Esteban Lindor Alvarado, el presunto jefe de una banda acusada por homicidio y atentados en Rosario, habló en la primera jornada del juicio en el que los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery adelantaron que le pedirán prisión perpetua. Su declaración duró más de media hora, sugirió haber participado en la planificación de intimidaciones a empleada de la Fiscalía, a quien le pidió disculpas y argumentó: "La primera idea era dejarle una corona". Además, se quejó de la multa que pretende imponerle fiscalía de 758 millones de pesos por maniobras de lavado de activos: “Es la misma que la de Lázaro Báez. ¿De dónde pude haber hecho tanta plata si estoy preso?”.
Al finalizar la primera jornada del juicio contra Alvarado y otras seis personas, entre las que se encuentra su presunto sicario Mauricio Laferrara –a quien ya le atribuyeron la autoría de seis crímenes–, el principal acusado pidió la palabra después de los alegatos de apertura de los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery, y de su propio defensor particular Lucas Peirone.
En el primer tramo de su declaración, reclamó no haber tenido “un derecho a defensa justo”, haber sido trasladado por distintas cárceles y módulos desde su detención ocurrida el 2 de febrero de 2019, y aseveró: “Yo ya estoy condenado, su señoría”.
“Yo me voy a hacer cargo de lo que hice”, afirmó y en ese marco se refirió a las intimidaciones realizadas a Marina Marsili, empleada de la unidad fiscal que investigaba la constitución del patrimonio de Alvarado. Esa trabajadora judicial recibió el 14 de enero de 2019 la cabeza de un perro muerto en su casa. Y el 31 de enero de ese mismo año, atacaron a tiros ese domicilio situado en barrio Martin, en la zona céntrica de Rosario.
“Ocampo me dice tirémosle la cabeza de un perro. Bueno, se la tiramos. Como no saltó en ningún lado, no tuvo repercusión, (Pablo) Báncora –policía condenado como miembro de la banda– dijo que hagamos algo con más ruido. Como yo estaba en Córdoba y no me conectaba por la antena, Ocampo se tomó el atrevimiento y le hace tirar los tiros a Marsili sin tener yo conocimiento. Si los fiscales tienen los teléfonos se van a dar cuenta. No me gustó, yo tonto no soy, no me puedo tirar nunca contra el poder porque pierdo la vida. Cuando me enteré le dije que estaba loco, que iba a traer problemas. Pido disculpas a la señora. No quería que pase todo esto. La primera idea era dejarle una corona”, indicó.
Luego, el presunto líder de la sangrienta banda, sostuvo que para agosto del año pasado estaba “charlando un abreviado por cuatro causas por doce años. Yo había dicho que sí. Me dijeron que espere a Baclini. Llegó la preliminar, ahí mataron a Carlos Argüelles –imputado y a su vez “arrepentido en la causa” que fue asesinado en septiembre pasado– y dijeron fue Alvarado. Yo no estoy imputado (en ese crimen)”.
“Hablan de Alvarado, una asociación ilícita, millones. 1.950 millones de pesos quieren recaudar. Lo mismo o igual que la multa que le pusieron a Lázaro Báez teniendo mil propiedades y mil vehículos. ¿De dónde saco tanta plata, si no tengo ninguna causa más hasta 2018 que pasó lo de Maldonado? En todas las audiencias preguntaba de dónde venía la plata y nunca me dijeron. Lo único que me imputaron fue lo de Lucio Maldonado y la balacera, 1.950 millones…Esto es todo falso, todo mentira. Hablan de causas federales y nunca me imputaron”, concluyó.
“Dicen que de 2012 a 2018 hice maniobras. Dónde están los mensajes, audios. Soy conocido de un montón de gente. ¿Por ser jefe de la barra brava de un club no me pueden ir a ver? No entiendo la teoría de la Fiscalía”, apuntó sobre las visitas que recibió cuando estaba en la cárcel de Urdampilleta –entre ellas, la de Andrés "Pillín" Bracamonte, jefe de la barra brava de Rosario Central– cumpliendo la condena a seis años de prisión dictada por la Justicia de San Isidro por robo de autos en Buenos Aires.
Alvarado adjudicó la idea de la compleja estrategia de “teléfonos espejo” al policía Báncora que trabajaba para la unidad fiscal que investigaba justamente a Alvarado.
“Con respecto al homicidio (de Maldonado) él no era ni amigo ni enemigo. Lo conocía por amigos en común. No como dice la Fiscalía. No soy un asesino, no tengo causa por homicidio. Es imposible que Fiscalía tenga esa teoría, que me pone como instigador y no dice por qué”, finalizó.
Sobre el asesinato del mecánico Carlos Argüelles –imputado en la causa y a su vez “arrepentido”–, dijo: “Fue mi amigo de toda la vida. Quién más que yo hubiese querido que venga a declarar acá al juicio. Lo mataron y nadie hizo nada. La fiscalía dice que fui yo. No pudieron haber sido los Cantero. Fue Esteban”.