Los diez detenidos la semana pasada acusados de integrar la banda del “cuento del tío”, con engaños telefónicos para robar, fueron imputados este miércoles en Rosario y ocho quedaron presos. Creen que en el término aproximado de cuatro meses lograron recaudar unos 50 millones de pesos en forma ilícita.
A pedido del fiscal Mariano Ríos Artacho, la jueza Eleonora Verón dejó en prisión preventiva sin plazo a ocho integrantes, entre ellos una mujer en domiciliaria (pagó una caución de 500 mil pesos), mientras que otorgaron dos libertades previamente acordadas pero siguen ligados a la causa. Hay dos personas prófugas.
A los imputados, la Fiscalía les atribuyó 22 hechos mientras investigan otros 20. Es por los delitos de asociación ilícita, estafas (con la modalidad del llamado “cuento del tío”) y extorsiones (“secuestros virtuales”), detalló el fiscal en Telenoche (El Tres).
Sólo en los hechos atribuidos a la organización, desde fines de febrero, se cuantificó una afectación patrimonial, entre todas las víctimas, de aproximadamente 25,5 millones de pesos entre moneda nacional, dólares, y euros. Todo sin tomar en cuenta el incalculable valor de las joyas sustraídas a por lo menos siete personas
En tanto, la suma correspondiente a la totalidad de los hechos reportados a la Fiscalía asciende a unos 50 millones de pesos.
Además, 158 casos fueron denunciados al Servicio de Emergencia 911 sólo entre los febrero y junio de 2020. Varios de ellos quedaron en grado de tentativa ya que no pudieron cometer el ilícito, para al que buscaban casi siempre a adultos mayores para llevar a cabo los engaños.
Cómo operaban, en detalle
Según se desprende de la investigación, los estafadores operaban mediante líneas de telefonía celular prepagas y que utilizaban por poco tiempo en aparatos de baja gama. Los intercambian permanentemente, a fin de dificultar su rastreo, y entablaban comunicaciones –casi siempre hacia un teléfono fijo– simulando ser un familiar de la víctima.
En confianza, le hacía creer que se iba a anunciar un nuevo corralito bancario y que tenía turno para ser atendido en el banco, o bien que los billetes perderían valor de curso legal a la brevedad, por lo que debía hacer entrega de todos sus ahorros a una tercera persona que se presentaría como contador o amigo de la familia, logrando muchas veces que la persona del otro lado de la línea entregara dinero en efectivo o joyas y alhajas.
Además, se registraron hechos donde les referían a su interlocutor que tenían secuestrado a un familiar o ser querido, mediante una puesta en escena sonora que incluía gritos y llantos, para asustar y exigir así su supuesta liberación a cambio de un rescate en dinero u otros bienes de valor, a dejarse en una bolsa en un determinado lugar.
Sólo en los últimos tres días previos a la detención, cuando ya estaban ubicados y rastreados por la Fiscalía y la Policía, los imputados habían hecho un total de 970 llamadas. Cantidad que explica, por probabilidad, que casi a diario cayera al menos una persona en su trampa.
“No es una organización criminal”
Por su parte, el abogado de la banda acusada, Marcelo Piercecchi, dijo en declaraciones a El Tres que la de asociación ilícita “es una figura controversial, de muy difícil comprobación”, porque “no cualquier persona conforma una asociación ilícita” por la sola comisión de un delito.
“Quedó claro que no es una organización criminal”, sostuvo el defensor y recordó que los imputados “negaron muchos de los cargos”.
Además sostuvo que desde la Fiscalía “hay enunciación de escuchas pero no hay voces ni transcripción” entre las pruebas presentadas a partir del seguimiento que se hizo a este grupo.
Los detenidos la semana pasada por la Agencia de Investigación Criminal de la Policía están vinculados a la comunidad gitana. Son en su mayoría oriundos de la provincia de Córdoba aunque también hay otros con domicilio en Rosario.
Tenían como aguantadero un complejo de cabañas alquiladas en el barrio abierto Tierra de Sueños 2 de Roldán, donde cayeron días atrás.