Penal esta semana. Son los hermanos Rodrigo y Mariana Ortigala, y Carlos Argüelles. Todos hicieron anticipo jurisdiccional de prueba, medida utilizada con personas consideradas “en riesgo” de ser atacadas, tal como ocurrió en los casos de Mariana Ortigala (atacada en Roldán) y Argüelles (asesinado en septiembre pasado).
La audiencia en la que declaró durante tres horas y media Argüelles se hizo el 21 de agosto de 2020. En ese entonces, dio un listado de 40 homicidios en los que participó según él Alvarado. Entre otros casos resonantes, atribuyó los crímenes de los hijos de la jefa narco Olga “Tata” Medina, el plan para matar al narco Luis Medina y el triple crimen de Granadero Baigorria de 2018.
Además, afirmó que Alvarado contrabandeaba cigarrillos Rodeo desde Paraguay; que se dedicaba al robo de vehículos (causa por la que fue condenado por la Justicia de San Isidro); torturas, desapariciones, asesinatos y lavado de dinero.
También explicó que llegó a guardarle durante varios años unos 900 mil dólares al presunto jefe de la banda criminal usando un particular sistema: “(A los fajos) Les saqué las gomitas porque pudren el billete. Los envolví en rolisec, luego en papel aluminio, los masillé con masilla de auto formando bloques y luego los sumergí en resina. Eso hizo que el aire no penetre por ninguna parte. Después se pusieron los nueve bloques en un tarro de aceitunas, se le volvió a poner resina, se hizo un pozo, con otro tacho de aceitunas lleno de hormigón formando una base. Cuando los saqué tuve que usar un martillo neumático. Los billetes estaban como el primer día”.
El otro testimonio impactante fue el de Rodrigo Ortigala, que contó haber conocido a Esteban en 2005/06 en un taller mecánico de Provincias Unidas y Juan José Paso. Luego señaló que formó parte de su estructura dedicada al robo de vehículos hasta que hubo un “quiebre” en la relación, cuando él empezó a salir con Rosa Capuano, pareja de Alvarado.
Ortigala relató que Esteban lo quiso matar a la vera de la ruta 9 camino a Funes y que después se quedó con su casa de Tierra de Sueños 1. El propio testigo fue víctima de las maniobras del complejo plan “teléfonos espejo” por el que Alvarado intentó atribuirle el crimen de Lucio Maldonado y la balacera contra la empleada de la Fiscalía. “Mandaban gente a mi oficina para que impacten las antenas. Para que parezca que era yo quien daba la orden. Hacían ahí cruces de llamadas, todo para que yo quedara involucrado en esto”.
El fantasma de Luis Medina
El doble crimen de Luis Medina y su pareja Justina Pérez Castelli fue mencionado en varias oportunidades tanto por los fiscales Edery y Schiappa Pietra, como también por los testigos Ortigala y Argüelles. Si bien Alvarado no está imputado por ese homicidio, en el juicio las declaraciones apuntaron a que habría sido el instigador por una supuesta amenaza de Medina a personas cercanas a Esteban.
Ese doble crimen fue impactante en todo sentido. Funcionarios del gobierno provincial retiraron del lugar la famosa Mac de Medina –pericias señalaron que no hubo manipulación–, no hubo imputados y la jueza que debía investigar el caso María Luisa Pérez Vara no fue al lugar y la antena de su teléfono impactó en la costa bonaerense (fue condenada).
Según investigadores, siempre se sospechó que el asesinato de Medina le permitió a Esteban quedarse con su estructura delictiva, aunque nunca hubo acusación formal de eso.
También se mencionó el triple crimen de abril de 2018 de Ezequiel David “Parásito” Fernández, de 38 años; su hermano José Horacio “Grasita” Fernández, de 30; y Gerardo “Abuelo” Abregú. Según el imputado colaborador Argüelles, el autor intelectual habría sido Alvarado al enterarse que Los Monos planeaban (a través de los Fernández y Abregú) secuestrar a su hijo Santino, por lo que planeó la anticipación matándolos.
Y concluyó que un tercer hermano de los Fernández también fue asesinado por Esteban. Es el caso de Nahuel, que está desaparecido desde agosto de 2018. “Lo mandó a secuestrar, lo enterró en un pozo y todavía lo están buscando”, sostuvo Argüelles.